José Antonio García | Músico

"Hoy pillo a mi hijo escuchando trap igual que me pillaban a mí escuchando punk"

  • Mientras parece confirmarse la continuidad de 091 tras la resurrección de 2016 con un nuevo disco de estudio para el año que viene, su cantante llega este viernes en solitario a la Trinchera

José Antonio García (Padul, Granada, 1961), en una imagen promocional.

José Antonio García (Padul, Granada, 1961), en una imagen promocional. / Javier Rosa

Pocos músicos sostienen la calidad de emblema del rock español con la autoridad de José Antonio García (Padul, Granada, 1961) en virtud de su labor como vocalista al frente de TNT y sobre todo de 091. Tras la separación del grupo hace dos décadas, García emprendió otros proyectos como Sin Perdón y Guerrero García antes de dar forma a una carrera en solitario que echó a andar en 2014 con el EP Cuatro tiros por cabeza y que se ha visto recientemente refrendada con el lanzamiento de su primer álbum de larga duración, Lluvia de piedras, que presenta este viernes a las 22:00 en la Sala Trinchera (C/ Parauta, Polígono La Estrella) arropado por los músicos de El Hombre Gancho. Mientras tanto, la continuidad de 091 tras el éxito de la gira Maniobra de resurrección de 2016 parece confirmarse a pasos de gigante con la composición de nuevas canciones junto a José Ignacio Lapido y la posibilidad de un nuevo disco de estudio para el año que viene. En esta entrevista, y por si las moscas, García habla de aquel legado con tanto orgullo como ilusión.

-De entrada, Lluvia de piedras presenta un sonido más directo y contundente, más cercano al punk de TNT que al rock de 091. ¿Se ha quitado una espinita?

-Sí, es un sonido más próximo también al garage rock. Hacía mucho tiempo que quería volver a esto, he ido conservando la idea hasta que me ha parecido el momento idóneo para lanzarme. Piensa que yo empecé así en la música, con el punk, y tenía ganas de canalizar todo lo que conservaba de aquellos años y todo lo que ha crecido desde entonces. Nunca me han faltado las ganas de volver a hacer algo más contundente. Al mismo tiempo, un proyecto como éste me permitía desvincularme un tanto de la marca de 091 y crear mi marca personal, sin duda mucho más cercana al punk.

-Otras canciones como El viento a favor remiten a la música de los años 60. ¿Le apetecía insertarse en esa tradición en solitario?

-Sí, claro. Siempre he tenido presentes a grupos como The Beatles y The Who a la hora de hacer música, desde luego. Ahora bien, si te fijas El viento a favor tiene también unos riffs algo machacones que parecen escapar de esa influencia. Cuando empecé a armar las canciones me apetecía asentar influencias muy distintas y probar algunos contrastes. Y la verdad es que estoy contento con el resultado.

-El disco suena con una unidad notable en la producción. ¿Son todos los temas recientes, o ha procedido a algún rescate?

-Después del EP de 2014, empecé a pensar en un trabajo de larga duración antes de la reunión de 091 para la gira. Hay una canción en el álbum, Tiempo perdido, que compuse por entonces. Luego llegó la gira y cuando terminó acabé tan agotado que decidí darme un año de descanso para dedicarme a otras cosas y pensar bien cuál debía ser el paso siguiente. Y fue entonces cuando compuse la mayor parte de los temas. Se ha gestado todo sin prisas, dándole el tiempo suficiente a cada canción y a cada proceso. Necesitaba hacerlo así.

-De hecho, muchos esperaban una carrera en solitario por su parte hace ya veinte años, tras la separación de 091, pero ese proyecto ha llegado mucho más tarde. Exactamente, ¿por qué se lo ha pensado tanto?

-Porque siempre me he sentido mucho más arropado y más cómodo en el seno de una banda. Por eso, cuando terminamos con 091 lo que hice fue poner en marcha otros grupos. Es ahora cuando he tomado la decisión de tomar las riendas de mi carrera musical. Y te seré sincero: esa decisión acarrea problemas. Pero ya no podía retrasarla mucho más. En cualquier caso, lo doy por bueno. Lluvia de piedras es consecuencia de esa decisión y no me parece un mal fruto.

-¿Cabe entender este disco también como una reivindicación del rock ahora que no parece ser un medio preferente para la generación posterior a la suya?

-Exacto. Por una parte, los músicos de rock que han venido detrás no han disfrutado seguramente de los escaparates con los que hemos podido contar nosotros. Y, por otra, percibo menos inquietud entre la gente joven a la hora de ampliar horizontes musicales. Cuando los de mi quinta empezábamos a escuchar discos, te preguntabas por ejemplo quién era ese C. Berry que figuraba en los créditos como autor de algunas canciones que grabaron The Beatles. Eso te permitía descubrir luego a Chuck Berry y entonces sentías que se abría para ti un mundo nuevo. Es más difícil que se dé eso hoy día. Así que entre una cosa y otra, el rock se está quedando un poco muerto. Ahora bien, cada vez que pillo a mi hijo escuchando trap y le pregunto cómo puede escuchar esa mierda de música, me acuerdo de cuando con su edad me pillaban escuchando punk y me preguntaban justamente lo mismo.

-Al hablar de punk hablamos de The Clash, claro.

-Hombre, es que los sigo escuchando todavía a diario. Conocer personalmente a Joe Strummer fue para mí la clave de muchas cosas, en lo personal y lo profesional.

"Con la gira de hace dos años, 091 recibió todo lo que se le había negado. El tiempo pone las cosas en su sitio"

-Dos años después, ya en frío, ¿qué balance hace de la gira de resurrección de 091?

-Se nos dio la recompensa que se nos había negado antes. En 091 lo teníamos todo: buenas canciones, un directo atronador, todo lo necesario. Pero nunca se nos hizo justicia. Y curiosamente, esa recompensa que tanto habíamos esperado nos llegó veinte años después. De modo que el balance es que al final el tiempo lo pone todo en su sitio. Eso sí, decidimos salir de gira tanto tiempo después de la separación con la premisa de pasarlo de puta madre. Y así fue. Si no, no habría tenido sentido hacerlo.

-¿No es paradójico que sin tanta atención al rock por parte de los medios de comunicación y en un contexto tan diferente sea cuando 091 ha cerrado el círculo?

-Es que no esperábamos esa acogida por parte del público. Para nada. Imagínate, después de tantos años tocando en salas medio vacías, ahora resulta que las mismas salas estaban llenas. Varias noches seguidas. Y eso sin un disco nuevo, sin una reedición, sin material que estrenar. La gente rescataba sus viejas cintas de 091 y volvía a escucharlas. Y no pocos las compartían con sus hijos. Para mí, las dos noches que llenamos la Plaza de Toros de Granada, con un público que coreaba todas nuestras canciones, fue un momento de una emoción enorme. Algo que no había vivido nunca.

-¿Sigue abierta esa puerta?

-Nunca la hemos cerrado.

-¿Y por qué cree que 091 no tuvo ese reconocimiento en su momento, en los 80 y los 90?

-En algunos sentidos fuimos adelantados a nuestro tiempo a la hora de concebir el rock. No hacíamos canciones al gusto de Los 40 Principales, seguíamos otro camino. Por otra parte, las discográficas nunca comprendieron lo que tenían en su mano con 091. Siempre pretendían que sonáramos a la moda, que imitáramos la canción de año, y claro, nunca nos plegamos a eso. También nos faltó un manager competente que apostara sin reparos por el grupo, aunque nosotros mismos nos cerrábamos puertas, nos negábamos sistemáticamente a hacer play-back. Y, bueno, teníamos un público muy fiel pero con poco dinero.

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