Cultura

Jean-Marie Périer: "No hubiese creído hace 60 años que mis fotos seguirían siendo atractivas hoy"

Sylvie Vartan y Brigitte Bardot posan para Jean-Marie Périer.

Sylvie Vartan y Brigitte Bardot posan para Jean-Marie Périer. / Jean-Marie Périer

Mirar a los ojos a Los Beatles o retratar su mirada. Mirar a los ojos a Mick Jagger o capturarle humano, lejos del mito. Mirar a los ojos a Brigitte Bardot o inmortalizar sus sueños. La diferencia radica detrás del visor de Jean-Marie Périer. Fantasía, osadía, cercanía. Sus fotos son un circo o un sueño que no deja de girar pese a mantenerse en un solo frame. Y por sus objetivos pasaron todos aquellos que quisieron tener un nombre, primero en la Francia yéyé, siguió con la escena rock anglosajona y, más tarde volvió para retratar a las grandes figuras de la haute couture en los 90 y acabar dedicándose a escribir. 

Périer tiene la elegancia de quien se crio en una casa de artistas sin mirar por el encima del hombro, de ahí que pueda ver de frente a Bob Dylan, Yves Saint Laurent o Milles Davies. Este último fue el primero por ser atrapado por su mirada en una Leica que le prestó Daniel Filipacchi cuando aún tenía 16 años. Sólo le hizo un encargo: haz las fotos que molestarían a tus padres. No hizo más para liberar a una bestia artística que jugó con el color cuando aún se pensaba en blanco y negro. Todo en Périer es ir un paso más allá. Tras veinte años en la fotografía se dedicó diez al cine, otros diez a la publicidad y le dio tiempo a volver para acercarse a la alta costura tras el obturador. Todo esto para acabar retirándose en la escritura, en una especie de camino inverso que sólo puede recorrer alguien a quién ya no le queda ninguna cima gráfica por cubrir. 

Jean-Marie Périer. Jean-Marie Périer.

Jean-Marie Périer. / David Fahey

La comisaria de su exposición en Málaga, Cristina Carrillo de Albornoz, y la gestora de su archivo, Delphine Charon, dos de las mayores conocedoras de su obra hablan de la fantasía como motor de su inspiración, de la necesidad de crear mundos de ensueño para los primeros adolescentes que no conocieron la guerra.

Périer enseñó a generaciones enteras de franceses a soñar desde las páginas de Salut les copains (Hola, amigos) antes de que volasen los adoquines bajo el cielo de París. Estaba todo por hacer y Jean Marie quiso fotografiarlo todo antes siquiera de saber que se podía hacer. No le interesó nunca la realidad, su única pretensión era hacer que el espectáculo durase para siempre. Si Wes Anderson hubiese nacido treinta años antes le hubiese gustado ser Jean-Marie Périer. Ahora, además, ofrece sus fotografías por primera vez en España en un gran homenaje que se puede visitar en el Centro Cultural La Malagueta hasta el 17 de abril de 2022. "Con un simple clic, por una simple corazonada, Jean-Marie fijó el sueño para siempre. Tenía buen ojo", dijo sobre él Patrick Modiano. 

Delphine Charon, gestora de su archivo, y Cristina Carrillo de Albornoz, comisaria de la muestra en la exposición. Delphine Charon, gestora de su archivo, y Cristina Carrillo de Albornoz, comisaria de la muestra en la exposición.

Delphine Charon, gestora de su archivo, y Cristina Carrillo de Albornoz, comisaria de la muestra en la exposición. / (Málaga)

Esta es su primera exposición en España.

Sí, es mi primera gran exposición en España, es curioso porque he expuesto en muchos sitios en Francia y en todo el mundo, me enriquecí en Estados Unidos... Es extraño porque en Europa he tenido menos exposiciones y estoy muy contento con que se abra la veda de exposiciones en Europa con esta muestra en Málaga.

¿Todo tiempo anterior era mejor?

Es un error decir que todo era mejor antes. Para mí el tiempo pasado sí era mejor. Porque es verdad que preferiría tener 25 años que 81. Me lo pasaba mejor en esa época, pero tengo que decir que era porque tenía una situación muy privilegiada. Daniel Filipacchi, que abrió la revista Salut les copains (Hola, amigos) me dio todas las posibilidades. Me pidió que hiciera la revista y podía hacer absolutamente todo lo que quisiera sin límites de ideas ni financieros. Eso es algo muy muy raro que ocurra en la vida de un fotógrafo, es una grandísima suerte.

Dijo algo así como que todos sus amigos tenían Ferraris.

Lo que decía es que toda la gente con la que me he cruzado y con quien he trabajado eran muy jóvenes y para todos era su inicio y empezaban a arrancar. En el mismo momento que yo empezaba. Es verdad que es la primera vez en la historia de la humanidad que gente joven, adolescentes, ganaban más dinero que sus padres. Cuando Hallyday sacó el caso Ferrari ganó más que cualquier padre de familia en un año.

Françoise Hardy en la terraza de Dalí junto al pintor. Françoise Hardy en la terraza de Dalí junto al pintor.

Françoise Hardy en la terraza de Dalí junto al pintor. / Jean-Marie Périer

Fue uno de los pioneros en el uso del color.

Sí, es porque la revista estaba destinada a adolescentes, estaba hecha también para servir de poster en las paredes de las habitaciones. Había que hacerlos soñar, había que hacer espectáculo que fuese alegre. Por eso hacía las fotos en color. Eso era más peligroso, porque el color era más difícil que el blanco y negro. Con el blanco y negro y blanco simplemente pareces un gran fotógrafo, incluso el color puede terminar pareciendo demodé. Yo tengo suerte, porque parece que no han pasado de moda y la gente sigue viniendo a verlas. Si me dicen eso hace 60 años jamás lo hubiese creído.

¿Tiene la fantasía menos valor que la realidad?

Para mí, la fantasía sí tiene menos valor que la realidad. Estas fotos eran espectáculo para hacer soñar adolescentes. Aún así, no sé lo que es hacer fotos de la realidad. Hay fotógrafos muy muy buenos para eso, a mí no me interesa. A mí me interesa hacer espectáculo, es decir, mentir para decir la verdad.

¿Le ayudó que su madre fuese actriz a la hora de empatizar con las estrellas?

Sí y no, toda mi familia es una familia de artistas. Mi padre, François Périer, era un grandísimo actor y mi madre, actriz. Desde que soy pequeño por mi casa de Neully pasaban todos los artistas del cine y del teatro, que venían constantemente. Para mí, la palabra estrella no quiere decir nada de nada porque conozco sus vidas, sus inquietudes. Lo que era increíble para mí, de trabajar con gente joven que tenía entre 17, 18, 20 años que empezaba era que yo sabía mucho mejor que ellos cómo serían sus vidas. Yo conocía todas las trampas del trabajo de artista. Por eso todos confiaban en mí.

Los Beatles se pusieron repetidamente frente al obturador de Périer. Los Beatles se pusieron repetidamente frente al obturador de Périer.

Los Beatles se pusieron repetidamente frente al obturador de Périer. / Jean-Marie Périer

¿Cuánto ha influido en su vida la suerte?

He tenido toda mi vida buena suerte. He cambiado de vida cada 10 años. De vida, de trabajo, de país, de pareja... de todo. Eso es mucha suerte porque te permite tener una vida más divertida que si haces el mismo trabajo toda tu vida.

Dice que se ha dedicado veinte años a la fotografía, diez años al cine, diez años a la publicidad, diez años a la moda y...

Y ahora escribo libros.

Exacto, en España decimos que una imagen vale más que mil palabras, ¿no es hacer el camino a la inversa?

Sí, sí, absolutamente, es el camino al revés. Una imagen fuerte vale más que mil palabras, pero en una época en la que sólo la imagen cuenta ahora con internet creo que es importante volver a ponerles palabras a estas fotografías.

Al ver sus fotos se puede pensar: “Périer sería hoy una estrella en Instagram”, pero, de hecho, a sus 81 años lo es.

(Ríe) Eso no me rejuvenece. Toda mi vida me ha encantado la tecnología. Es como la gente en la fotografía, que te dice que las fotos digitales no son fotos. Es como cuando el cine sonoro llegó y la gente decía que el cine sordo no es cine, una tontería. Esto es lo mismo. Yo creo que toda nueva tecnología hay que probarla, si te no gusta la tiras y la dejas, pero es absurdo no intentarlo. Tenemos que progresar todos.

Bob Dylan en un concierto en 1966. Bob Dylan en un concierto en 1966.

Bob Dylan en un concierto en 1966. / Jean-Marie Périer

Pese a ello sus fotos son actuales, modernas.

No puedo saberlo. La gente me dice que sí, que es muy moderna. Pero moderno no quiere decir mucho tampoco.

El cine de Wes Anderson parece una foto suya llevada a la gran pantalla.

Wes Anderson hace películas modernas sobre una época pasada. No sé si está inspirado en mí, no le conozco, pero en todo caso es verdad que la fotografía lo representa bien. Estas fotos no representan realmente la época, representan más bien los sueños de la gente joven de la época.

¿Existe un arte mayor y un arte menor?

Para mí sí. El arte es mayor cuanto más corta es la distancia entre el artista y el objeto. Cuando un pintor pinta, está su pincel y el cuadro. Cuando un escritor escribe, está el bolígrafo y el papel: es directo. En una cámara, yo no sé qué pasa dentro, no sé cómo se termina produciendo una foto física. Cuanto más nos acercamos a la distancia corta y el objeto terminado mayor es el arte. Los actores y los cantantes lo hacen ellos mismos, es directo. Cine y fotografía tiene una máquina por medio.

Yves Saint-Laurent posa junto a Carla Bruni que lleva un vestido en homenaje a la paloma de Picasso. Yves Saint-Laurent posa junto a Carla Bruni que lleva un vestido en homenaje a la paloma de Picasso.

Yves Saint-Laurent posa junto a Carla Bruni que lleva un vestido en homenaje a la paloma de Picasso. / Jean-Marie Périer

En sus fotos se ven cuadros de Velázquez, Millais, Goya, Degas... ¿Es simplemente inspiración o son reinterpretaciones?

De eso no me doy nada de cuenta, yo nunca he estudiado. Me hablas de todo eso y no sé qué decir. Todo lo que aprendí lo hice por puro azar, yo nunca fui a una escuela de fotografía ni de arte.

En sus fotos, además de ser un mundo de sueños parece que los propios fotografiados estén soñando.

Posiblemente sea alguna foto de Françoise Hardy, Silvie Vartan o Hallyday. Para mí esos tres chicos de 18 años representan los años 60.

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