Cultura

Luz Gabás: "El pasado nos da una perspectiva para mirar las cosas, para aprender, y eso me gusta"

Luz Gabás, este martes en Málaga.

Luz Gabás, este martes en Málaga. / Javier Albiñana

Dando caladas a un cigarrillo fuera del hotel Molina Lario, en la pausa entre entrevista y entrevista, la escritora aragonesa Luz Gabás (Monzón, 1968) se reencuentra en una mañana no demasiado luminosa con Málaga, una tierra que reconoce apreciar de forma especial. A ella le vinculó hace más de cuatro años uno de sus célebres personajes, Bernardo de Gálvez, que tiene su hueco en la novela Lejos de Luisiana, ganadora del último Premio Planeta. La autora ha sido protagonista este martes de los Encuentros Planetarios organizados por la Fundación Rafael Pérez Estrada.

-Llega a Málaga con Lejos de Luisiana después de haber ganado el Premio Planeta…

-Siempre vengo muy contenta a Málaga, me gusta muchísimo, tengo una conexión especial con esta provincia. De hecho, esta novela está muy vinculada a Málaga a través de la figura de Bernardo de Gálvez. Vine en 2018 a Macharaviaya, tenía especial interés por conocer el pueblo en el que nacieron esas figuras, José, Matías, Antonio y, por supuesto, Bernardo de Gálvez. Me encantan los pueblos pequeños de los que salen personas a descubrir el mundo, esos que no pierden nunca la relación con sus orígenes.

-¿Con el Planeta el éxito esta garantizado?

-Ya llevo una carrera a mis espaldas, muchos viajes, clubes de lectura, encuentros literarios, jornadas de novela histórica, por todo el país y en el extranjero, mis novelas han sido traducidas… tengo ya una experiencia y esto es lo mismo pero superlativo. Hay más compromisos, pero es este año, cuando acabe el reinado, como yo digo, entrará otra persona y yo seguiré en mi casa escribiendo.

-Al margen de la difusión y las ventas, ¿Qué le ha supuesto como escritora? 

-Esto ha supuesto un momento muy importante en mi vida, la ilusión que ha producido en mi entorno familiar, en mis amigos, en mi pueblo, en mi provincia y mi comunidad… ha sido una ilusión compartida. Ha sido un premio a una novela importante. Hay cuatro años de trabajo detrás, es un entorno desconocido, la gente está aprendiendo, se entretienen y muchos también se conmueven. El jurado algo debió ver que resaltaría sobre las entregadas este año, pero eso no depende de mí. Yo escribo, presento y me dan el premio, estoy feliz. Es un empujoncito para seguir adelante, pero si no lo hubiese ganado mi vida sería la misma… Con menos compromisos y menos foco. Ahora el foco está sobre mí y yo intento llevarlo lo mejor posible, pero esto pasará.

-Sus novelas tienen un alto contenido histórico. ¿Le gusta más bucear en el pasado que escarbar en el presente?

-Siempre me ha gustado mucho abrir baúles. Esto es muy rural, casas grandes con desvanes, con maletas de maderas, con armarios que nadie ha abierto en treinta años y en los que de repente aparecen unas cartas… Mi marido es genealogista y me ha gustado mucho acompañarle a archivos. Me gusta el contacto con el pasado para aprender de él. Era inevitable, empezando con una novela como Palmeras en la Nieve, que mis novelas tengan que ver siempre con el aprendizaje de la historia. El presente lo tenemos más trillado, pero el pasado nos da una perspectiva para mirar las cosas, para aprender y eso me gusta.

-¿Cómo encontró la historia de Lejos de Luisiana?

-Me había encargado Zenda un artículo sobre el papel de España en la independencia de las 13 colonias que formarían Estados Unidos. Tenía que ver con la figura de Gálvez y vine aquí a Macharaviaya. El relato lo escribí desde el punto de vista de su mujer, Felicitas de Saint-Maxent. Recuperé antiguos estudios, de cuando viví un tiempo en Estados Unidos, y todo volvió a mi mente. Lo que empecé a leer supuso un aprendizaje en un contexto desconocido y me pareció el telón de fondo ideal para tener personajes de diferentes grupos sociales. Pensar en los españoles relacionándose en ese entorno me pareció tan peculiar e interesante como lo fue Palmeras en la Nieve. Tenemos españoles en el Mississippi con nativos americanos, con esclavos africanos, con franceses, ingleses, me pareció fascinante y me enganché a la historia.

-¿Palmeras en la Nieve partía de la historia de su padre?

-Sí, esta parte emocional la tuve más cercana porque mi abuelo, mi padre, un tío y mi abuela estuvieron en la isla de Fernando Poo. Conocía de primera mano sus batallitas, pero la novela es más que eso, habla de la parte africana. También lo tenía claro para Lejos de Luisiana. Quería que tuviera mucho peso la parte nativo americana.

Luz Gabás en el hotel Molina Lario de Málaga. Luz Gabás en el hotel Molina Lario de Málaga.

Luz Gabás en el hotel Molina Lario de Málaga. / Javier Albiñana

-La primera novela llegó con un pan debajo del brazo…

-Un pan no, una panadería entera porque me permitió dedicarme a escribir de forma exclusiva.

-Ahí hubo unos años que compatibilizó la literatura con su trabajo de alcaldesa de Benasque…

-Fueron cuatro años y coincidió que salió la novela cuando fui elegida alcaldesa. Recuerdo que escribí Regreso a tu piel por las noches, de madrugada, no tenía tiempo.

-¿Hay un territorio común entre la ficción literaria y la política?

-Hombre, la literatura te enseña… Aunque yo diferencio la política de la vida de alcaldesa, no tiene nada que ver dedicarse a la política con gestionar un presupuesto municipal, estás continuamente intentando solucionar problemas cotidianos de los vecinos, organizando actos culturales... pero es muy exigente. Me di cuenta enseguida de que tarde o temprano tenía que tomar una decisión.

-¿Pesó más la escritura?

-Sin duda, mucho más. Da muchas más satisfacciones y permite seguir siendo la eterna estudiante. Los escritores siempre estamos estudiando, leyendo, tomando notas, pensando en el siguiente proyecto...

-¿Cuál es su principal miedo como escritora?

-Lo que me da más miedo, o quizás pereza, es parir el primer manuscrito cuando ya tienes toda la información en tu cabeza, para mí es lo peor. Si luego lo tengo que reescribir 30 veces no me importa, pero el primero me cuesta mucho.

-¿Reescribe mucho ese primer manuscrito?

-Muchísimo, corto, tiro… En esta en concreto, las batallas de Gálvez estaban contadas al detalle, podía haber treinta hojas más. Me parecían tan interesantes sus estrategias, sus tácticas, pero al revisarlo pensé que ralentizaba la acción. En esta lucha entre historia y ficción, lo que importa es qué le pasa al personaje que acompaña a Gálvez en esta batalla, no interesa tanto la descripción de la batalla. Al final, me lo ventilé en un párrafo. Me di cuenta de que no era necesario, eso ya está en otros textos.

-¿Cómo lleva las críticas?

-El 95% es de notable para arriba, un 4% que para gustos colores y un 1% de soberbia intelectual y paso. Los soberbios de la literatura se convierten en inquisidores y eso es peligroso. Para mí el concepto de la cultura, y de la literatura en particular, es muy amplio y no me gusta nada juzgar a la gente, que cada uno lea lo que quiera. No sabemos sus necesidades, sus deseos o dónde encuentran refugio. Porque la literatura es refugio también.

-¿Y qué tiene que tener un libro para que sea redondo para usted como lectora?

-Como lectora me gusta que me entretenga, sobre todo, que me enseñe algo, en cualquier tipo de género, y que me conmueva, aunque eso lo consiguen pocos. Eso es el completo. Pero este concepto clásico de aprender disfrutando me gusta mucho. Hay momentos para todo, me gusta leer narrativa más intimista, autoficción, filosofía, voy picoteando un poco de todo.

-¿Cuando escribe piensa en que tengan esos ingredientes sus novelas?

-Sí, soy lectora y me pongo en su piel. Utilizo ese filtro de la luz lectora para escribir, pero uno escribe lo que quiere y lo que puede y el lector lee lo que le da la gana, hay muchas voces y muchos momentos. La literatura es un acto de comunicación entre el escritor y el lector y es curioso como novelas que a una persona no le llegan a otras les mueve muchísimo por lo que sea, por el momento, porque se han identificado con los personajes… esa es la magia de la literatura.

-¿Está ya metida en algo nuevo?

-Estoy como siempre dando vueltas en mi cabeza a algo, pero de aquí a que me siente a escribir igual pasa tiempo… Es algo que no puedo evitar, aunque no hablo de mis temas hasta que ya está muy adelantada la novela. Las escribo en soledad y en secreto. 

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