Cultura

Los coches salvajes de Paco Peinado

  • El personal artista malagueño muestra hasta el próximo día 13 en la galería Birimbao en Sevilla sus últimos trabajos, en la línea de lo que el propio autor ha dado en llamar "realismo crónico"

El malagueño Paco Peinado, que regresa estos días a Birimbao, ha sido siempre uno de esos artistas que ha ido por libre, tanto por su desinterés manifiesto en adscribirse a grupos o tendencias pictóricas, como por su silenciosa reticencia a teorizar sobre su trabajo y sobre todo y en última instancia por el motor -o "la lucha" como prefiere él- que rige toda su producción: un incansable intento de explicarse a sí mismo, de conocerse. "Últimamente, por ejemplo, me he dado cuenta, al cabo de muchos años, de que lo que yo hago es una especie de realismo crónico, o así lo he llamado yo al menos. No es intencionado, ni nada relacionado con la literatura, sino algo tan sencillo como que pinto lo que veo en la calle todos los días", dice el artista, que hasta el próximo día 13 muestra sus últimas obras, casi una treintena y la mayoría de pequeño formato y en óleo sobre tabla o cartón, en la galería de la calle Alcázares.

Dice Peinado, nacido en Málaga en 1941 y Premio Andalucía de Artes Plásticas 1992, que en esta ocasión se ha dejado llevar por "la emoción". Por eso los coches que inundan cotidianamente las calles se desbordan en las obras que recoge Parking, el título de la muestra, agrupados en lugares inopinados, contra toda lógica: coches como peces coloridos que invaden el agua de una playa, que se amontonan en un barco, pero no uno de transporte industrial, sino más bien parecido al Arca de Noé, coches que brotan de la tierra como frutos imposibles, que se retan enigmáticamente frente a un surtidor de gasolina en un campo inundado por la luz cereal del mediodía y que hasta componen un insólito bodegón mecánico.

"Después de todo, es lo que uno ve cuando sale a la calle, coches por todos lados. Hace unos cuatro años, sin darme cuenta al principio, comencé a emplear ese motivo. Al fin y al cabo, en mi obra siempre ha habido una carga crítica de la socidad en la que vivimos", explica Peinado, que califica su pintura como "primitiva y salvaje". Creaciones que beben también de ciertos elementos del surrealismo y del expresionismo -en el catálogo de la exposición, el coleccionista y comisario Alberto Hevia emplea la expresión "romanticismo surrealista"- y en los que vibra, a pesar de la dureza de muchas de sus imágenes -por este motivo Luis Gordillo lo llegó a definir como un "pintor terrible"- un sentido del humor entre mordaz y tierno, además de un interés evidente por el uso del color y la condición matérica de la pintura.

"Una cosa que me permite la pintura con óleo es que, como tarda en secarse, voy cambiando las obras continuamente. Porque no trabajo con una idea fija, sino más bien a partir de pequeñas ideas que se disuelven conforme pinto hasta convertirse en otra cosa", añade Peinado, que además de esos trabajos invadidos por los coches y de una serie de formato especialmente pequeño y realizada sobre madera donde su pintura se vuelve especialmente concisa, muestra tambien otras piezas que reflejan temas y motivos característicos del autor: camas y mesas, insectos y parejas en trances sexuales, esqueletos, árboles, edificios, barcas o personajes incompletos con un aire inciertamente mágico.

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