José Manuel Esteve indaga en la esencia de la corrupción en su nueva novela

El catedrático de Educación de la Universidad de Málaga propone en 'Camino de retorno' (Ediciones Mágina) una reflexión sobre la sociedad contemporánea adaptada a una trama de corte policiaco

José Manuel Esteve, junto a sus libros en su casa de Málaga.
José Manuel Esteve, junto a sus libros en su casa de Málaga.
Pablo Bujalance / Málaga

08 de noviembre 2009 - 05:00

José Manuel Esteve Zarazaga es catedrático de Teoría de la Educación en la Universidad de Málaga. En el ámbito pedagógico, su influencia es incontestable en todo el país y bastante más allá del mismo. Su libro El malestar docente es una lectura clásica y obligada para todo aspirante al profesorado o al magisterio y contiene todas las claves, incluidas las actuales polémicas, sobre la figura del enseñante. El pasado mes de junio fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Oviedo. También es un apasionado de la literatura de ficción: su primera novela, El árbol del bien y del mal, publicada hace unos cuantos lustros, es hoy un material habitual entre los estudiosos de la educación en el franquismo. Ahora acaba de publicar la segunda, Camino de retorno (Ediciones Mágina), una historia policiaca con ribetes de reflexión sobre las miserias de la sociedad contemporánea, de la especulación a la corrupción.

El mismo Esteve, dotado con el fértil sentido del humor de los sabios, explica que si "El árbol del bien y del mal es una novela pedagógica, Camino de retorno, bajo la apariencia de una novela de intriga, intenta ser una descripción de la sociedad de nuestro tiempo, la del pelotazo inmobiliario, la corrupción política, el culto al poder y al dinero". El protagonista, Víctor Valle, es un abogado que ha conseguido el prestigio en la profesión gracias a su habilidad a la hora de desentrañar delitos relacionados con la corrupción; pero cuando todo ese mundo se vuelve en su contra, su única opción posible es la huida.

Esteve, sin embargo, considera que su novela no es pesimista: "Siempre soy optimista, por naturaleza y por historia. Pero creo que la gente debe mirar al lado oscuro de nuestra sociedad, ya que ésta intenta evitar ciertas reflexiones. La sociedad actual es adormecida y autocomplaciente. Las cosas no se llaman por su nombre". Y el autor concreta sus pesquisas en un término al que dirige todos sus alcances: codicia. "¿Quién utiliza en la vida cotidiana esta palabra? Nadie. Sin embargo, leemos en Cicerón que no se puede considerar digna a una persona que vive por la codicia. Lo que hay debajo de los pelotazos inmobiliarios, la corrupción política, y la destrucción de nuestro planeta es la codicia de unas grandes multinacionales, de ciertos directores de bancos que inventan el capitalismo socializado, a los que no les importa nada más que ganar, cada vez más". Y, a poco que uno mire, la evidencia le sale al encuentro: "Hace unos días reflexionaba sobre la codicia cuando veo que nos cuentan que uno de los implicados en la trama de corrupción en Cataluña ha pagado la boda de su hija con dinero del Palau y luego le ha cobrado al consuegro la mitad de lo que había costado todo. Hace falta con urgencia que la sociedad contemporánea reflexione sobre la codicia, y esta novela es mi aportación".

En opinión del profesor, la respuesta social ante la codicia de algunos debe venir de sus contrarios. "La gente debe darse cuenta de que debe una lealtad a los demás", afirma Esteve, quien recuerda al caso unos versos de Mario Benedetti: "Está la diginidad de los leales / aquéllos que en las buenas y en las malas / en tiempos de revés y en los triunfales / no cambian sus raíces por las alas". La codicia, en su opinión, "es contraria a la lealtad con los propios orígenes porque suele conducir a la traición. Y también lo es de la generosidad, que es un valor en seria crisis en este tiempo, por más que muchos decidan dedicar sus vidas, su dinero o su tiempo al servicio de los demás. Ocurre lo mismo con el esfuerzo: la sociedad actual es perversa, en la medida en que hoy se proponen continuamente modelos a través de la televisión que han logrado la fama y el éxito sin haber movido un músculo, por más que en el mundo real sean muchos más quienes hacen del servicio al otro su dedicación habitual. La ética del esfuerzo, la generosidad y la lealtad es el antídoto contra la codicia".

Esteve optó por dotar a su novela de una intriga policiaca para acceder a más lectores y ganar su atención. En este sentido, el escritor afirma que actualmente "la gente apenas lee ensayos, y sólo lee novelas en la medida en que sean atractivas. Pero lo importante de la novela, de cualquier novela, es la intención. Casi ningún escritor escribe por el mero placer de escribir, por lo general hay un contenido que se quiere transmitir al lector. Y en mi caso la intención es promover la reflexión". Pensar la sociedad es serlo. Adelante.

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