Cultura

Crónica del despertar

  • El Espejo Negro prepara su nuevo espectáculo, 'Óscar, el niño dormido', una sorprendente aproximación al coma que se estrena en el Teatro Cánovas el 19 de diciembre

Cuando, sentado junto a las piezas de gomaespuma que habrán de ser una marioneta, Ángel Calvente afirma que Óscar, el niño dormido es "el trabajo en el que más me he apoyado en los sentimientos", conviene andarse con cautela. De entrada, los sentimientos no han sido nunca una cuestión ajena a El Espejo Negro, ni siquiera en sus espectáculos más ácidos e irreverentes, como El circo de las moscas o De locura. Pero, a poco que se adentra uno en el mundo de Óscar, advierte ya que todo adopta aquí un tono especial en lo que a emociones se refiere. El nuevo montaje es el tercero de El Espejo Negro dedicado al público infantil tras Vida de un piojo llamado Matías y El fantástico viaje de Jonásel espermatozoide (premiados ambos con el Max en su categoría: las expectativas son odiosas, pero aquí se tornan inevitables), si bien El niño dormido (Calvente aclara que será una obra "para niños a partir de siete años") apunta desde ya, aun compartiendo mimbres inevitables, a cimas inéditas que tienen que ver, sí, con los sentimientos. Sólo el planteamiento resulta tan incómodo como atractivo: Óscar, el protagonista, es un niño de diez años del barrio de la Victoria, aficionado al baloncesto y a los huevos fritos con patatas. Un día, Óscar sufre un accidente y queda en un estado de coma que se prolonga durante nueve meses. El montaje recrea los sueños de Óscar durante este periodo, repletos de magia e ilusión y propiamente infantiles, y lo que sucede cuando, un buen día, el niño despierta: a partir de entonces, el jovencito debe volver aprender a desempeñar tareas como hablar, escribir o andar. Óscar, el niño dormido tendrá su estreno absoluto el 19 de diciembre en el Teatro Cánovas, donde se representará hasta el 10 de enero. Málaga Hoy tuvo la ocasión de visitar ayer la cocina del proyecto y de advertir que Óscar tampoco será, precisamente, una obra más en la cartelera.

Noé Lifona (que ya trabajó con El Espejo Negro en La venganza de Don Mendo), Pilar Esteban LaPili (presente en el elenco de la reválida de La Cabra, cuya gira sigue en activo) y José Vera (que se incorpora por primera vez a las filas de Calvente) se encargan de manipular e interactuar con las marionetas, si bien su trabajo es más interpretativo y visible que en otras obras de la compañía. Carmen Ledesma, fundadora de El Espejo Negro junto a Calvente, se encarga una vez más de la producción y distribución, mientras que Laín Calvente se ocupa de nuevo de los mandos técnicos. Antonio Meliveo trabaja actualmente en la composición de la música, si bien la banda sonora incluirá también la interpretación en directo de canciones como Hijo de la luna de José María Cano y Huevos con papas de Martirio. Ángel Calvente ha creado un universo de marionetas, como corresponde (en realidad, todavía está en ello), con una docena de personajes entre los que figuran el propio Óscar, su familia, su perro, algunas neuronas, el cardenal que obstruye el cerebro del niño, un antibiótico con pinta de mariachi y otros monstruitos de los que mejor no dar pistas por ahora. Todo este cosmos gira en torno a una figura inerte: la del propio Óscar tumbado en su cama del hospital. "Cuando una persona está en coma, la gente se mueve a su alrededor. Así que no por tener al protagonista en este estado la obra es menos dinámica", indica Calvente, quien añade: "Lo que queremos dejar claro es que un niño no deja de ser niño por estar en coma. Sus sueños, su vida y su existencia siguen siendo las de un niño. Hablamos de algo que afecta a muchas familias y por eso queremos llamar a las cosas por su nombre, sin miedo, tal y como hicimos con Jonás el espermatozoide. Pero es una propuesta dirigida a niños, con toda la magia y toda la ilusión. El tema es el que es, pero no es una tragedia. Bastante tragedia tenemos con nuestros políticos". Preguntado por el rechazo que el tema pudiera suscitar en primer término en algunos niños y, más aún, en algunos padres, el autor, director y creador de las marionetas responde: "Es que estas cosas forman parte de la vida y no hay que ocultarlas. Hay quienes prefieren mantener a los niños apartados de ciertas cosas, encerrados en una burbuja. Pero yo creo que ya ha llegado la hora de hacer estallar la burbuja. Lo paradójico es que esos mismos niños están continuamente expuestos a las películas de Disney, que son abiertamente machistas y clasistas y que a menudo cuentan cosas más terribles".

El asunto del coma no le es ajeno a Ángel Calvente: uno de sus amigos más queridos lleva 17 años en este estado. Pero hubo otra aportación providencial de manos del ex jugador del Unicaja Óscar Lisbona, que también quedó en estado de coma tras un accidente y que, después de salir del mismo, se ha convertido en todo un emblema de la lucha por la superación: "Yo ya tenía claro que el niño de mi obra se iba a llamar Óscar y que iba a ser seguidor del Unicaja. Y en éstas conocí a Óscar Lisbona. Era como si la marioneta cobrase vida de pronto. Lisbona me ha ayudado mucho, me ha asesorado y le ha dado mucha verdad a todo esto".

Después de señalar un potente proyector adquirido por El Espejo Negro expresamente para Óscar, el niño dormido, Calvente se detiene un momento y reflexiona: "Creo que los niños han hecho de mí mejor persona. Y me refiero, también, a la creación artística. Cuando me pongo a pensar qué hacer para ellos, encuentro cosas en mi cabeza que ni sabía que estaban". Algo en el teatro, también él tan comatoso, parece despertar. Bienvenido al mundo de los vivos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios