No tenía mucha fe en que su última película A este lado del mundo pudiera salir del cajón. Pero la nueva normalidad y la perseverancia del Festival de Málaga han hecho posible que David Trueba presente en el certamen malagueño esta película que reflexiona sobre el conflicto eterno de la migración.

“Es intemporal porque se trata de un conflicto eterno, que se remonta a miles de años atrás y que pese a los desarrollos tecnológicos y sociales sigue siendo un problema sin solución”, explica David Trueba, que después de un viaje a la ciudad de Melilla pensó en hacer protagonista una realidad que realmente la mayoría no conoce de primera mano.

“Quería trasladar a esa ciudad a un ciudadano medio, con cierto desinterés, que nunca se había parado a pensar en estas cosas y situarlo en la frontera, en ese lugar de transgresión en el que hay quienes quieren entrar, quienes se lo impiden y quien se aprovecha de lo turbio para sacar partido”, agrega el cineasta.

Vito Sanz es Alberto, un ingeniero al que despiden de su empresa pero al que le hacen un último encargo para no manchar su nombre, intentar poner una solución a la valla de Melilla y tratar de contener el flujo migratorio. “Más de 68.000 personas cruzaron el año pasado”, le decía el funcionario al ingeniero. Y eso, subrayaba, en boca de un político malintencionado podía encender el país.

En Melilla conoce a Nagore (Anna Alarcón), una guardia civil con las cosas muy claras, que considera que nacer en uno u otro lado del mundo es como una lotería y que cada cual se tiene que conformar con su papel por el simple hecho de que aquí “no cabemos todos”.

Vito Sanz, David Trueba, Anna Alarcón y Zidane Barry en Málaga.

“Siempre pensamos en el mundo desde nuestra posición, pero el mundo está lleno de barreras, de fronteras, está lleno de distinciones y no tiene nada que ver si te colocas al otro lado”, comenta Trueba. Y subraya que cuando visitamos el Muro de Berlín o la Muralla China “se nos olvida que son restos de la sordidez humana y de soluciones absurdas del pasado que seguimos repitiendo aunque no tuvieran efecto”.

En cuanto al rodaje, el director y guionista de la cinta apunta que tuvo todas las puertas abiertas y el apoyo de los agentes de frontera “que en muchos casos son voluntarios y que tienen un sentido muy humanitario pero que se ven envueltos en situaciones violentísimas”.

Como a Trueba le gusta que sus actores tengan cierta proximidad con lo que se cuenta, buscó a una persona que hubiera llegado a España como uno de sus personajes y encontró a Zidane Barry. “Salió de Guinea-Bisáu a los 12 años, saltó la valla de Melilla con 15, estuvo tutelado por la administración hasta que cumplió la mayoría de edad y luego acogido por una asociación”, relata el cineasta.

El año pasado participó en la cabalgata de Reyes de Hortaleza y el realizador pensó que si había sido capaz de eso bien se podía poner delante de una cámara. Zidane nunca había visto una película en el cine y jamás se imaginó actuando para David Trueba. Recrear su pasado le resultó duro, reconoce, pero dice el cineasta que “entendió con mucha facilidad lo que había que hacer”.

Zidane Barry saltó la valla de Melilla con 15 años.

En la película es recurrente la imagen del aire acondicionado de la habitación del ingeniero, imposible de reparar. “Todos los elementos que se suman tienen que comentar la película y este representa que desde el mundo desarrollado solo ponemos parches, vivimos en un mundo averiado, las cuatro o cinco cosas más importantes del ser humano no están resueltas aunque funcione el wifi”, dice Trueba.

Los actores también comentan que su experiencia al enfrentarse directamente con esta realidad fue dura. “La situación no la conocía más que por la prensa, como la inmensa mayoría de los españoles, y me impactó mucho ver la valla y ser un poco más consciente de todo aquello”, apunta Vito Sanz.

Para Anna Alarcón también “fue durísimo el primer momento, porque vemos tantas imágenes, tantas desgracias que nos hemos hecho una piel muy fuerte, pero no es lo mismo sentirlo en primera persona, algo hizo clic en mi cerebro, tendríamos que deconstruir este estado de privilegios”.

La película estará disponible a partir de este viernes para alquiler en la web davidtrueba.com y se estrenará en algunas salas. “Este tipo de películas sin una gran maquinaria promocional detrás no puede estrenarse de forma masiva porque perece en un fin de semana”, explica Trueba. Lo suyo será, matiza, ir conquistando territorios poco a poco para llegar al público “con la película que hacemos no con la que quieren que hagamos”.