De Haywort a Welch

'Cadena Perpetua' es una de esos raros films que se engrandecen con el tiempo, y a día de hoy es una de las más vistas por los espectadores

De Haywort a Welch
Manuel Sánchez Ledesma

29 de diciembre 2014 - 05:00

Hace poco, mi hijo, que vive en Zúrich y que es gran aficionado al fútbol, me dijo que el Villarreal C. F. le había regalado seis entradas para el partido de la Europa League que le enfrentaría al equipo de esa localidad suiza en el Estadio Letzigrund. Al preguntarle cómo había conseguido ese chollo, me respondió que había utilizado el mismo método que empleó Andy en la película Cadena Perpetua para que el Congreso de los EEUU le suministrase libros a la biblioteca de la cárcel en la que cumplía condena: desde que se enteró de que el equipo castellonense iría a jugar a Zúrich, le estuvo escribiendo correos electrónicos a la secretaría del club hasta que, por fin, una amable empleada del mismo contestó afirmativamente a su petición. La misma película me vino a la memoria poco tiempo después mientras asistía en el Teatro Florida a la representación de la ópera Las bodas de Fígaro de Mozart. Cuando, en el tercer acto, la Condesa Almaviva y Susana cantan el "duettino" Canzonetta sull´aria (Cancioncita sobre la brisa). Cerré los ojos y recordé la imagen de Tim Robbins sentado en la oficina del oficial de guardia de la cárcel, con las manos cruzadas en la nuca y, alcanzando uno de los mejores y más emocionantes momentos de la ópera en el cine, al emitir a través de la megafonía de la prisión el mencionado dueto del que su amigo Red (Morgan Freeman) dice: "No tengo ni la más remota idea de lo que cantaban aquellas dos italianas y lo cierto es que no quiero saberlo. Las cosas buenas no hace falta entenderlas". Y, un último detalle acerca de la película: ¿quién no conoce, a pesar de ser un pueblecito perdido en la costa mexicana del Pacifico, Zihuatanejo?.

Cadena perpetua es una de esos raros films que se engrandecen con el tiempo; de los que, a pesar de que ni siquiera cubrió gastos con la recaudación de taquilla de su primer año, al día de hoy es una de las más vistas por los espectadores; una película que a pesar de no haber ganado ni un Oscar (los acaparó otra que demostraba la inequívoca afinidad intelectual entre los miembros de la Academia y el protagonista que le daba título: Forrest Gump), ahora los críticos piensan que se los debían haber dado todos menos los de mejor actriz principal y secundaria y esos... porque no salen personajes femeninos en la película y, en fin, una película con la excepcional cualidad del antizapping: nadie cambia de canal si topa con ella en su barrido cotidiano de la programación televisiva.

Rita Hayworth y la redención de Shawshank es una de las cuatro historias cortas incluidas en Las cuatro estaciones de Stephen King. El director Rob Reiner que ya había llevado al cine Cuenta conmigo, uno los cuentos de ese mismo libro (El Cuerpo) y otra famosa novela de King: Misery, ofreció 2,5 millones de dólares para adaptar y dirigir esta historia carcelaria con Tom Cruise en el papel de Andy y Harrison Ford en el de Red. Gracias a Dios, Stephen King, confió en su intuición y por un cheque de 5.000 dólares (que jamás llegaría a cobrar) le cedió los derechos a un desconocido: Frank Darabont que hizo de su "opera prima" una obra maestra donde, contra lo que suele ser habitual, la historia que se contaba en la pantalla superaba con mucho a la- ya genial- plasmada en el libro. Como si se tratase de un moderno Conde de Montecristo, la vida de Andy Dufresne (Tim Robbins), exitoso vicepresidente de un banco de Portland, sufre un vuelco repentino al ser declarado culpable del asesinato de su mujer y el amante de esta. De un día para otro, el sensible y culto banquero se ve inmerso en el salvaje mundo de una penitenciaria (pescado fresco que es como denominan los presos veteranos a los recién llegados). A pesar del brutal trato que le dispensan funcionarios y reclusos, Andy conserva su entereza y se gana la admiración de Red (Morgan Freeman) que lleva ya 20 años en el penal de Shawshank y tiene fama de poder conseguirlo todo en la prisión. Red atendiendo a la extravagante petición de Andy le proporciona un martillo de geólogo y un póster de Rita Hayworth (que a lo largo de 19 años de su estancia en la misma celda, cambiará primero por Marilyn Monroe y después por uno de Raquel Welch).

Con el paso del tiempo Andy se gana también la confianza de los funcionarios por su habilidad a la hora de ayudarles (por tres cervezas para sus compañeros que asfaltan el tejado) a evadir impuestos. A partir de ese momento inicia una fructífera carrera delictiva blanqueando el dinero del corrupto director y sus secuaces, al punto de hacerle decir: "Lo gracioso es que estando fuera de prisión era un hombre honrado, recto como una flecha. Tuve que entrar en la cárcel para convertirme en un criminal". Andy aprovechará tanto sus habilidades financieras como los pósters de sus actrices favoritas para llevar a cabo la fuga carcelaria mas ingeniosa y sorprendente de toda la historia del cine. Veinte años después de su estreno Cadena Perpetua se ha convertido en una película de culto. Rodada al estilo del cine clásico, no tiene, en sus 142 minutos de duración, ni una escena de relleno. A pesar de extenderse durante 19 años, la historia no refleja saltos temporales; su guión es un perfecto mecanismo de relojería que capta la atención del espectador desde el travelling aéreo inicial que nos muestra la prisión hasta la imagen de Andy preparando su barca en las blancas arenas de Zihuatanejo.

Como en una sinfonía el complejo argumento se va desarrollando sin dar tregua al espectador hasta llegar al sublime crescendo de la media hora final. Nunca ni Tim Robbins, ni Morgan Freeman, (ni los actores secundarios) han estado mejor que en esta película y nunca un director con tan escaso bagaje como Frank Darabont, ha logrado una obra tan perfecta como Cadena Perpetua.

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