Gustavo Faverón | Escritor

Contra la vida privada, el crimen político

  • El escritor peruano Gustavo Faverón presenta este jueves su novela ‘Vivir abajo’, en la librería Áncora, mano a mano con Rodrigo Blanco Calderón

El escritor peruano Gustavo Faverón Patriau (Lima, 1966).

El escritor peruano Gustavo Faverón Patriau (Lima, 1966). / Candaya

El 12 de septiembre de 1992, el mismo día de la detención en Lima de Abimail Guzmán, líder de Sendero Luminoso, un cineasta estadounidense comete un terrible crimen en un sótano de la misma ciudad. Semejante coincidencia es el detonante de la nueva novela del escritor y profesor peruano Gustavo Faverón Patriau (Lima, 1966), Vivir abajo (Candaya), que ha ganado el entusiasmo en España de los lectores y la crítica y que resultó finalista del último Premio Bienal Mario Vargas Llosa. El autor presenta este jueves a las 19:00 su libro en la librería Áncora (Plaza Uncibay, 9) mano a mano con el escritor que ganó el mismo galardón, el venezolano residente en Málaga Rodrigo Blanco Calderón; antes, atendió a Málaga Hoy para apuntar algunas claves de su obra.

Vivir abajo se desarrolla en sus casi setecientas páginas a lo largo y ancho de sótanos, catacumbas, cárceles y otros habitáculos subterráneos en los que el poder político queda afirmado en su expresión más autoritaria, tiránica y criminal. Faverón teje una red narrativa de índole cervantina, repleta de relatos que se van sucediendo y que van alumbrándose, interrumpiéndose y recuperándose donde a menudo el lector menos se lo espera. Este recurso permite al autor indagar en los mecanismos más sutiles de la violencia política no tanto en su expresión más abierta, sino a través de la afección que ejerce en quienes, en un principio, creen mantenerse al margen: “En mi anterior libro, El anticuario, quise escribir sobre la violencia que Perú ha sufrido en las últimas décadas sin hacer mención a las guerras y los atentados, sino desde la huella que deja en quienes a pesar de todo se empeñan en vivir su vida cotidiana con la mayor normalidad. En Vivir abajo me apetecía escribir sobre la violencia política de una manera más abstracta, pero bajo la premisa de que donde acampa el totalitarismo la esfera privada es directamente imposible: todo aflora en una proyección inevitable”. Así, Faverón cuenta una historia universal, “con referencias no sólo a América Latina, también a EEUU y a otros lugares, aunque aquí los territorios son lo de menos”. Y fue este mismo empeño el que le condujo (“sin premeditarlo: me di cuenta de cuál era la estructura idónea de la novela al escribir el punto final”) a narrar sus hechos de manera fragmentada: “En esencia, Vivir abajo es la historia de un padre y un hijo. Al principio, tenía dos historias. La primera, que estuvo a punto de terminar convertida en un guion cinematográfico, cuenta la historia de un hombre que vive en los años 90, hijo de un militar que en los años 50 había participado en varios crímenes de Estado, que decide recorrer todos y cada uno de los lugares en los que su padre había cometido esos asesinatos, con cierto ánimo de venganza. La segunda tenía que ver con un extranjero que comete otro crimen en Lima justo en aquellos años. Comprendí que tenía la oportunidad de unir las dos y fue así como nació su espíritu cervantino”.

"Quería escribir sobre cómo el totalitarismo niega a la gente cualquier posible esfera de intimidad”

Admite el escritor, eso sí, igual o mayor influencia de la Comedia de Dante al abordar su particular representación del Infierno, “un espacio infectado, perverso, donde únicamente se puede ir a peor. De hecho, la portada del libro incluye, tanto en la edición peruana como en la española, la imagen de un grabado carcelario de Peronesi inspirado directamente en Dante”. De Cervantes, se queda sobre todo con la libertad “de pasar de un tono a otro, de un relato a otro, por más que esto implicase saltar entre contextos bien diferentes. Esto me facilitó mucho la escritura. Tanto, que lo más difícil fue editar el manuscrito original y dejar las mil páginas que escribí en un principio en setecientas”. Desde hace quince años Faverón es profesor en el Bowdoin College de Maine, en EEUU; y no es descabellado preguntarle por otra influencia, la de un notable vecino, Stephen King: “No, no es descabellado. Nathaniel Hawthorne, que inauguró cierta literatura de fantasmas, estudió en la universidad donde doy clase. Y escritores de terror como Edgar Allan Poe y H. P. Lovecraft nacieron también en el noreste de EEUU. Y sí, hay ciertos elementos de Vivir abajo que comulgan con la novela de terror. A Stephen King no lo leo desde hace varios años, y digo esto sin escrúpulo porque lo admiro mucho. Llevo quince años viendo lo mismo que él ha visto, así que es más que probable que se me haya contagiado algo”.

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