Colección de destellos hechos pulpa
El blog es una excusa. Tanto la idea como la estructura de La estrella invitada tienen su origen en internet, en la bitácora -unaboquitapresta.blogspot.com- que la autora mantiene desde hace años. Y hay textos, es cierto, que surgen de entradas colgadas en la web, e incluso comentarios de lectores cibernéticos que alientan, critican, malentienden o ignoran lo escrito. Pero también encontramos en este volumen editado dentro de la colección Alumbre reflexiones e historias de nueva factura que recogen, sin crujido, el que constituye el principal pulso del blog de Fátima Vila: una disección atractiva e insidiosa de las relaciones, las miserias y los laberintos humanos.
Las protagonistas -quizá, la protagonista- de La estrella invitada son siempre mujeres. Copan cámara de manera absoluta, sonrientes y arrasadas, como haría una gloria ya algo ajada, entusiasmada ante la posibilidad de hacer un cameo de sí misma o de aparecer fugazmente, con lifting recién estrenado y ego estratosférico, en la serie de la temporada.
Tienen algo, tienen mucho, de una posmoderna Miss Havisham estos retratos, esta colección bien urdida de pedazos de realidad o de realidades mordientes, como se prefiera. Rincones que dan eco a una misma voz, temible si certera, de visión periférica y oracular, que ilumina justo allí donde no queremos ver, en un indeseado vis-á-vis con nuestras medias verdades. En el juego de desencriptar sombras, la Miss Havisham que observa desde lo alto nos señala la peor opción, las imperfecciones, el delirio o puede que, incluso -¿imaginan?-, la verdad.
Da un tanto igual, porque ése es el juego: probar a desentrañar la realidad en una arista. Incómoda, artificial, sesgada, auténtica, plural. No se sabe bien. Pero brillante.
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