Cuando Ángel Calvente fundó El Espejo Negro en Málaga, hace ya más de 25 años, su determinación de hacer teatro de marionetas para adultos le convirtió en una rara avis dentro del panorama escénico español. Aunque se tomaron su tiempo, los éxitos y reconocimientos terminaron dándole la razón, así como cuando decidió dirigir sus dardos al público infantil. Sin embargo, de manera paralela ha trabajado Calvente por la apertura en Málaga de una escuela en la que los actores pudieran aprender las técnicas de manipulación de las marionetas, habitualmente ausentes de los planes de estudio de las escuelas de arte dramático. Después de varios años llamando a distintas puertas, fue La Térmica la que acogió la idea convirtiendo en profesor a Calvente, quien explica: "La experiencia ha sido fabulosa, porque han sido muchos, ya sea dentro o fuera del teatro, quienes han encontrado en las marionetas un camino para hacer cosas y desarrollar su creatividad. La Térmica permitió que esto sucediera y, aunque el proyecto se encuentra ahora en stand by por cuestiones presupuestarias, espero que podamos retomarlo". Por aquella escuela pasaron, sin ir más lejos, Ale Sierra y Gonzalo Cano, los manipuladores de Rockberto, la obra que actualmente se representa en el mismo Teatro Cánovas y en el que la protagonista es una marioneta creada por Calvente que representa al legendario músico malagueño ("La marioneta ya estaba, pero son ellos quienes le han dado alma", apunta Calvente al respecto); así como Laura Vil, de la compañía Vil Teatro, que actualmente prepara una versión para niños de su ya curtido Hamlet que se estrena el próximo día 21 en La Cochera Cabaret y en la que también participa José Vera. Y Calvente apostilla: "El caso de Laura me parece ejemplar por algo que siempre digo a mis alumnos: una vez que aprenden a manipular, es esencial que cada uno encuentre su sello propio, su forma de decir las cosas mediante las marionetas". A través de instituciones como la Unión Internacional de la Marioneta (Unima) y su concreción andaluza, Calvente quiere hacer de Málaga una ciudad de gomaespuma. Tiempo al tiempo.