Vargas Llosa cree que el nacionalismo como ideología "empuja" a la violencia

El ganador del Nobel de Literatura publica el próximo miércoles 'El sueño del celta', donde explora los límites de la maldad

El escritor rescata en su novela la figura de Roger Casement, cónsul británico en el Congo a principios del XX.
Efe / Madrid

30 de octubre 2010 - 05:00

"Abrumado" por las innumerables muestras de cariño que ha recibido tras ganar el Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa se enfrenta ahora a la publicación de su nueva novela, El sueño del celta, en la que explora los límites de la maldad y reflexiona sobre los peligros del nacionalismo. "El nacionalismo es una de las fuentes peores de la violencia", y está detrás de "las peores carnicerías que ha vivido la Historia moderna", afirma el escritor. Desde Nueva York, donde procura seguir con sus clases en la Universidad de Princeton, el escritor peruano habla de su estado de ánimo y desgrana algunas claves de esta novela que Alfaguara publicará el 3 de noviembre en los países de habla hispana. Desde que la Academia Sueca lo encumbró el pasado 7 de octubre, Vargas Losa (Arequipa, 1936) no para de recibir felicitaciones, y eso "ha sido como otro premio", dice este portentoso narrador, siempre apasionado al hablar de su oficio de escritor.

Esa pasión late en las 450 páginas de su nueva novela, en la que da una paso más en "la cartografía del poder" por la que le dieron el Nobel y reivindica la figura del irlandés Roger Casement (1864-1916), un personaje "fascinante" donde los haya. Casement fue cónsul británico en el Congo a principios del siglo XX y amigo de Joseph Conrad. Fue uno de los primeros europeos en denunciar los horrores del colonialismo en el Congo. Su estremecedor informe sobre las atrocidades que allí se cometían con los nativos tuvo gran repercusión en la sociedad de su tiempo, como también sucedió con el que hizo tras su viaje a la Amazonía, para comprobar los abusos sufridos por los indígenas del Putumayo, en la frontera entre Colombia y Perú.

Una biografía de Conrad le descubrió a Vargas Llosa la existencia de Casement, cuya trayectoria parece sacada "de una novela y, al mismo tiempo, es un personaje misterioso porque hay muchas partes de su vida que están en sombra y que son objeto de controversia", comenta. "Eso a mí me estimuló porque me dejaba mucho campo para la invención, para la fantasía, para llenar todos esos huecos de su existencia", comenta el escritor, quien no duda en afirmar que en su nueva novela "hay más imaginación que historia", igual que sucedía, añade, en La guerra del fin del mundo y La fiesta del chivo.

Vargas Llosa derrocha entusiasmo al hablar de Casement. "Fue un gran luchador contra el colonialismo, el imperialismo, en una época en que todavía esas palabras tenían buena prensa". Pero en África se dio cuenta de que, "el colonialismo llevaba miseria, dolor y crueldad a un mundo primitivo, y que detrás de todo eso lo que había era una falta de legalidad y una codicia feroz".

"Yo creo que hay una cara del nacionalismo pacífica, democrática. Sin ninguna duda, hay partidos nacionalistas que juegan el juego democrático, que no son violentos, pero el nacionalismo en sí es una ideología que empuja hacia la violencia", confiesa.

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