Cultura

Casa Sostoa, el arte que se desliza y habita entre sus moradores

Pedro Alarcón y Cristian Mellado junto a las piezas de Back y Judas Arrieta.

Pedro Alarcón y Cristian Mellado junto a las piezas de Back y Judas Arrieta. / Javier Albiñana

Casi diez años han pasado de la primera exposición con la que abrió Casa Sostoa en 2013 y Pedro Alarcón, el promotor de la singular iniciativa, recuerda a la perfección los artistas que se comprometieron con una idea tan arriesgada como necesaria. Las obras de Emmanuel Lafont, Felipe Ortega-Regalado, María Bueno, David Escalona y Guillermo Martín Bermejo fueron las primeras en deslizarse por las paredes del 142 de la calle Héroe de Sostoa y habitar entre sus moradores como parte esencial del hogar. Tras el parón que ha supuesto la pandemia, el centro de arte abre una nueva temporada con la exposición Slide.

Hasta el 25 de febrero, el piso que comparten Pedro Alarcón y Cristian Mellado reúne en sus paredes blancas la obra de seis creadores con el denominador común del arte urbano, aunque enfrentado desde distintos puntos de vista y registros. De la escultura con materiales de desguace de Alejandro González Castillo a la pintura cargada de recursos propios del cómic de Judas Arrieta, la intervención en el mobiliario de Yuu Rodríguez y las piezas más ligadas al grafiti de Drili, Back y Fenxi.

Casa Sostoa ha querido reunir "en el mismo espacio la obra de seis artistas con posicionamientos divergentes y que, no obstante, pueden propiciar lugares de tangencia", como explica Pedro Alarcón, comisario de la muestra, en el texto del catálogo. 

En el salón y en el estudio, junto a la mesa de comedor, la tele o la enorme librería se cuelgan las propuestas de estos creadores que han encontrado en la Casa Sostoa un espacio de libertad para alzar su voz. Y Pedro y Cristian reciben a los visitantes, realizan encuentros entre público y artistas y conviven con las piezas durante meses en un domicilio que muta al menos cuatro veces al año, que ofrece sus muebles y su espacio como laboratorio y soporte, incluso, de obras efímeras. 

Cristian Mellado leen en su biblioteca con las dos obras de Drili en primer término. Cristian Mellado leen en su biblioteca con las dos obras de Drili en primer término.

Cristian Mellado leen en su biblioteca con las dos obras de Drili en primer término. / Javier Albiñana

"En el estallido cultural de Málaga surgió una corriente alternativa, se comenzó a hacer teatro en casa, miniconciertos y en alguna conversación alguien mencionó los open house, aunque era algo que sonaba a ciudades más cosmopolitas como Barcelona o Londres", recuerda Pedro Alarcón. La idea se le quedó en la cabeza y él, que estudió Historia del Arte y es un apasionado de la museología, además de crítico de arte, pensó en abrir su casa como experiencia piloto

Pero el trabajo que realizó con los artistas, la imagen de marca, el diseño de la web fue tan productivo que no se podía quedar en una aventura aislada, en la convocatoria de una sola noche. Así que la peculiar vivienda reformada, con menos habitaciones que en su plano original y zonas diáfanas con abundante luz, se fue convirtiendo poco a poco en un lugar de referencia para esos creadores que tenían mucho que decir pero no siempre encontraban donde hacerlo. 

Intervención de Yuu Rodríguez en el mueble del salón junto a una pieza de Alejandro González Castillo y otra de Back. Intervención de Yuu Rodríguez en el mueble del salón junto a una pieza de Alejandro González Castillo y otra de Back.

Intervención de Yuu Rodríguez en el mueble del salón junto a una pieza de Alejandro González Castillo y otra de Back. / Javier Albiñana

En estos años han realizado más de 20 exposiciones por las que han pasado cerca de medio centenar de artistas, entre ellos nombres de reconocido prestigio como Javi Calleja, Jesús Zurita y José Luis Puche. "Seguía la trayectoria de artistas muy buenos que veía que me faltaban en Málaga, que no exponían en ningún museo, que se quedaban al margen y pensé que el sitio en el que iban a mostrar su obra sería mi casa", comenta Pedro, que comenzó Casa Sostoa en soledad pero que ahora comparte el proyecto con Cristian. 

Un espacio en el que crear en libertad

Una de las creaciones de Fenxi. Una de las creaciones de Fenxi.

Una de las creaciones de Fenxi. / Javier Albiñana

"Les ofrecemos un espacio para seguir experimentando, para continuar evolucionando", apunta Cristian y señala que muchos de ellos se tienen que dedicar a otra cosa porque "no se apuesta por ellos" y porque no se fomenta el coleccionismo, ni institucional ni particular. Cuando participan en una exposición de Casa Sostoa se les ofrece ese escaparate necesario para trabajar en su consolidación. 

Los gestores de este centro de arte realizan un seguimiento de los artistas, los conocen, visitan sus estudios, están al día de sus nuevos trabajos y los conectan y reúnen en las exposiciones colectivas. En muchas de ellas, igual que en las individuales, los creadores realizan obras específicas para el espacio, instalaciones, murales, intervenciones sobre el mobiliario. 

La pieza central de la propuesta de Alejandro González Castillo junto a la mesa de comedor. La pieza central de la propuesta de Alejandro González Castillo junto a la mesa de comedor.

La pieza central de la propuesta de Alejandro González Castillo junto a la mesa de comedor. / Javier Albiñana

"Tuvimos a Jesús Zurita pintándonos aquí en la pared, alguien a quien admiramos mucho y podíamos ver su proceso, charlar con él, costó mucho tapar ese Zurita", reconoce Pedro. Algunas se han quedado, como el dibujo a lápiz de Emmanuel Lafont en los azulejos de la cocina, o el pequeño ser que puede volar de Calleja en la esquina del salón. La pareja también tiene su deliciosa colección de obra de pequeño y mediano formato que se muestra como colección permanente en una de las habitaciones. 

Con Imon Boy, la última exposición previa al confinamiento, se sumergieron de lleno en el arte urbano y atrajeron a un "público diferente y muy especializado" que ahora han vuelto a captar con Slide. "El arte urbano es muy plural, tiene muchas caras", afirman, y es lo que han querido mostrar en esta colectiva, "un panorama de lo que se está creando ahora".

"Para algunos nombres que traemos es una oportunidad de visibilidad porque Casa Sostoa se ha posicionado en el ambiente artístico, tiene su lugar, obviamente acorde a su escala, que es pequeña, pero se ha hecho ya un nombre, coleccionistas, galeristas, gestores culturales ven las exposiciones", dicen Cristian y Pedro. "En un piso de Huelin exponen arte contemporáneo, es algo que no se quieren perder", agregan. 

Parte de la colección permanente de la Casa Sostoa. Parte de la colección permanente de la Casa Sostoa.

Parte de la colección permanente de la Casa Sostoa. / Javier Albiñana

Insisten los gestores de este centro de arte que no es una galería porque no se venden las obras y su propósito no es comercial. Ellos invierten en el mantenimiento del piso, son comisarios, realizan el montaje, escriben el dossier de prensa, hacen la comunicación y actualizan la web, pero no hay una actividad lucrativa, por lo que Casa Sostoa no tiene personalidad jurídica. "No es una empresa, es nuestra casa y en ella hemos creado un lugar de conversación, un foro sobre arte, un lugar donde el artista se sienta a gusto". Y todo eso se ha conseguido. 

Tres exposiciones más alumbrarán este 2023 la Casa Sostoa, dos individuales y una colectiva. La actividad vuele a la normalidad y lo doméstico se funde a diario con el arte para seguir agrandando la colección sentimental de estos apasionados del arte.  

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios