La vuelta a los escenarios de una banda tan querida como Ketama después de catorce años de separación dejó una noche para el recuerdo este jueves en el Auditorio Starlite en Marbella, donde el público recuperó así un buen puñado de canciones pertenecientes a la memoria musical de muchos. Los Carmona de Ketama, Antonio, José Miguel y Juan José, han recuperado las ganas y, como demostraron en Starlite, siguen manteniendo un magnífico feeling con su público, que los recibió con el mismo cariño de siempre y cantó entusiasmado cada éxito del exquisito repertorio plagado de grandes temas. 

El primero de la noche, Karta Kanción abrió el show por todo lo alto. Con un Antonio Carmona cercano, paseando y estrechando manos por la platea de Starlite. Flor de Lis, Loco De Amor, Se Dejaba Llevar (momento para el recuerdo de Antonio Vega) o Agustito fueron la prueba evidente de que Ketama sigue estando en la memoria colectiva de España como huellas imborrables de una etapa histórica para la música del país. "Después de catorce años, estamos aquí en Starlite para dar un conciertazo con muchos recuerdos", prometía Antonio Carmona a los micrófonos del festival momentos antes de subir al escenario. Dicho y hecho. La banda cerró una noche bonita, nostálgica, de esas que se rememoran con un dulce sabor de boca. 

Sentimiento, pasión y notas que transportaban a India, Marruecos y el flamenco más puro hicieron las delicias del Auditorio de Starlite gracias a la entrega de un grupo musical que llegó con las expectativas máximas y no defraudó, porque, tal como explicaba Juanjo, "cuando subimos al escenario siempre sale algo nuevo, improvisamos mucho", un regalo que el público sabe valorar. El solo de guitarra de Josemi, "uno de los mejores guitarristas del flamenco y fuera del flamenco también", tal como le presentaba Juanjo Carmona, arrancó un ferviente aplauso entre el público, al igual que el tema instrumental que el propio Juanjo quiso dedicar "a las mujeres del 27, como Maruja Mallo, Concha Méndez o Margarita Manso, porque no se les dio el lugar que se merecían en su siglo y a los hombres del 27 sí".

Después de Vente pa Madrid, el fin de fiesta corrió a cargo del afamado No Estamos Locos. Ketama sabe lo que hace y ofrece a su público lo que le gusta. Como cierre de altura, un escenario alborotado en el que se cantó y bailó por bulerías, los instrumentos sonaron al unísono y acompasados y los protagonistas fueron desapareciendo de escena con la guitarra al hombro y las gracias en el corazón.