Frente a los estragos que la crisis económica está dejando notar en la actualidad cultural malagueña, el Teatro Cánovas presenta una de las temporadas más interesantes de los últimos años, que se verá además reforzada con una presencia significativa de la Sala Gades, completamente recuperada como espacio escénico. Ambas plazas acogerán 88 espectáculos de danza y teatro dentro de la temporada habitual, con la comparecencia de compañías andaluzas, nacionales e internacionales. Especialmente reseñable es la contribución malagueña, con compañías como El Espejo Negro y la recuperada Teatroz, de Juanma Lara, que estrenarán sus nuevos montajes (Es-Puto, Cabaret y Se ha escribido un crimen, respectivamente) en el Cánovas.

La producción de Animalario y Teatro de La Abadía Argelino, servidor de dos amos, con texto de Alberto San Juan a partir del clásico de Carlo Goldoni y dirección de Andrés Lima, levantará el telón del curso en el Cánovas los próximos días 19 y 20. Posteriormente, compañías como La Zaranda, Atalaya, Teatro del Mentidero, Teresa Nieto, Los Ulen, Teatro Crónico y la belga Needcompany (que cosechó un gran éxito hace tres años en el escenario de El Ejido con La habitación de Isabella) presentarán sus últimos espectáculos. La programación, que presentó ayer la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Torres, y que cuenta con un presupuesto de 700.000 euros, presenta también dos obras del dramaturgo Juan Mayorga: La paz perpetua y La tortuga de Darwin, que protagoniza Carmen Machi, mientras que Álex Rigola regresa tras el éxito del pasado febrero de 2666 con Días mejores de Richard Dresser, esta vez con Teatro de La Abadía. A la programación se unen los ciclos habituales de Pop-Rock, Flamenco Viene del Sur, Títeres y Humor, además de una nueva edición de La Música Contada y un estreno con sabor local: el certamen Málaga Frita, que reunirá a un buen número de creadores de la provincia con especial atención a sus grupos musicales.

Una mirada más detallada a un programa tan abundante y diverso descubre una cierta intención de tocar el mayor número de palos posible dentro de las artes escénicas. No faltan miradas a los clásicos, como la que propone la compañía sevillana Atalaya, con Ricardo Iniesta al frente, a través de una Ariadna que supone el cierre de la trilogía dedicada a las heroínas griegas que ha emprendido la agrupación, después de Elektra y Medea, la extranjera. En un ángulo opuesto, aunque con el clásico como denominador común, se sitúa La loca historia de MacBeth, revisión del tótem teatral de Shakespeare en clave de comedia a cargo de Teatro Crónico. Ambas compañías constituyen, además, dos buenos ejemplos del panorama escénico andaluz actual, que, como no podía ser de otra forma, quedará convenientemente representado en la temporada del Cánovas. Con especial interés se espera la nueva propuesta de La Zaranda, Futuros difuntos, en la que Eusebio Calonge propone un nuevo homenaje al teatro como expresión humana. También el Teatro del Velador de Juan Dolores Caballero regresa con La noche, con el que la formación ahonda en las contradicciones y podredumbres éticas de la sociedad actual. Una de las propuestas más valientes es En el Monte del Olvido, un montaje creado y dirigido por Alfonso Zurro para Caín Club Teatro que propone una insólita interpretación de la Pasión y Muerte de Cristo. Mutis Producciones pondrá en juego su montaje Arizona, galardonado en la última edición de la Feria de Palma del Río, mientras que Los Ulen recuperarán uno de sus espectáculos más aplaudidos, Maná Maná. Y tampoco faltará Teatro del Mentidero, o lo que es lo mismo, Santiago Escalante y Ramón Rivero, que hace un año estrenaron en el Cánovas El imperio del olvido y ahora regresan con Espacio, una suerte de homenaje a Juan Ramón Jiménez filtrada por una escenografía deudora del 2001 de Kubrick. En total, 31 compañías andaluzas frente a las 20 del año pasado.