José Guerrero, pintor en Nueva York

El centro dedicado al genio y el Palacio de Carlos V de Granada acogen 'The presence of black (1950-1966), una gran retrospectiva del periplo norteamericano del artista

Una de las obras que se exhiben en el Centro Guerrero.
G. Cappa Granada

19 de octubre 2014 - 05:00

José Guerrero (1914-1991) era conocido en Granada como el niño de negro por el luto constante en su casa por una serie de desgracias familiares. Gracias al psicoanálisis, el pintor granadino consiguió transformar el color de la muerte en algo tan vivo como un arco iris. "Desde que yo puedo recordar, el negro estaba allí, como una parte de la vida; en la gente, en el paisaje, en la soledad. Era siempre como algo en movimiento, como gritos representando la vida y no la muerte", dijo en una ocasión el artista granadino. Y la exposición The presence of black (1950-1965), que se inauguró el viernes en su doble sede del Palacio de Carlos V y el propio Centro Guerrero, se adentra en profundidad en los años americanos del pintor, el momento en el que acaba encontrando su propia voz y revirtiendo sus demonios personales. En sus inicios, Morcillo dijo de él que "pintaba tan mal como Picasso". Hoy, la crítica es el mejor piropo imaginable.

La exposición es la culminación de los actos del centenario del nacimiento del creador de La brecha de Víznar, el lienzo que cierra la muestra y que simboliza el retorno a su tierra en 1965 tras convertirse en uno de los artistas imprescindibles de Nueva York. Volvió junto a su esposa y, con un reportero de Life, recorrió el país para un reportaje que tenía que recordar el 30 aniversario del fusilamiento de Lorca. Aquí se dieron fraternalmente la mano su experiencia de vanguardia en la ciudad de los rascacielos y su infancia en una ciudad de provincias, momento en el que se cierra The presence en black tras recorrer los 16 años más determinantes de la vida artística del creador. "Es un día relevante para Granada, España y el mundo", afirmó en la presentación el presidente de la Diputación, Sebastián Pérez, quien destacó el entendimiento institucional para esta exposición con la presencia de Acción Cultural Española y la Junta de Andalucía, que participa a través del Patronato de la Alhambra y el Generalife con la sede del Palacio de Carlos V. "Nadie puede entender Granada sin la Alhambra, pero tiene muchas maneras de proyectarse y esta que une la tradición y la vanguardia da muy buenos resultados", continuó Pérez sobre un monumento que fue una constante inspiración para el pintor, tal y como reconoció en multitud de ocasiones, especialmente un motivo plástico como el arco. De hecho, su obra también se vio marcada por el paisaje que rodea a los palacios nazaríes, especialmente el Albaicín y el Sacromonte.

Por su parte, el consejero de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Luciano Alonso, que fue presentado como un "amigo" por Sebastián Pérez, afirmó que "adentrarse en la densa y extensa obra del artista granadino es conocer parte de la historia del arte contemporáneo en Andalucía. Sólo hay que ver y escuchar el diálogo entre los colores y la luz de sus lienzos para profundizar en una trayectoria que se inicia en Granada". Unas raíces que crecieron a lo largo y ancho del mundo como demuestra la nómina de entidades que han cedido obras para esta exposición, como el Museo Nacional Centro Reina Sofía, el Guggenheim Museum de Nueva York, Wright Museum of Art de Wisconsin o el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, además del propio Centro Guerrero o los herederos del pintor, que han cedido obras de su propiedad como Tierra roja, la obra preferida de Tony Guerrero porque su padre la realizó con motivo de su nacimiento. En su intervención, el hijo del artista -que estuvo acompañado de su hija y del viudo de su hermana Lisa, fallecida hace cuatro años y una de las grandes impulsoras del Centro Guerrero- defendió que "la Diputación sigue apostando por mi padre y espero que sus nietos sean los próximos en retomar esta herencia artística", señaló en representación de la familia y a la espera de firmar la prórroga del Comodato para ceder las 60 obras que integran la colección otros diez años. La Diputación espera que esta rúbrica se plasme antes de fin de año, aunque según confesó Tony Guerrero la familia quiere asegurarse antes de que la dotación del museo en el futuro le permitirá seguir siendo uno de los referentes "a nivel mundial" del arte contemporáneo.

Comisariada por la directora del Centro José Guerrero, Yolanda Romero, y el coordinador de exposiciones de la institución granadina, Francisco Baena, la muestra cuenta con más de un centenar de obras, entre lienzos, grabados, dibujos y algunos frescos portátiles en los que Guerrero experimentó con materiales diversos, como parte de un proceso de investigación sobre la relación entre pintura y arquitectura. Junto a estos cuadros, también se exhibe un importante conjunto documental que incluye catálogos, fotografías, documentos y escritos de José Guerrero.

The presence of Black 1950-1966 está dividida en cinco secciones. La primera, La abstracción biomórfica, se centra los primeros trabajos que José Guerrero realiza tras su llegada a Estados Unidos, en noviembre de 1949, en el Atelier 17, en los que además de aprender las técnicas del grabado el pintor ensaya otros lenguajes para llevar hasta sus últimas consecuencias la evolución hacia la abstracción. En Pintura y arquitectura, una de las novedades de esta retrospectiva, muestra a un Guerrero muralista que pretende integrar en la pintura los nuevos materiales que la industria de la construcción proporcionaba (uralita, ladrillos refractarios, bloques de cemento...) y que denomina frescos portátiles. La Capilla del Palacio de Carlos V acoge, entre el medio centenar de obras expuestas, un conjunto significativo de grabados y de estos paneles, que nunca antes de la actual exhibición se habían expuesto.

De las bioformas al gesto, está formada por obras realizadas desde los inicios de los años 50 hasta mediada la década, entre las que se encuentran grandes lienzos como Black Cries, pintado con motivo del nacimiento de su hija Lisa.En la cuarta sección, titulada El expresionismo abstracto, aparecen obras en las que el pintor muestra signos claros de cambio, gracias al uso de colores provocativos sumados a formas dramáticas, en los que el negro ocupa un notable protagonismo.

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