Conocimiento de un oficio
La noche que no acaba. España, 2011. Documental. Dirección: Isaki Lacuesta. Guión: Isaki Lacuesta, Isabel Campo. Intérpretes: Charo López, Ariadna Gil.
Como viene siendo común en el Festival de Málaga desde hace años, lo mejor de lo que llevamos visto en esta edición vuelve a ser un documental que, paradójicamente (quizá para evitar polémicas pasadas; por cierto, ¿tienen algo que decir los responsables de que La leyenda del tiempo de Lacuesta fuera rechazada en el certamen hace años?), no compite a concurso aunque se exhibe en la Sección Oficial. La noche que no acaba es un encargo realizado por una televisión y Lacuesta ofrece exactamente eso: un trabajo bien hecho que no pretende ser más de lo que es y que precisamente por eso termina siendo mucho más. Esta película conviene para recordar que el cine, además del glamour, el dinero, la fama y todo lo que se le añade, es un oficio. Un oficio que, para su dominio, requiere que se haya visto mucho cine y que muchos proyectos se hayan quedado en el tintero. A cuenta de los rodajes españoles de Ava Gardner entre Pandora y el holandés errante (1951) y Harem (1985), Lacuesta borda una narración que deja precisamente constancia de su sabiduría. La primera parte, dedicada al impacto que causó el rodaje de Pandora en el municipio catalán de Tossa de Mar, remite directamente al Innisfree de Guerín, aunque ya admite algunas licencias marca de la casa como el nostálgico baño que la que fuera doble de la gran actriz vuelve a darse en la playa, desnuda y anciana, frente a las cámaras. Es cierto que en la medida en que ese modelo se hace menos patente el filme se diluye no siempre con fortuna, pero el acento nouvelle vague del desfile de retales, mucho más definitivos que las entrevistas, sostiene el montaje con eficacia. No están todas las anécdotas, ni siquiera está toda laAva Gardner que no dejó en todo Madrid a un solo hombre sin visitar su cama, pero el poso de verdad en lo que se cuenta es inconfundible. Será un placer, sí, ver La noche que no acaba en la tele y a Isaki Lacuesta como un motivo de esperanza para el cine español.
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