El profesor y filósofo Joaquín Amigo fue arrojado por el Tajo de Ronda nueve días después del asesinato de Federico García Lorca. Acababa de conseguir la plaza para dar clases en un instituto de la ciudad rondeña cuando estalló la guerra. Un grupo de milicianos republicanos acabó con su vida en agosto de 1936. Tampoco se encontraron sus restos. A ambos granadinos no sólo les unió su trágico final. Mucho antes habían trabado amistad, pertenecían al grupo de intelectuales de la revista Gallo y a la portentosa Generación del 27.

Más de ocho décadas después de su desaparición, la escritora Ana Merino encontró por casualidad su legado y éste le ha servido de columna vertebral para armar su última novela, Amigo, de la editorial Destino. Este jueves la presenta en el CAC Málaga (a las 18:30) de la mano de la Fundación Rafael Pérez Estrada.

Merino cuenta que a las semanas de iniciar la gira de El mapa de los afectos, la novela con la que ganó el premio Nadal 2020, llegó el confinamiento. En vez de volver a la Universidad de Iowa, de la que es catedrática, solicitó aislarse en Madrid. Y lo que pensaba que iban a ser 15 días se convirtieron en meses. En ese tiempo estaba escribiendo una novela de campus sobre una poeta mexicana que vuelve a España.

“Me interesaba mucho comparar la atmósfera estadounidense con la española y para el personaje había estado investigando un archivo muy bonito del XIX”, relata. Pero el perfil de su protagonista, Inés Sánchez Cruz, se acercaba mucho más a la edad de plata, a sus creadores y a la Residencia de Estudiantes como punto de encuentro.

Y todo lo que buscaba lo encontró en un grupo de skype que organizó su amiga de la facultad Rocío Camus. “En ese intervalo en el que estábamos todos en casa con sensación del fin del mundo, entre las personas que asistían al grupo estaba María Bastos Amigo, nieta de Joaquín Amigo”, comenta Merino. “Me dijo que tenía la custodia de un archivo, que creía que era valioso, pero que no sabía por dónde empezar. Así que en cuanto se pudo salir fui a verlo y mi sorpresa fue que tenía un formidable archivo con todos los papeles del abuelo, entre ellos tres cartas de Lorca”, agrega.

La escritora supo reconocer la importancia del hallazgo y le pidió a María Bastos utilizar parte del archivo para su novela. “Nunca iba a tener una oportunidad igual de maravillosa en la vida y ella, con muchísima generosidad, me dijo que utilizase lo que quisiera”, apunta.

“Lo que cuenta la novela son los 21 primeros días de investigación para que el lector descubra esa experiencia tan maravillosa de encontrarse con unos papeles llenos de historia, de vida y luminosidad. Quería que el lector pudiera sentir la misma emoción que yo”, explica.

En la novela, dice la autora, salen los papeles de Lorca y las menciones de alguno de los amigos de la revista granadina Gallo. “También le pedí permiso a María para hacerla personaje. Es tan interesante, tan vitalista y con tanta energía heredada de sus abuelos y sus padres, que me parecía que dialogaba muy bien con las peripecias de mi personaje”, indica.

Portada del libro 'Amigo', de la editorial Destino.

La novela descubre al lector a Joaquín Amigo, amigo de Lorca desde la primera época, desde 1918. “A través de su correspondencia se puede descubrir el pensamiento y la atmósfera de la época, de esos años 20, las ilusiones que tenían, cómo veían el arte, la revista Gallo, las anécdotas”, destaca Merino. También el mapa de amigos que trazan los papeles. Entre ellos, “hasta una carta preciosa de un jovencísimo Francisco Ayala, estamos encontrando verdaderos tesoros y todavía queda por descubrir”, comenta la escritora.

A este archivo inédito se une en Amigo la memoria oral de la viuda de Joaquín, Rosario, que explica a su nieta el por qué ese archivo estuvo cerrado tanto tiempo. En el archivo también hay tres cuadernos de poemas juveniles de Luis Rosales. “Rosales tuvo mucha cercanía con Amigo y fue éste quien le presentó a Lorca. Es un hilo del que la protagonista empieza a tirar para intentar encontrar respuestas y reconstruir el máximo de sucesos a lo largo de 21 días”, señala Merino.

La escritora subraya que “Joaquín Amigo era una persona catalizadora de talento, esa gente necesaria que nos estimula, que nos ayuda, que nos entiende, que nos hace sacar lo mejor de nosotros mismos”. Sin embargo, su muerte prematura le deja con muchas cosas por hacer. “Era filósofo, fue uno de los alumnos predilectos de Ortega y Gasset, pero la Guerra Civil se lo llevó todo por delante, Joaquín había publicado muy poco, se dedicaba a estimular a esos pequeños grupos literarios de los años 18 y 19”, añade Merino.

También por lo trágico de toda la historia no termina de salir a la luz su legado. Aunque su hija hizo algunos intentos fueron infructuosos. “Joaquín era una persona de condiciones religiosas, un gran filósofo, un hombre dialogante, pero tuvo la desgracia de que llegaran a Ronda, lo capturaran y lo mataran, el comienzo de la guerra fue espantoso para todos”, señala la escritora, que no ha querido politizar su figura.

“Amigo es parte del grupo y su espiritualidad daba sosiego y descanso a sus compañeros. Era una persona sumamente abierta, pedía bulas papales para poder leer libros prohibidos y seguir investigando, era un gran conocedor de Freud”, añade.

En su novela también hay una reflexión sobre el perdón y la necesidad de no dejar en herencia el rencor. “Joaquín era un humanista, era parte de la historia y Lorca y Joaquín representan ese abanico de miradas tan importante que compartían, es la guerra la que luego divide y destruye”, dice la escritora. “Lorca es señalado por una cosa y Joaquín por otra, pero en cierta medida es el mismo asesinato, ese que intenta acabar con el humanismo, la bondad y la empatía”

El concepto de la amistad, del entendimiento humano y la necesidad de construir pensamiento literario. Sobre esos temas centrales pivota la novela, que es “un alegato a la literatura y cómo nos ayuda a resolver los grandes temas existenciales”. El pasado 16 de febrero salió a la venta y este 17 de marzo Merino tiene en Málaga una nueva oportunidad para encontrarse con el público y compartir su trabajo.