Excéntrica Producciones vuelve con su espectáculo "Eperando a Godot"

La obra se podrá ver a las 21:00 los días 30 de noviembre y 1 de diciembre

Redacción

29 de noviembre 2012 - 11:58

Excéntrica Producciones volverá entre los días 30 de noviembre y 1 de diciembre al Teatro Cánovas con su espectáculo 'Esperando a Godot', que se estrenó en París, en enero de 1953. Ya en noviembre del mismo año se representó en Alemania, en la prisión de Lüttringhausen. Tras su estreno en Londres, fue nominada para “Mejor Obra del Año” en la primera edición de los Evening Standard Drama Awards. Pero el veto de algunos miembros del jurado llevó a modificar la denominación y finalmente consiguió una mención como obra más controvertida, un premio que nunca se ha vuelto a conceder desde entonces. La primera función en España tuvo lugar en el Paraninfo de la Facultad de Letras de Madrid, en mayo de 1955, antes incluso que su estreno en Londres, y le siguió el montaje del TEU en el Teatro Windsor de Barcelona (febrero, ‘56), y el Teatro Bellas Artes de Madrid (mayo ’56).

En abril de 1957, la revista Primer Acto publicó la traducción de Trino Martínez Trives en su “Número 1º”. Así llegó a convertirse, también en nuestro país, en texto imprescindible en el repertorio de todo grupo teatral de vanguardia durante los años 60, forjando así su reputación como uno de los textos más densos, intelectuales y crípticos del teatro moderno, Icono del Existencialismo y del Teatro del Absurdo.

Para el programa de mano del montaje que la compañía La Máscara presentó en el Ateneo Jovellanos de Gijón en 1958, escribía Francisco Carantoña: «Esperando a Godot acumula, a lo largo de su desarrollo, lo mejor de la retórica actual. Una retórica ‘sui géneris’, hermana del cubismo y de tantos ‘-ismos’ como invadieron el mundo del arte y de la cultura en los últimos cincuenta años. Precisamente viene a ser como una destilación de alquimista, donde se aprieta la quintaesencia de todos los bandazos artísticos de nuestro tiempo, con su correlación en los peculiares avatares humanos que los acompañaron.»

Se trata de un popurrí donde se dan cita muchos de los temas recurrentes del autor y de su época. Dentro de su absoluta simplicidad esquemática (en palabras de Vivien Mercer, es “una obra en la que no pasa nada, dos veces”), está cargado de simbolismos y ha generado con el tiempo infinidad de interpretaciones: políticas, religiosas, filosóficas, psicoanalíticas o culturales. Quizá el propio autor haya contribuido a esta multiplicidad de sentidos, al quejarse en cierta ocasión de “lo complicado que quieren hacerlo todo”, y desviando al tiempo la atención de toda interpretación lineal o concreta. Pero aunque etiquetara la edición inglesa como “Tragicomedia”, Beckett afirmaba haber escrito una obra “para Clowns”.

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