Cultura

El 'camino hacia los sueños' comienza esta Navidad en el Teatro del Soho

El maestro de ceremonias y el elenco del Hotel Imagine el día del estreno.

El maestro de ceremonias y el elenco del Hotel Imagine el día del estreno. / Marina M. Luna

Además de las luces, los villancicos y el chocolate con churros –con inexplicables colas kilométricas en estos días–, Málaga ofrece esta Navidad un plan indiscutible para disfrutar en pareja, con la familia, con amigos o en compañía del resto de espectadores. Poco más allá del bullicio, tras las puertas de cristal de la calle Córdoba, se abre en el Teatro del Soho Caixabank un camino de baldosas amarillas que conecta directamente con la emoción, con la sorpresa y la fantasía. Hasta el 7 de enero está en cartel el espectáculo Imagine, el camino hacia los sueños, una coproducción del Cirque des Sens, de Merlín Producciones, y el propio teatro con creación y dirección de Domingo Sánchez (Merlín), que se estrenó este miércoles festivo y que contiene los ingredientes del mejor circo en una factura de gran calidad para ofrecer más de hora y media ininterrumpida de un viaje en el que merece mucho la pena embarcarse.

A pesar de lo reducido de las dimensiones de un escenario teatral, no faltan en Imagine los acróbatas, los trapecistas, los juegos malabares, los contorsionismos, los saltos imposibles, la magia, los vuelos que dejan el corazón en un puño, el humor y el baile. Y todo ello vestido por unos efectos visuales que se convierten en grandes aliados del montaje, que ayudan a transportar al espectador a ese mágico hotel en el que Kiko y su familia se hospedan y cuyo ascensor eleva o desciende plantas para vivir cada número en un mundo diferente, colorido, vibrante.

Con elegancia, un vestuario y maquillaje muy cuidado y una puesta en escena repleta de detalles, el montaje se inicia con las sorprendentes acrobacias de un especialista y su gigantesco aro en el que se introduce, como Da Vinci hizo con su Hombre de Vitrubio, para iniciar un frenético movimiento que deja a más de uno con la boca abierta. Poco después una equilibrista se subirá en una pelota XXL para recorrer el escenario y jugar al hula hoop con una capacidad de equilibrio totalmente inverosímil.

Equilibrismos dentro de un aro gigante. Equilibrismos dentro de un aro gigante.

Equilibrismos dentro de un aro gigante. / Cirque de Sens

Manolo Carambolas llegará luego para hacer girar el diábolo con absoluta maestría y un trío de gimnastas doblarán su cuerpo en posturas inhumanas, harán saltos que obliguen a contener el aliento y pondrán el límite en un punto al que solo unos pocos elegidos pueden llegar. Los botones más cómicos recorrerán el escenario en bicicleta, en monociclo, en artilugios altísimos en los que nadie se explica cómo pueden avanzar sin pegarse una hostia monumental contra el suelo.

Venido directamente de una estrella fugaz aparecerá un trapecista que, junto con su compañera, ofrecerán uno de los momentos más emotivos del espectáculo, pero no serán los únicos que hagan sus piruetas en las alturas. Unas cuerdas o un gran tubo de metal serán herramientas suficientes para hacer volar a especialistas que no cabrá otra cosa que felicitar con aplausos por cada pirueta que levanta los suspiros preocupados de la sala. También los que despiertan los cuatro forzudos, con cuádriceps de cemento armado, tórax de mármol y biceps de acero que soportan el peso de sus compañeros como si fuesen de peluche, aunque el público nota el enorme esfuerzo físico que están realizando.

Los trapecistas en las alturas del Teatro del Soho. Los trapecistas en las alturas del Teatro del Soho.

Los trapecistas en las alturas del Teatro del Soho. / Cirque de Sens

Hay también lugar para una magia efectista con bolas de luz que parecen volar solas dirigidas por las manos expertas de un ilusionista, para el baile y el claqué, para el animal flow y un final musical dirigido por el maestro de ceremonias. Para ponerle algún pero, quizás sobren en el epílogo las explicaciones, el relato de un argumento que no es del todo necesario conocer para dejarse hechizar, para acompañarlos en el viaje, para prestarles la atención máxima durante toda la obra, para brindarles el calor de las palmas cuando fueron solicitadas.

Más allá del apunte, la música es una acompañante esencial, igual que la iluminación y, muy especialmente, el vídeo mapping. “Pretendo que Imagine sirva como punto de partida para recuperar aquello que en algún momento del pasado perdimos u olvidamos, para volver a creer, soñar, vivir y disfrutar hasta de las cosas más amargas que nos brinda este apasionante viaje que es la vida. Por eso, más que nunca, no olvides que… “lo único imposible es aquello que no seas capaz de soñar”, dice Domingo Sánchez, director de la obra. No sé si alcanzará a tanto, pero el buen rato diría yo que está asegurado.

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