Cultura

'Nuda': delicada belleza onírica

Un momento del montaje 'Nuda', de la Compañía Finzi Pasca.

Un momento del montaje 'Nuda', de la Compañía Finzi Pasca. / Viviana Cangialosi

Los recuerdos se mueven entre la realidad y los sueños. No son pocas las ocasiones en las que, rememorando algo hermoso, rellenamos algunos vacíos con pequeños detalles que quizás nunca sucedieron. Idealizamos nuestras memorias, inconscientemente, para recordarlas como nos gustaría que hubieran ocurrido. Esto es lo que hemos podido disfrutar en el escenario del Teatro Cervantes con Nuda, de la Compañía Finzi Pasca, un delicado espectáculo basado en la novela homónima del autor y director suizo, Daniele Finzi Pasca.

Nuda es texto, pero también es danza, pero también es acrobacia y es circo, pero también es música. Nuda es todo eso de forma conjunta, y a la vez, es también cada cosa individualmente. Daniele Finzi Pasca, director del montaje, afirma que ellos cuentan “historias de teatro utilizando todas las técnicas posibles: acrobacia, canto, música y cualquier cosa que pueda ayudar a los actores en el escenario”, y a fe que lo consiguen. Nuda es teatro, entendido como arte total, que recoge la esencia de distintas disciplinas para exponerlas como una pieza única y bella.

No es un espectáculo para ser comprendido racionalmente, como no deben serlo los trabajos en torno al surrealismo, pues estos, son concebidos para ser experimentados desde las emociones y para que cada uno de nosotros, acompañados por esos sentimientos, podamos transitar en el onírico viaje de sus protagonistas. Si ha intentado comprender Nuda desde la lógica, lo siento, porque perdió la oportunidad de recorrer los sueños. La historia de las dos hermanas gemelas que el espectáculo desarrolla, funciona, porque no es importante quién es quién, ni si la voz que narra es una, la otra, o las dos.

Tampoco importa si lo que cuentan es una verdad convertida en sueño o un sueño arrastrado a una realidad. Todo el engranaje teatral marcha porque está enfocado en emocionarte, y dentro de esas emociones, uno siente las idas y venidas de una relación de hermanas que, siendo idénticas, vivieron la vida de forma muy diferente. Las gemelas, en ciertos momentos, a través del poético texto, dejan caer la idea de destino en pequeñas dosis. Este destino del que hablan, está muy relacionado con el concepto de la marioneta, recurrente en el espectáculo, símbolo de los hilos que nos sujetan. Y es que dos marionetas pueden ser idénticas, pero, cada una, está sostenida por hilos diferentes.

La puesta en escena recuerda, en esencia, a los trabajos que el director hizo con el Circo del Sol. Esa forma de contarnos la historia, con un sello propio, juega a que el espacio, la iluminación, el sonido y el vestuario, se muevan entre dos mundos, uno real y otro onírico, y que estas realidades, lejos de separarse, confluyan en el escenario para mezclarse y crear una sola, la realidad mágica tan reconocible en los trabajos de Daniele Finzi Pasca. La esencia de esta producción reside en haber sabido combinar las distintas artes a su disposición.

En ocasiones, en un plano escénico, hay un texto interpretado por dos actrices maravillosas, que desgrana una realidad, mientras que, en un segundo plano, esa realidad descrita en palabras se convierte en un número circense, interpretado por tres acróbatas fantásticos, sobre una cama que levita por todo el espacio. ¿Son las palabras convertidas en proyecciones oníricas o son los sueños convertidos en proyecciones textuales? No importa, lo único a lo que debes prestarle atención real, es a cómo te hacen sentir, porque en ocasiones, acción y texto van en líneas contrarias. A veces piensas que, por mirar lo que ocurre en esa cama suspendida a cuatro metros de altura, uno se pierde lo que las palabras cuentan, y en otras muchas ocasiones, en las que, embelesado por la poética del texto, crees perderte partes del número acrobático que se está desarrollando al mismo tiempo. Pues ni lo uno, ni lo otro, y las dos cosas a la vez.

En conclusión, es un espectáculo que nos invita a olvidar la lógica por un tiempo, y a danzar por las emociones que la poética fértil, la música, las canciones, la imagen, el color, la risa y el circo nos provocan. Los números acrobáticos que nos regalan, están desarrollados con tanta dulzura y haciéndolo parecer tan humanamente sencillo, que olvidamos la tremenda complejidad que cada movimiento conlleva. Nuda, es un pequeño regalo de una delicada belleza onírica.

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