Clásicos a oscuras, un placer renovado

Si Málaga es una ciudad envidiada en otros lares por sus museos y su agenda cultural, lo es también (y a menudo se pasa esta clave por alto) por la posibilidad que ofrece a los cinéfilos de disfrutar en salas de cine tanto del mejor cine contemporáneo alumbrado fuera de Hollywood como de los clásicos inolvidables del séptimo arte, en versión original subtitulada y con la mayor calidad en la proyección. A través del Cine Albéniz, sede central del Festival de Málaga, la empresa pública Málaga Procultura mantiene esta oferta de manera ininterrumpida, tanto en su cartelera semanal como en las propuestas destinadas a su filmoteca y los diversos festivales y ciclos que acoge. Las capitales españolas que compiten con Málaga en este negociado pueden contarse con los dedos de una mano, así que la comunidad cinéfila malagueña puede considerarse una privilegiada, sin reparos, en este sentido. Dentro de esta oferta, La Edad de Oro, el ciclo de cine clásico que el Albéniz acoge cada mes de septiembre, se ha convertido en uno de los programas más demandados; y, aunque ya no celebre su proyección inaugural al aire libre, conserva su atractivo, justamente, a la hora de concebir la sala de cine como espacio de resistencia, como nido de emociones y placeres perfectamente actuales. Así, La Edad de Oro volverá al Albéniz del 5 al 12 de septiembre con un total de 22 largometrajes distribuidos en siete apartados para deleite del respetable.

Dos de estos apartados rendirán homenaje a dos intérpretes inolvidables en el año de sus respectivos centenarios, Gena Rowlands y Paul Newman. Así, el ciclo dedicado al centenario de la actriz estadounidense Gena Rowlands incluye las proyecciones de Noche en la tierra (Jim Jarmusch, 1991), Una mujer bajo la influencia (John Cassavetes, 1974) y Faces (John Cassavetes, 1968). El de Paul Newman presentará tres películas del actor: La gata sobre el tejado de zinc (Richard Brooks, 1958), El buscavidas (Robert Rossen, 1961) y Cuatro confesiones (Martin Ritt, 1964).

Otras cuatro secciones del ciclo celebrarán la obra de otros tantos realizadores que han dejado una huella decisiva en el cine: Ingmar Bergman, David Lynch, Yasujiro Ozu y Robert Bresson. Se abordará el universo del sueco Ingmar Bergman con dos películas no precisamente muy conocidas pero por ello precisamente dignas de reivindicación, Prisión (1949) y La alegría (1950). El muy recordado David Lynch volverá a la pantalla grande con tres de sus títulos, bien distintos pero representativos de su alucinante filmografía: Mulholland Drive (2001), Una historia verdadera (1999) y El hombre elefante (1980). De Yasujiro Ozu se proyectarán Buenos días (1959), Cuentos de Tokio (1953) e Historia de un vecindario (1947); mientras que del francés Robert Bresson los espectadores podrán ver tres filmes imprescindibles, El dinero (1983), Pickpocket (1959) y El proceso de Juana de Arco (1962). Con esta remesa, el objetivo de la programación es justamente ampliar la noción de clásico, en una apuesta que asimila tal concepto no tanto en función del tiempo transcurrido sino de su influencia, de su aportación en el reconocimiento del cine como un arte universal. Finalmente, para demostrar que la consideración de clásico no está reñida con el gusto popular, la séptima sección de La Edad de Oro estará consagrada a los británicos Monty Python con sus tres películas más recordadas: El sentido de la vida (Terry Gilliam, Terry Jones, 1983), Los caballeros de la mesa cuadrada (Terry Gilliam, Terry Jones, 1975) y La vida de Brian (Terry Jones, 1979).

Además, y para alentar a la participación más allá del mero visitando de los largometrajes, La Edad de Oro acogerá en el mismo Cine Albéniz los días 10 y 11 de septiembre, con la colaboración de la Fundación La Caixa, un taller de iniciación al lenguaje cinematográfico para mayores de 55 años en el que se analizará la película de David Lynch Una historia verdadera. El mejor cine queda así al acceso de todos: ¿quién dijo, acaso, que se trataba de un privilegio?