Fernando Ortiz, las manos del barroco

El historiador del arte José Luis Romero presentó ayer la primera monografía dedicada a este escultor malagueño del XVIII

El Palacio Episcopal prepara una muestra sobre él para otoño

1. María Santísima de los Dolores, Servitas, realizada por Fernando Ortiz. 2. La Piedad o Virgen de las Angustias, una de sus obras en mármol, preside el Palacio Episcopal. 3. El Cristo del Amor y la Virgen de los Dolores, el pasado Viernes Santo. 4. Cabeza de San Juan de Dios exhibida en el Museo de Málaga.
Cristina Fernández

Málaga, 06 de mayo 2017 - 02:18

Entre la primavera de 1716 y la de 1717, en Málaga, nacieron unas de las manos más singulares del barroco. Sus datos no son exactos porque su partida de nacimiento y de bautismo se quemó en 1931, con el incendio provocado en el archivo de la parroquia de Los Mártires. Lo que sí se sabe con certeza es que cuatro décadas más tarde Fernando Ortiz ya era uno de los escultores más prestigiosos su tiempo. Su calidad artística y su habilidad técnica lo distinguían, por lo que fueron muchas iglesias y hermandades las que solicitaron tallas policromadas. También fue retablista y escultor en mármol, como explica el historiador del arte José Luis Romero Torres en la primera monografía que se ha realizado sobre el artista malagueño. Ayer se presentó en el Palacio Episcopal, enclave que ya trabaja en la preparación de una exposición con piezas del autor para otoño.

"Lo llevo investigando desde hace ya muchos años, desde las décadas de los 70 y los 80", explica José Luis Romero. Pero ha sido en los últimos 15 años cuando han a aparecido "obras de calidad" que le han permitido continuar con su trabajo y sacar a la luz, en el tercer centenario de su nacimiento, este libro de 339 páginas con 200 fotografías con reproducciones de piezas y detalles de policromía "que servirán para argumentar atribuciones y para que aparezcan nuevas obras", apunta Romero. La monografía ya se presentó en Osuna el año pasado -la financió el Patronato de Arte de dicho municipio tras la aparición de una obra de su autoría- y se reunieron en una muestra una docena de obras. "Casi todas estas escultura y algunas más se reunirán en Ars Málaga, estamos gestionando para que vengan obras de Ceuta, de Jerez de la Frontera, del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, de Osuna, además de las que se conservan en Málaga", señala el especialista.

Aunque trabajó en el Palacio Real y fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, Fernando Ortiz es más conocido en su tierra natal que fuera. La Semana Santa malagueña aún conserva su huella. Pero, "el gran problema es que la gran mayoría de las esculturas suyas que estaban en Málaga se destruyeron tanto en el 31 como en el 36, en las revueltas sociales y bélicas de esos años", comenta el historiador del arte.

En Málaga se ha conservado la Virgen de Servitas y la cabeza de Jesús Orando en el Huerto -el cuerpo es una reproducción del original-. Se salvó también, como detalla Romero Torres, el grupo del Cristo del Amor y la Virgen de los Dolores y algunas esculturas de la Catedral, como un San Francisco de Asís, un San José, un San Blas y una Virgen de los Dolores de vestir. Sin embargo, se destruyó la imagen de San Rafael y parte del retablo de su capilla, también en la Catedral.

Como exponente de su escultura en mármol perdura la Piedad o Virgen de las Angustias que preside el Palacio Episcopal. "Esa fue su última obra, murió cuando le quedaba unos días para terminarla", comenta el especialista, que subraya que morir tan joven, con 54 años, le restó al menos dos décadas de producción. En el Palacio Real esculpió un relieve de mármol que representa la alegoría de la Filosofía y que actualmente está en el Museo del Prado. En 1756, cuando volvió de Madrid, vino con el nombramiento de supervisor de canteras en Andalucía. Durante cinco primaveras y veranos recorrió la geografía andaluza buscando mármoles de calidad para la decoración del majestuoso edificio. Y alternaba este encargo con su trabajo en el taller, que hasta 1754 se ubicó en la plaza de la Aduana y luego se trasladó a la plaza de la Merced.

"He catalogado entre obra documentada y atribuida un total de 85 piezas, de ellas 25 están documentadas", dice el autor de la monografía. De ellas, tres se pueden ver en el Museo de Málaga, una cabeza de San Juan de Dios, un San Juan Nepomuceno y un San Antonio Abad. En el Museo del Patrimonio (Mupam) se conserva una Inmaculada en mármol. Sin embargo, su obra cumbre, un Santo Entierro realizado por encargo de los procuradores y escribanos que se procesionó hasta el siglo XIX desapareció por completo. Ahora el estudio de Romero Torres desvela todas las claves de esta figura.

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