Llega a la cartelera malagueña la incendiaria secuela de 'Millennium'

Noomi Rapace vuelve a dar vida a Lisbeth Salander en 'La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina', producción sueca dirigida por Daniel Alfredson con el mismo reparto de protagonistas

L. Camacho (Efe) / Madrid

23 de octubre 2009 - 05:00

La segunda entrega de la trilogía literaria Millennium, de Stieg Larsson, llega hoy a los cines malagueños con una Lisbeth Salander más heroína e incendiaria que nunca, y que interpreta de nuevo Noomi Rapace, "la actriz ideal para luchar por los derechos de la mujer", según dijo ayer el productor de la saga, Sooren Staermose. "Es la mejor actriz para luchar contra los hombres que no aman a las mujeres, basta ya de meterse con ellas. Id con cuidado, machistas, porque Lisbeth Salander está al acecho", afirmó el productor responsable de la adaptación al cine de la trilogía Millennium.

En esta segunda entrega, con el mismo título en la cartelera de España que en la novela, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, Lisbeth Salander, además de millonaria, es la mujer más buscada del país. Sus huellas están en el arma con la que han asesinado a dos colaboradores de la revista Millennium, a punto de sacar a la luz un polémico reportaje sobre el comercio sexual en Suecia. La segunda parte nace con un grado de expectación mucho menor que la primera, Los hombres que no amaban a las mujeres, ya que los miles de lectores de la trilogía del sueco ya conocen los rostros de los dos protagonistas, el periodista Mikael Blomkvist, y la pirata informática y bisexual Lisbeth Salander.

Con los mismos mimbres en el reparto de protagonistas, la diferencia en el equipo reside en el director; el sueco Daniel Alfredson toma el testigo en la segunda y tercera entrega del director danés Niels Arden Oplev, responsable de la primera. Para el productor, el rodaje del segundo y tercer libro no ha planteado ningún problema técnico, algo que sí surgió en la primera parte ya que no nevó lo suficiente. "No hubo más remedio que usar nieve artificial pero se puso a llover, y eso que habíamos comprobado no sé cuántos partes meteorológicos", bromeó. La primera parte también facilitó el resto de la adaptación con la elección de escenarios y vestuario, si bien las dificultades de La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina pasan por "una presión mental tremenda: cien días de rodaje son muy duros", dijo Staermose tras destacar que a pesar de recortar personajes e historias de las narradas por Larsson, el secreto de una buena adaptación es "lograr que el público tenga la impresión de haber visto el libro en la pantalla". "Optamos por ser fieles a la novela, podíamos habernos inspirado en ella y hacer algo totalmente diferente. Probablemente habría sido otra gran película pero habríamos decepcionado a los lectores", subrayó al respecto Staermose.

La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina revela a los espectadores, como ya hizo la novela, parte del pasado tortuoso de Salander quien, en manos de instituciones psiquiátricas desde los 12 años y declarada legalmente incapacitada a los 18 años, se convierte en víctima de una sociedad injusta y corrupta. Para el productor Sooren Staermose, Salander es un personaje "muy fresco" en el universo del crimen y la verdadera responsable de que su productora Yellow Bird comprara los derechos a la editorial "antes incluso de que se imprimieran los libros". Staermose destacó que la elección de la actriz para el papel de Lisbeth fue su mayor preocupación pues del acierto "dependía que el público aceptase al resto de personajes".

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