Cultura

El Picasso se dispone a cerrar su mejor año en cuanto a visitantes

  • El museo abrirá todos los lunes a partir del mes que viene Louis Bourgeois, el arte alemán y el propio Picasso, protagonistas del programa expositivo diseñado para 2015

El Patronato del Museo Picasso celebró ayer su última reunión del año, y la ocasión fue de ésas en que los gestos y las expresiones abren camino a las declaraciones. Los signos de satisfacción, visibles y elocuentes al término del encuentro, tenían su razón de ser en el anuncio que poco después hizo el consejero andaluz de Cultura, Luciano Alonso, ante los medios: el Museo Picasso se dispone a cerrar un año en el que las cifras de visitantes constituyen un "récord" por derecho en los registros de la pinacoteca. La presidenta de honor de la Fundación del centro, Christine Ruiz-Picasso, mostró de inmediato su "alegría" porque "los números respecto a los visitantes que han venido al museo en 2014 son los mejores de su historia". Alonso no quiso concretar los balances y emplazó a la siguiente reunión del Patronato, que se celebrará el próximo 15 de enero, para dar cuenta de los parabienes con pelos y señales. Lo que sí se puede dar por confirmado es que el Museo Picasso ha superado la cantidad de visitas recibidas en el año anterior, 2013, en el que la institución celebró su décimo aniversario con un más que ambicioso programa de exposiciones y en el que contó algo más de 400.000 entradas despachadas en la taquilla, lo que supuso a su vez otro récord cuya vigencia se ha perpetuado tan sólo un año. Semejante situación no deja de entrañar una paradoja: con la llegada de este 2014, el Museo Picasso sufrió un recorte presupuestario del 47% respecto a los fastos del aniversario de 2013 hasta los 4'3 millones de euros, una cifra similar a la consignada por la Junta de Andalucía para 2015. El recorte dejó el programa para el presente año en dos exposiciones temporales, no precisamente de relumbrón, y al museo en una posición "frágil y difícil", tal y como expresó en su día el director del mismo, José Lebrero, quien abogaba a su vez por un cambio en el modelo de gestión hacia mecanismos más flexibles, capaces de desarrollar procesos hábiles de autofinanciación; sin embargo, a pesar de la drástica reducción de ofertas y recursos, el público ha respondido con una entrega aún mayor que la demostrada cuando las vacas pastaban considerablemente más gordas.

De esta circunstancia se pueden extraer algunas interpretaciones. La primera, evidente, es que el Museo Picasso se ha beneficiado del buen año turístico que ha vivido Málaga hasta equilibrar su disminución de atractivos. Pero también cabría considerar que la proyección en cuanto a imagen y alcance que disfrutó el museo durante el año de su aniversario se ha mantenido álgida entre los visitantes potenciales durante este año, por más que lo que han podido disfrutar no ha sido lo mismo, ni bastante menos. Y tampoco conviene desechar la idea de que la marca Museo Picasso trasciende incluso lo que el mismo puede ofrecer, especialmente entre los visitantes internacionales. De cualquier forma, la Consejería de Cultura se adjudica un tanto, seguramente inesperado, a favor de su política presupuestaria, mientras el Museo Picasso mantiene su posición de mayor influencia en Málaga a la espera de la competencia que en 2015 se le viene encima.

Como respuesta a este éxito, el Patronato responsable adoptó ayer una medida significativa: el Museo Picasso estrenará a partir del próximo 12 de enero un nuevo horario por el que abrirá todos los lunes del año (salvo los 25 de diciembre y los 1 y 6 de enero), una iniciativa que Alonso definió como "innovadora entre los museos españoles" y con el que la pinacoteca del Palacio de Buenavista "ofrece argumentos a la importante oferta cultural de Málaga". Del mismo modo, el Picasso mantendrá la entrada gratuita los domingos durante las dos horas previas al cierre. Preguntado al respecto, el consejero señaló que "hay gente que quiere venir los lunes, y vamos a facilitarles esa opción". Lo cierto es que en el último año han sido varios los lunes que el museo ha abierto para atender la llegada masiva de cruceristas a la ciudad, así que, en parte, la decisión puede considerarse un modo de adelantarse a los acontecimientos.

Pero la convocatoria formalizada ayer tenía por objetivo informar del programa expositivo de 2015, en el que se vuelven a ofrecer tres muestras temporales. La primera, Movimientos y secuencias, que podrá verse desde el 2 de febrero hasta el 17 de mayo, presenta fondos seleccionados de entre la colección permanente del mismo museo, una estrategia a la que el Picasso ya recurrió este año "obligados en parte por las circunstancias", tal y como admitió ayer Lebrero, pero que en 2015 presentará un cariz distinto: la exhibición reunirá una treintena dibujos y grabados (además de una escultura, cedida a modo de préstamo de larga duración por la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte y, un óleo procedente del Museo Picasso de Barcelona) realizados por Picasso entre 1906 y 1930, en diálogo con una selección de piezas de artistas de la misma época como Maria Blanchard, Braque, Renoir, Derain, Matisse, Miró, Villon, Juan Gris, Federico García Lorca (del que podrán verse algunos dibujos) y pintores malagueños como Joaquín Peinado y José Moreno Villa. Con esta propuesta, según Lebrero, el Museo Picasso quiere ahondar, por una parte, en "lo que significó la irrupción del cubismo, especialmente en España", y recordó expresamente el artículo fundacional que Ramón Gómez de la Serna publicó en la Revista de Occidente como reflexión sobre la revolución que el cubismo supuso en las artes plásticas; y, por otra, en el cambio de paradigma cultural que Europa experimentó en la misma época, gracias esencialmente a la popularización del cine. Para ampliar los contornos del discurso, la exposición reunirá "documentos, fotografías, artilugios y una película experimental de Hans Richter" que permitirán al visitante adentrarse con más autoridad y solvencia en una Europa que soñaba con reinventarse libremente antes del horror de la Segunda Guerra Mundial.

La segunda exposición temporal, ya anunciada por el Museo Picasso en las redes sociales hace unos días, es una amplia retrospectiva dedicada a Louise Bourgeois (1911-2010), artista fundamental del pasado siglo y representativa del exilio europeo que encontró en EEUU el contexto favorable a su desarrollo estético. La muestra, coproducida por el Moderna Museet de Estocolmo y comisariada por una vieja conocida del Museo Picasso, Iris Müller-Westermann, podrá verse del 15 de junio al 27 de septiembre y reunirá 103 obras (47 esculturas, una celda y 54 obras sobre papel y textiles) que se distribuirán entre las dos salas reservadas a las exposiciones temporales. Con Bourgeois, explicó Lebrero, el Museo Picasso "continúa revisando la obra de algunas de las grandes mujeres artistas del siglo XX, después de haber dedicado ambiciosas exposiciones a Sophie Taeuber-Arp y Hilma af Klint". Aunque los amantes malagueños del arte han tenido oportunidad de familiarizarse con Bourgeois gracias al CAC (que conserva piezas en su colección permanente de la artista, a la que además dedicó una de sus primeras muestras temporales, Tejiendo el tiempo, en 2004, con una veintena de esculturas y una selección de su obra gráfica), el abrumador órdago del Picasso permitirá al visitante una inmersión notable en la obra de una de las creadoras más influyentes de su tiempo.

Sin embargo, la muestra que suscita a priori más interés es la que podrá verse del 19 de octubre al 21 de febrero de 2016: Registros alemanes, comisariada por José Lebrero y gestada tras una prolongada investigación, propone una mirada amplia a los vínculos que mantuvieron Picasso y el arte alemán, un asunto "poco tratado hasta ahora en exposiciones", según el director, pero altamente prometedor a tenor de lo anunciado ayer. La muestra reunirá unas doscientas obras (entre pinturas, esculturas, dibujos, obra gráfica y material documental) de artistas como el propio Picasso, Baselitz, Max Beckmann, los dos Cranach, Otto Dix, Max Ernst, Grosz, Heckel, Höch y muchos otros. Lebrero señaló dos nexos esenciales entre Picasso y los maestros alemanes: la admiración que el malagueño siempre profesó hacia los grandes genios germanos de los siglos XV y XVI, como Lucas Cranach; y el interés que compartió con algunos de sus contemporáneos alemanes por el arte africano y oceánico. El director confesó que, en un principio, el objetivo era que este baile de influencias quedara representado hasta el presente, "pero el resultado de un proyecto así no cabría en el museo, y además no queremos hacer exposiciones academicistas, con lo que, seguramente, el abanico terminará en los años 20 y 30 del pasado siglo".

Más Picasso, en suma, para un museo que cuenta con la bendición de Málaga y sus turistas. Por argumentos, que no se diga.

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