'La buena suerte' de Rosa Montero en un AVE camino a Málaga
La escritora firma la tarde del viernes ejemplares de su última novela junto a la librería Proteo
“La novela se escribe en la oscuridad"
Rosa Montero lleva una dualidad tintada en sus brazos. Sobre el izquierdo vuelan pájaros hasta el cuello. En el derecho, una consigna latina, Sapere Aude –atrévete a pensar– y la fórmula más famosa del mundo, aquella con la que Einstein puso patas arriba la física y cambió la forma por la que comprendíamos el mundo. En Rosa Montero todo parece girar alrededor de las ideas de libertad, cambio y transgresión.
Su última novela, La buena suerte, se le apareció en un AVE camino a Málaga, “venía de camino a un club de lectura cuando de repente el tren se paró entre estaciones, levanté la cabeza y vi el piso más feo del universo, pegado a las vías, perdido en un pueblo industrial horrendo, con un cartel de ‘se vende’ y pensé: ‘qué pasaría si alguien se bajara aquí y comprase el piso y se quedara’, no sabía por qué hacía eso el personaje”, cuenta la escritora.
Rosa Montero escribe así. Le llega un germen y deja que los personajes hagan, que le lleven por la páginas y las historias, se entrega completamente al devenir de la ficción. De ahí que dejase a Pablo perdido en ese pueblo inventado, Pozonegro, a ver qué hacía.
Este libro tiene tanto que ver con el destino que en los múltiples viajes que Montero ha vuelto a hacer a Málaga nunca ha sido capaz de atisbar aquel piso otra vez, “es como si el dios de los escritores me lo hubiese puesto. A lo mejor fue una especie de espejismo para que escribiese la novela”, asegura Montero.
En este viaje, “por desgracia”, no se le ha presentado ninguna novela. Viene Montero con dos propósitos, el primero, conversar sobre Helen Keller al amparo de La Térmica y su Festival DOCDOC de literatura y cine documental. El segundo aunará la tarde del viernes a sus lectores en torno a una firma de libros en la librería Proteo. “Me encantan las librerías con libreros prescriptores como Proteo, son como farmacias de guardia con una ventana abierta al mundo y es una tragedia que una librería como esta con tanto renombre se haya quemado”.
La buena suerte funciona de la misma forma que la vida, “he aprendido a dejarme llevar con las novelas, pero con la vida no, con la vida todavía me empeño, es esa cosa absurda que tenemos los humanos de hacer planes y proyectos y luego la vida te lleva por otros sitios. Pero en la novela sí, he aprendido a dejarme llevar por la creatividad y que la historia me la cuenten los personajes, la novela se escribe en la oscuridad”, cuenta Rosa Montero.
Por no saber, en un principio, la escritora no sabía siquiera si quién se bajaría del tren sería “un hombre o una mujer, en principio pensé el personaje como una mujer, pero un acto tan mudo, un misterio tan grande me funcionó como hombre”, hila Montero.
Enredando en las dualidades, cuenta Rosa que ella cree en la mala suerte, pese al título de su libro, todos hemos visto casos de gente que lo hace todo por alcanzar el éxito en la vida no llegar. “Pero la buena suerte, en realidad te la ganas tú. La buena suerte depende de no tener mala suerte y a partir de ahí, en remar hacia la buena suerte y contarte la vida de otra manera. Todo tiene que ver con el relato, si tú cambias la narración de tu vida, cambias tu vida”, asevera la escritora.
Pese a la poca distancia entre la vida y la novela a Rosa Montero no escribe autoficción, separa su vida de sus libros, de sus personajes, “aunque todos salgan de mi inconsciente”, ella usa la escritura para “vivir otras vidas, aunque sea a partir de personajes ciertamente extraños, me encanta el viaje al otro que supone la novela”, resume la escritora.
Y en ese viaje al otro el “gran valor es la empatía, interesarte por lo que le pasa a la gente” que es también el lazo de unión entre los dos mundos de Rosa Montero, el periodismo y la ficción. “Tiene que gustarte el otro para ser buen periodista y para ser buen escritor. Aunque el periodismo y la ficción son totalmente antitéticos, en periodismo la claridad es un valor y en ficción la ambigüedad es un valor”.
Rosa sigue eligiendo caminos, aunque a veces le gustaría elegir, decidir, cambiarse por otro. Mientras, sigue escribiendo historias, viviendo en otros.
“Tu vida siempre será más pequeña que tus sueños”
El coste de oportunidad vertebra la literatura de Rosa Montero, todo se queda, después de que el destino reparta, en qué perdemos “vivir es una constante pérdida. Cuando nacemos tenemos el mundo, podemos ser cualquier cosa: trapecista, astronauta, minero, cualquier cosa. Pero, a medida que avanzas el tiempo te va podando esas posibilidades del ser. Vas perdiendo tu infancia, amigos... vas perdiendo, el tiempo te va dejando una sola rama de tu vida, cuando tenías montones. Y la rama de tu vida, por muy maravillosa que sea siempre es más pequeña que tus sueños y que tus posibilidades. Por eso, ¿quién no ha tenido el sueño de vivir la vida de otro y salir del encierro?”, reflexiona Montero.
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