Los diez conciertos a los que hubo que ir
Qué noche la de aquel día, vaya pedazo de concierto que te perdiste. Lástima, pero muchas veces es así. ¿Qué conciertos han sido imprescindibles en Málaga? Muchos, la verdad. Por la provincia han pasado casi todas las grandes figuras del rock, el pop y el jazz de las últimas décadas. J. L. García Gómez hace algo de memoria y esto es lo que recuerda. ¿Faltan muchos? Por supuesto, pero de aquí no sobra ninguno.


Qué noche la de aquel día, vaya pedazo de concierto que te perdiste. Lástima, pero muchas veces es así. ¿Qué conciertos han sido imprescindibles en Málaga? Muchos, la verdad. Por la provincia han pasado casi todas las grandes figuras del rock, el pop y el jazz de las últimas décadas, además de bastantes genios desconocidos del underground. J. L. García Gómez hace algo de memoria y esto es lo que recuerda. ¿Faltan muchos? Por supuesto, pero de aquí no sobra ninguno.
1. The Rolling Stones, julio de 1998. Alrededor de 50.000 personas acudieron a un espacio cercado en el puerto. Eso sí, desde Huelin lo vieron y escucharon unos cuantos miles más. Aquello fue el regreso de la ciudad al circuito de grandes eventos. Y aquel lo fue. Espectacular. Vale, ya estaban mayores, pero sonaban de maravilla. En 1998 aún eran el mayor espectáculo de rock del planeta Tierra. En 2008 lo siguen siendo.
2. Bob Dylan, abril de 1999. Sí, no hay quien reconozca una canción en directo, y si The Rolling Stones están mayores Dylan parece su abuelo. Todo es cierto, pero Bob Dylan es Bob Dylan y estuvo en La Malagueta. Sin él no existiría casi nada de lo que nos gusta del rock, el pop y el folk moderno.
3. James Brown, 1985. El hombre más trabajador del show business la lió en la plaza de toros de La Malagueta. Incluso en aquellos días en los que no era tan raro que nos visitaran grandes nombres aquello fue explosivo. Recuerden que en los alegres 80 por aquí pasaron Genesis –en una de sus mejores giras–, Queen, Prince –en Marbella, claro– y todos los grandes nombres de nuestra Movida. Y también fueron imprescindibles.
4. Morrissey, julio de 2004. Fuengirola tuvo el mejor festival alternativo de la Costa del Sol, el desaparecido AV –tuvo una corta segunda vida en colaboración con el Teatro Cervantes, pero ya ha muerto–. Por el Castillo de Sohail pasaron grandes nombres indies y dieron un montón de buenos momentos –Mogwai, Hood, Lamb, Albini y sus Shellac, Mouse on Mars–, pero el hito lo marcó Morrissey. El gran icono pop de la Inglaterra de los 80 demostró que es un genio y un divo: nadie pudo comer carne estando él en el recinto. No había pisado un escenario español en lustros, y eligió la Costa del Sol: el hotel Byblos y los Jaguar ayudaron en la elección. Quienes fuimos sabemos que mereció la pena aguantar sus caprichos. Muy cerca, en el Hipódromo de Mijas, se montó una serie de conciertos nada alternativos, con monstruos como Elton John, Lenny Kravitz y Rod Stewart, pero también se fue al garete: duró poco pero estuvo bien.
5. Lou Reed, julio de 2008. No era su primera visita a Málaga, ya estuvo en el Martín Carpena en el 2000, pero lo que bordó en el Teatro Cervantes superó cualquier calificativo. Trajo su disco maldito, Berlín, y dejo claro que es una obra maestra y que recrearlo con todo lujo de detalles por completo es elevar el rock a la categoría de arte. Su colega en The Velvet Underground, John Cale, también ha pasado un par de veces por la Costa del Sol sin acercarse a su nivel. Patti Smith, otra amiga, también vino en 2008 y sí que fue grande. Los años 60 y 70 se han lucido últimamente por Málaga, como Steve Winwood hace sólo unos días.
6. Joao Gilberto, julio de 2003. Las leyendas son más grandes si son humildes, como Joao Gilberto. Solo, sentado en una silla con su guitarra, el brasileño incluso permitió que el público, atónito y en respetuoso silencio, le pidiera canciones. Ya dice Caetano Veloso que Gilberto es el más grandes. Por cierto, el padre de la Tropicalia también estuvo grande: enorme.
7. Los Fabulosos Cadillacs, julio de 2003. Estuvieron en el Cervantes, y estuvo bien. Luego se fueron a tomar unas copas, se pusieron mejor y acabaron dando un concierto improvisado en un bar. Los afortunados juran que fue lo mejor de sus vidas, en lo que se refiere a conciertos. Un golpe de suerte, una azar del destino.
8. Mano Negra, 1995. Manu Chao es un guay, y siempre lo ha sido. Sin anuncio y bajo un nombre supuesto la lió en pleno centro de Málaga. Y todo el mundo se enteró, o así lo pareció. Lo que hoy es una discoteca latina se convirtió en una fiesta alternativa con la mejor música: todo el buenrollismo posterior es un mal chiste. En el mismo plan, pero además fue gratis, los belgas Deus reventaron los Baños del Carmen. Más grupos así son los que hacen falta. La música como celebración y no como negocio. Tampoco fue mucha gente, aunque sí estuvo publicitado, a la maravilla que fue el paso de los neoyorquinos Akron Family por el Teatro Cánovas este mismo verano. Apenas unos 30 espectadores saben que esa fue una de las noches que no había que perderse: la mejor cara del buen rollo, pero a la americana.
9. Camarón, en algún momento de principios de los 80. Sí, no sé cuándo pero sí dónde: en el aparcamiento del desaparecido Pryca Los Patios, o como se llamara entonces. Lleno a reventar, mucho humo tóxico y la mejor voz flamenca del siglo XX, con el acompañamiento de Tomatito. Los que estuvieron no lo olvidan. Ahí queda.
10. Rioji Ikeda, febrero de 2006. Marte fue un festival de música electrónica que se inventó la Junta de Andalucía y del que nunca más se ha vuelto a saber nada. Al menos, aquella jugada extraña dejó un momento inolvidable: Roiji Ikeda en el Teatro Cánovas. La música electrónica como expresión artística de vanguardia. Y además lo acompañó de imágenes. Nunca fuimos ni seremos tan modernos como en aquella noche de bleeps y bits.
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