Cultura en Málaga

Una casa para Ibn Gabirol

  • Málaga celebrará en 2021 el milenario de su poeta y filósofo con unas jornadas organizadas por la Federación de Comunidades Judías de España

Los presidentes de las Comunidades de Judíos congregadas, junto a Salomón Castiel, este martes en la presentación de la Asociación Ibn Gabirol.

Los presidentes de las Comunidades de Judíos congregadas, junto a Salomón Castiel, este martes en la presentación de la Asociación Ibn Gabirol. / FCJE (Málaga)

En el debate en torno a la relación de Málaga con su pasado, basta citar el nombre de Salomón Ibn Gabirol para dar cuenta del modo en que la desmemoria ha campado aquí a sus anchas. El poeta y filósofo malagueño es una de las referencias intelectuales esenciales de la Edad Media y dueño de una influencia que abarca mucho más allá de lo peninsular. En cuanto al pensamiento, su obra La fuente de la vida sirvió de catalizador de la tradición neoplatónica que se había extendido en Oriente para servir de inspiración en numerosas escuelas occidentales: incluso, la oposición de Santo Tomás de Aquino a su interpretación neoplatónica de Aristóteles contribuyó, aunque fuese de manera indirecta, a la expansión del pensamiento del estagirita en Europa. Ya en el siglo XVII, el filósofo holandés de origen sefardí Baruch Spinoza, precisamente uno de los pensadores más citados y presentes en la filosofía contemporánea, retomó esta misma tradición con Ibn Gabirol como puente esencial, una huella bien visible en obras como su Tratado teológico-político y su monumental Ética. Como poeta, Ibn Gabirol es considerado el más grande autor judío medieval del género, por la adopción que hizo de registros habitualmente ajenos a la tradición hebrea. De hecho, sus versos son conocidos entre las comunidades judías de todo el mundo, aunque sea de manera apócrifa, y se recitan de manera unánime en fiestas señaladas del calendario judío. Teniendo semejante vértice en la definición cultural de la Edad Media entre sus hijos ilustres, y más aún tratándose un personaje de marcada tendencia reconciliadora, tolerante y favorable al encuentro con cristianos y musulmanes, es mucho el partido que Málaga pudo haber extraído de Ibn Gabirol en su propia definición urbana, histórica y cultural. Con un centro de interpretación en la calle Granada, en el mismo corazón de la antigua judería, usado como espacio administrativo para la recepción de visitantes y apenas una escultura en la calle Alcazabilla de visibilidad dudosa, puede afirmarse que Ibn Gabirol entraña en Málaga una cuenta pendiente. Tal vez, hasta ahora.

La escultura de Ibn Gabirol, en la calle Alcazabilla. La escultura de Ibn Gabirol, en la calle Alcazabilla.

La escultura de Ibn Gabirol, en la calle Alcazabilla. / M. H.

Y es que la Federación de Comunidades Judías de España acaba de crear (en realidad, el proceso sigue aún abierto hasta su próxima resolución definitiva) la Asociación Ibn Gabirol para, entre otros objetivos, promover y fomentar la cultura judeo-sefardí, sensibilizar a la población general sobre los principios culturales y religiosos de los judíos sefardíes y celebrar actividades, especialmente culturales, que permitan compartir y dar a conocer legados filosóficos, literarios, gastronómicos y de muy diversa índole relacionados con la misma herencia judeo-sefardí. Una de las primeras actividades previstas tendrá lugar en Málaga: el Museo Picasso acogerá el 10 y 11 de febrero unas jornadas con las que la Federación celebrará el milenario de Ibn Gabirol (en torno a cuyo nacimiento en Málaga en el año 1021 hay un consenso amplio, si bien la confirmación absoluta no es posible) y que contará con diversos expertos internacionales en la figura del poeta y filósofo. Bajo la dirección de la catedrática de Estudios Hebreos de la Universidad de Granada María José Cano, el seminario contará con participantes ya confirmados como la filósofa y catedrática de la UNED Amelia Valcárcel, la profesora de la Universidad de Denver Sarah Pessin y el catedrático del Jewish Theological Seminary de Nueva York Raymond P. Scheindlin. Además, para inaugurar las jornadas, los actores Aitana Sánchez-Gijón y Alberto Ammann compartirán una lectura poética de Ibn Gabirol junto a la escultura de la calle Alcazabilla.

El origen tanto del seminario como de la nueva asociación se encuentra en la renovación del equipo responsable que la Federación de Comunidades Judías de España emprendió la pasada primavera. Por primera vez en la historia del colectivo, que desde 1992 representa a las comunidades judías del país, la presidencia no está localizada en Madrid, sino en Málaga, en la persona de Isaac Benzaquén, que presentó este martes las jornadas en Málaga junto al presidente de la Comunidad Judía de Torremolinos, José Salama; de Marbella, Raphael Cohen; de Sevilla, Salomón Corcía; y de Moisés Haieom, vicepresidente de la Comunidad Judía de Málaga, que preside Moisés Helbaz. Salomón Castiel, director de La Térmica, es el vocal de Cultura de la Federación y primer impulsor tanto de la Asociación Ibn Gabirol como de las jornadas que recordarán al pensador malagueño en su milenario. Precisamente, Benzaquén confirmó que la intención de estas primeras jornadas es crear una "línea de trabajo" que continúe con otros futuros encuentros en torno a la figura y la obra de Ibn Gabirol en su ciudad.

Los actores Aitana Sánchez-Gijón y Alberto Ammann abrirán las jornadas con una lectura poética junto a la escultura de Ibn Gabirol

Del mismo modo, Isaac Benzaquén recordó que la Federación representa a catorce comunidades y a cerca 45.000 judíos en toda España congregados en una treintena de sinagogas. Aunque buena parte de esta población se distribuye entre Madrid y Barcelona como núcleos esenciales, la provincia de Málaga ha ganado una presencia notable en los últimos años. Así, tal y como recordaron sus respectivos presidentes, la Comunidad Judía de Málaga cuenta con unos 2.500 miembros, la de Torremolinos con entre 750 y 900 y la de Marbella con 386 familias. La Comunidad Judía de Sevilla, una de las más antiguas de España (se fundó por última vez en 1966, aunque se constituyó un primer precedente entre 1880 y 1885), está formada por entre 150 y 300 personas. Sin subvenciones de ningún tipo (salvo en Ceuta y Melilla, donde las comunidades judías reciben ayudas municipales), estas comunidades dependen en exclusiva de los donativos para afrontar problemas diversos como el difícil recambio generacional, la ausencia a menudo de infraestructuras esenciales para los judíos como colegios y cementerios y las dificultades propias de las familias, "acentuadas estos días por la crisis del coronavirus", según subrayó Bezanquén. Ahora, la Federación trabaja para dar visibilidad a estas comunidades como parte indisoluble de la historia de España.      

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