EDITORIAL
Toda preparación es poca ante los temporales
El regreso de la malagueña Pasión Vega a su tierra reserva cada ocasión una colección importante de sabores que refuerzan la conexión entre la cantante, una de las voces más prodigiosas de las últimas décadas, y su público. Sus incondicionales lo saben bien y por eso han obligado a colgar el cartel de No hay entradas para los tres conciertos que Pasión Vega ofrecerá en el Teatro Cervantes desde mañana lunes hasta el miércoles para presentar su último disco, Gracias a la vida. En realidad, para la fecha del miércoles, que se añadió a las dos primeras después de que se agotaran las localidades en pocas horas, aún quedaban ayer disponibles menos de treinta entradas.
Semejante expectación, inédita en lo que llevamos de temporada y en un plazo que abarcaría unos cuantos años atrás, responde al éxito de Gracias a la vida, una colección de clásicos latinoamericanos con el himno de Violeta Parra a la cabeza pasados por el tamiz de la conmovedora voz de Pasión Vega. Para su puesta en escena, la malagueña estará acompañada por una banda de siete músicos (curiosamente, comparecerá el mismo batería que tocará esta noche junto a Pedro Guerra en el mismo escenario, Vicente Climent) y el grupo de mariachis Real Azteca. Todo un recital de emociones con el teatro hasta la bandera.
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