A Sabina se le perdona todo

música

El cantautor brindó ayer lo viejo y lo nuevo en un Martín Carpena sin llenar

Joaquín Sabina en un momento del concierto.
Joaquín Sabina en un momento del concierto. / Javier Albiñana
Paola Negrete

Málaga, 29 de septiembre 2017 - 11:42

Mantener la misma fuerza de la juventud cuando has cumplido 68 años es difícil, aunque seas el mejor, y las comparaciones son odiosas aunque sean contigo mismo. Pero podrá el genio negarlo todo todas las veces que quiera, lo que no podrá decir jamás es que quienes le tienen cariño no lo hacen de verdad. Sabina llegó anoche a un Martín Carpena que no estaba tan lleno como cabía esperar y para el que a última hora de la tarde aun quedaban cientos de entradas -muchos, quizás preocupados por la cancelación del concierto de Granada, no se atreviera a comprar las entradas hasta última hora-. Eso sí, la emoción de los presentes era suficiente para hacer rebosar un auditorio en el que, con la inquietud del pequeño retraso del concierto, se pudieron escuchar varias versiones de Nos dieron las diez sin que hubiese nadie sobre el escenario.

Y justo fue esa la primera melodía sabinera que se escuchó, aún con las luces encendidas y los más rezagados del público entrando. Oscuridad, aplausos y una pantalla en la que, bien grande, se leía Sabina. Todo el mundo se puso en pie para recibir al cantante con bombín. "Ni Ángel con alas negras, ni profeta del vicio". Empezó así a sonar su voz inconfundible.

Recordando al maestro Javier Krahe, Pedregalejo y las borracheras con Antonio Banderas, se emocionó hablando de Málaga, donde dice que siempre encontró calorcito. Pidió perdón por cancelar su concierto de Granada, pero agradeció que quienes le siguen piensen eso de que "como se va a morir pronto, vamos a comprar las entradas".

Como sabe cuáles son sus canciones que más gustan, volvió a pedir perdón por empezar con "siete u ocho" de las nuevas. Quien más, quien menos y Posdata encabezaron la lista de canciones, entre la que afirmó que, como no quiere que la gente opine como él, sino que respeten lo que piensa, defendió al "grandísimo artista" que es José Tomás. Y le dedicó Lágrimas de mármol. Así siguió, como había anunciado, con las letras de Lo niego todo.

Jaime Asúa (guitarras), Pedro Barceló (batería), Laura Gómez Palma (bajo), Mara Barros (voces y coros), Pancho Varona (director musical, guitarras y cantante ocasional, función que compartió en primera línea con Mara Barros), Josemi Sagaste (saxo, clarinete, percusión) y Antonio García de Diego (piano y guitarras) secundaron en escena al maestro, que, como ya avisó, dio tiempo y espacio después a las clásicas, las de toda la vida. Los que nacieron con Sabina y los que heredaron su gusto por él disfrutaron en todo momento. "He defraudado a todos, empezando por mí", dice él, aunque anoche no pareció hacerlo a nadie. Por mucho que pidiera perdón.

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