“Camarón y Paco de Lucía renovaron el flamenco, por ellos estamos hoy en este punto”

Tomatito | Guitarrista

El guitarrista y el pianista Michel Camino traen esta noche al Teatro Cervantes y dentro del festival Terral su disco ‘Spain Forever’, Grammy Latino al Mejor Álbum Instrumental de 2017

Michel Camilo y Tomatito
Michel Camilo y Tomatito

Dice que cuando se fue Camarón se quedó huérfano. No era fácil encontrar a un compañero como él y decidió hacerse solista. Desde entonces, Tomatito busca la belleza en cualquier parte del planeta sin miedo a perder sus raíces. Hoy sus cuerdas hablarán junto a las del piano de Michel Camilo con los temas de su disco Spain Forever.

–¿Cómo surgió su unión con Michel Camilo?

–En el 98 el Festival de Jazz de Barcelona me propuso hacer una fusión jazzística, en este caso con Michel Camilo. No sabía lo que podía pasar. Hicimos dos o tres temas en el Palau. Parecía una mezcla imposible, un piano tan poderoso y una guitarra tan sutil... Pero a la gente le gustó. Hicimos una gira por Japón y de allí trajimos ya montado el disco. De ahí hasta ahora llevamos ya casi 20 años y la verdad es que me divierto con él y él conmigo. Seguimos haciendo proyectos, cada uno por su lado, y luego nos juntamos y nos divertimos mucho.

–¿Cómo se consigue que dos instrumentos tan diferentes hablen de esa forma?

–Creo que es por la complicidad musical que existe entre nosotros, ninguno quiere sobresalir, ser mejor que el otro. Simplemente a los dos nos gusta la música y estamos aquí por ella. Está claro que vivimos de esto y montamos los proyectos también para ganar dinero, pero cuando te gusta mucho una cosa se nota, eso dura. Lo más importante es tocar, divertirte y que siga la cosa hacia adelante.

–¿Sus temas tienen más de este lado del Atlántico que del otro?

–Hay de todo. Yo que vengo del flamenco considero que es una música maravillosa, hermosísima para exportar y los grandes músicos como Michel Camilo se inspiran en el flamenco cuando quieren explicarle algo a España. En mi caso, yo que soy guitarrista, estoy enamorado del instrumento. Cuando me fui a Argentina a escuchar la música de Piazzolla, me dije, madre mía. No es flamenco pero es música, es la interpretación de un sentimiento, como la clásica o el jazz.

–¿Se tiene que perder el miedo a experimentar, a tomar nuevos caminos?

–Yo ya lo perdí porque cuando era muy jovencito grabé con Camarón La leyenda del tiempo y ya nos pusieron como los trapos, a él sobre todo. Tenía 17 o 18 y cuando me puse a tocar no era consciente de lo que estábamos haciendo. Y Camarón tampoco. En esos momentos los puristas no lo consideraron flamenco y él decía que ahora no lo entendían, pero que dentro de 20 años sí entenderían por qué había hecho esto.

–Y desde luego ha sido así...

–Sí, ha sido así. Camarón y Paco de Lucía fueron los que renovaron el flamenco. Gracias a ellos estamos nosotros en este punto. Aquí no se inventa nada, aquí se recrea y se van poniendo cosas dentro del género. Cada uno aporta algo y el género va creciendo. Yo me enamoré de la guitarra por Paco de Lucía. Y Camarón vino haciendo esa afinación tan bonita que tenía en la voz y esos melismas que fueron únicos, aunque dentro de lo que estaba ya hecho, nunca faltó a los cánones del flamenco ni a los palos. Era tan agradable al oído que era un ángel el que cantaba.

"No era consciente de lo que suponía trabajar con Camarón, yo era muy joven y lo consideraba de la familia"

–¿Qué suponía trabajar con una figura como Camarón?

–No era consciente, era muy joven. Trabajaba en la Taberna Gitana, que estaba junto al Cervantes, uno de los tablaos más importantes de Andalucía. Iban allí todas las grandes figuras del flamenco. Y allí lo conocí, pero siendo un crío. Ya cuando murió, en 1992, fue cuando me di cuenta a quién le toqué. Mientras no porque fue como de mi familia, estuve 20 años con él, vivía con él, viajábamos juntos, era algo tan normal para mí...

–¿Cómo era el Camarón artista?

–Era muy callado. Yo veía que en el coche siempre escuchaba algo que no era flamenco. Preguntaba por cantaores que iban en otra línea. Me acuerdo que en Pamplona buscó una taranta que cantaba Pepe Marchena con don Ramón Montoya y un saxofón. Era un investigador de lo nuevo, un hombre muy curioso, por eso era quien era.

–¿Qué le quedó de esa experiencia?

–Todos los días me acuerdo de él, su música entró en mi casa, como lo hizo en todas las casas de todos los gitanos del mundo. Cuando mi padre me puso sus primeros discos, los que hizo con Paco, nunca me imaginé que le iba a tocar yo. Fue un sueño para mí, soy un privilegiado de la vida.

–¿Y qué sucedió después?

–Después de Camarón me quedé huérfano. Me enfadaba hasta conmigo mismo cuando no me llamaban los cantaores después de haber tocado con el mejor del mundo. Pero hinqué los codos y me hice solista. Y desde entonces no paré de trabajar.

"Paco de Lucía está en mayúsculas y luego estamos los demás, él era el jefe de la guitarra de lo habido y por haber"

–¿Quién fue para usted Paco de Lucía?

–Paco de Lucía está en mayúsculas y luego estamos los demás. Todos tocamos bien hoy, pero él era el jefe de la guitarra de lo habido y por haber. Como ese guitarrista la vida no va a dar otra, aún se me ponen los vellos de punta.

–¿Y cómo maestro?

–Lo he pasado muy bien con él, le gustaba mucho la guasa, le gustaba casi más reír que tocar la guitarra, que ya es decir. Era risueño y bromista, aunque muy formal a la vez.

–¿Dónde queda el flamenco puro?

–Los puristas, aunque siempre tiene que haberlos, son dictadores. Y la música es libertad. El flamenco viene de todo el dolor de un pueblo y eso no es de mentira, es de verdad. Paco de Lucía se trajo el cajón de Perú y se ha quedado para siempre. Van entrando cosas y saliendo otras, pero permanece esta música sabia que es el flamenco. No estoy de acuerdo con los puristas porque hay otras cosas que conocer. Las cosas bonitas tienen que ser para todo el mundo.

–¿Qué proyectos tiene en estos momentos?

–He grabado con la Orquesta Sinfónica de la Comunidad de Madrid el Concierto de Aranjuez. Era un reto que tenía. A pesar de todo me gusta flagelarme musicalmente, me exijo aprender algo y tocarlo. También tengo ganas de hacer standards de jazz con un trío.

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