Teatro | Sofía Monreal

Donde sobra corazón

  • La actriz malagueña Sofía Monreal conquista la escena londinense con su interpretación en ‘¡Ay, Carmela!’, por la que ha ganado el Premio Lukas

La actriz malagueña Sofía Monreal, antes de la entrevista.

La actriz malagueña Sofía Monreal, antes de la entrevista. / Javier Albiñana (Málaga)

A la actriz malagueña Sofía Monreal todavía la paran por la calle para advertir que la han reconocido: “Tú eres la Puri de Yo soy Bea”. Y ella atiende siempre, con una sonrisa de oreja a oreja. “Es lo que tiene la tele”, admite. La popularidad le llegó en 2007, pero para entonces, la intérprete, formada en Madrid, había puesto en marcha en la capital del reino la compañía Bollería Fina junto a Melani Olivares, Ruth Lewin e Inma Isla; también había rodado películas como La mujer del anarquista y Amor en defensa propia, protagonizado con éxito otros montajes teatrales y fundado como cantante junto al guitarrista de Elefantes, Hugo Toscano, el grupo Naranja Toscano; pero, a la hora de conferir popularidad, la televisión es una máquina que devora todo lo que genera: “Cuando hacía Yo soy Bea compartía camerino con Fedra Lorente. Ella me advirtió de que debía buscarme algo, que cuando acabara la serie nadie se iba a acordar de nosotras. Yo era muy joven entonces y pensaba que cómo iba a ser eso, pero sí, tenía razón. Cuando ya nadie llama al teléfono, y especialmente cuando los productores ni siquiera te atienden las llamadas, comprendes que sí, que tienes que buscarte otra cosa. Y me fui a Londres”. Monreal emprendió así en 2012 un particular éxodo que ha terminado trayéndole frutos más que provechosos: el último, el Premio Lukas, que reconoce la aportación de la cultura latina a la escena londinense, en la categoría de mejor actriz por su interpretación en ¡Ay, Carmela!, en una producción de la obra de José Sanchis Sinisterra estrenada el año pasado en el Cervantes Theatre.

"En ‘Yo soy Bea’ compartí camerino con Fedra Lorente. ‘Búscate algo que en seguida se olvidan de ti’, me decía"

Dada la abundante nómina de artistas hispanos en el Londres contemporáneo, el Premio Lukas es uno de los galardones internacionales de mayor relevancia que concede el teatro británico. En su última edición, celebrada hace unos días en una gala retransmitida por la BBC y seguida por 18 millones de espectadores, los artistas españoles reconocidos fueron, además de la malagueña, el bailaor flamenco Pablo Egea (premio al mejor intérprete masculino de danza), la actriz María Estévez-Serrano (como responsable de la obra ganadora del premio a la mejor producción del año, Verde, agua y luna) y Pedro Almodóvar (premio a la mejor película del año por Dolor y gloria). “Cuando me propusieron hacer ¡Ay, Carmela! ni se me ocurrió imaginar que algo así podía pasar. Pero lo cierto es que la obra me ha dado muchas satisfacciones”, apunta Monreal, quien empezó a colaborar con la Spanish Theatre Company, productora del montaje dirigido por Paula Paz, ya poco después de su llegada a Londres con algunas lecturas dramatizadas y ha visto así recompensado su talento. Preguntada por la recepción en Londres de una propuesta tan española, desde su raíz, como ¡Ay, Carmela!, Monreal recuerda que la comunidad española en Londres “es muy amplia, así que no s trata para nada de un territorio ajeno a lo que cuenta la obra. De todas formas, mi personaje tiene tal fuerza, tanta vida a pesar de la paradoja que esto significa, que puede conquistar a cualquier público, de donde sea. A la hora de trabajar con emociones, no hay diferencias”.

Monreal encontró uno de sus primeros apoyos en Londres en el músico José María Cano: “Yo le daba clases de teatro a su hijo, él me escuchó cantar una vez y me animó a que cantara en Londres en español, que había un público grande esperando propuestas así. Y me encanta la música, pero al final lo que más alegrías me ha dado en Londres ha sido el teatro”. Ahora, la actriz malagueña trabaja en un monólogo tragicómico que quiere llevar a México, aunque no descarta volver a trabajar en su ciudad. Mientras, su sonrisa y su amor a la escena encajan a la perfección con aquellos versos del himno republicano que fue ¡Ay, Carmela!: “Pero nada pueden bombas / donde sobra corazón”.

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