Málaga acoge el estreno de 'Sangre, sudor y alegría', un documental sobre la hemofilia y la superación personal
La cinta narra la experiencia de cinco personas con esta enfermedad durante el Camino de Santiago
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El cine Albéniz de Málaga acogió este miércoles el estreno nacional del documental Sangre, sudor y alegría, una película centrada en la hemofilia y la superación personal que narra la experiencia de cinco personas con esta enfermedad y de sus familias, miembros de la Asociación Malagueña de Hemofilia, durante su recorrido por el Camino de Santiago.
La primera proyección, celebrada en la tarde-noche del miércoles, estuvo presentada por la actriz malagueña Virginia Muñoz y contó con la presencia de los directores de la cinta, Rodolfo Montero —ganador de dos premios Goya— y Rosana Marcos, así como de representantes de la Asociación Malagueña de Hemofilia y de la compañía biofarmacéutica Sobi, colaboradora del proyecto.
El documental, producido por la Asociación Malagueña de Hemofilia y Palamont Pictures, con la colaboración de Sobi, pone en el centro la voz y el testimonio de las personas con hemofilia, una enfermedad rara que afecta a la coagulación de la sangre. A través de sus protagonistas, la cinta refleja el reto físico y emocional que supuso para ellos completar seis etapas consecutivas del Camino de Santiago, una hazaña inédita para este colectivo.
“El documental es una historia inspiradora que da voz a quienes viven con hemofilia y muestran cómo afrontar la enfermedad con valentía y esperanza”, explicó el director Rodolfo Montero durante la presentación. “Ellos y sus familias han sido capaces de llevar a cabo un sueño: hacer el Camino de Santiago. Solo ellos pueden expresar lo que sintieron y vivieron en esa experiencia, y a ellos les damos voz y agradecimiento por habernos enseñado tanto en tan poco tiempo”, añadió la codirectora Rosana Marcos.
El presidente de la Asociación Malagueña de Hemofilia, Juan Antonio García Macías, destacó que este proyecto “se ha hecho con muchos propósitos”, entre ellos visibilizar los avances en el tratamiento de la enfermedad y mostrar a la sociedad que “la hemofilia de hoy no es la de hace 40 años”. “Gracias a la ciencia y a los progresos médicos, hoy podemos hacer cosas que antes eran impensables para nosotros”, subrayó.
Por parte de Sobi, la directora de Acceso y Relaciones Institucionales de Sobi Iberia, Beatriz Perales, calificó la experiencia de acompañar a las familias durante el Camino de Santiago como “única, llena de esfuerzo y superación”. “Ha sido una vivencia muy especial, con una mirada esperanzadora hacia el futuro de las personas con hemofilia. Hemos visto que pequeños pasos continuados pueden llevarnos a grandes metas, como ha ocurrido con este Camino”, señaló.
Una enfermedad poco frecuente y un desafío físico
La hemofilia es un trastorno hereditario de la coagulación en el que las personas carecen total o parcialmente de una proteína necesaria para detener los sangrados, lo que provoca que las hemorragias duren más de lo normal. Además, pueden producirse sangrados espontáneos, especialmente en articulaciones y músculos, que, si no se controlan adecuadamente, pueden causar dolor, lesiones articulares permanentes y pérdida de movilidad.
Por estos motivos, el Camino de Santiago supuso un reto extraordinario para los participantes del documental. Si ya las distancias cortas o los pequeños desniveles suponen un esfuerzo considerable para quienes padecen hemofilia, completar seis etapas consecutivas en seis días se convirtió en un desafío físico y emocional sin precedentes para este grupo.
El documental también pone de relieve cómo la educación en salud y los avances terapéuticos han mejorado notablemente la calidad de vida de las personas con hemofilia. No obstante, aún persisten necesidades no cubiertas, y los expertos apuntan que la adopción de nuevos objetivos, como la normalización de la hemostasia, podría acercar a estos pacientes a una vida lo más parecida posible a la de la población general.
Sangre, sudor y alegría se presenta así como una historia de esfuerzo colectivo, esperanza y reconocimiento a las personas que conviven con una enfermedad poco visible pero que, gracias a la ciencia y a la concienciación, encuentran nuevos caminos para seguir avanzando.
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