Cultura

"Todo creador es responsable de reflejar el tiempo en el que le ha tocado vivir"

  • La escritora residente en Málaga prolonga su autobiografía poética con 'Un cadáver lleno de mundo', con el que acaba de ganar el premio Ricardo Molina y en el que recuerda su infancia y su adolescencia

Isabel Pérez Montalbán, cordobesa nacida en 1964 y residente en Málaga, sumó su nombre la semana pasada al palmarés del premio Ricardo Molina. Un cadáver lleno de mundo, su duodécimo poemario, será publicado el próximo año por Hiperión.

-El jurado destacó el equilibrio que en la obra se produce entre el contenido y la expresión. ¿Cómo consigue ese equilibrio?

-Creo que no se debe descuidar la investigación en el lenguaje ni reprimir la fluidez de la creatividad en aras del mensaje. Al contrario, dependiendo del mensaje, intento encontrar la forma más adecuada para emitirlo. Por eso cada libro que he escrito tiene su propia forma (ritmo, métrica, vocabulario, recursos). Por ejemplo, en Cartas de amor de un comunista sometí el verso a cierta disciplina y usé muchos vocablos sociopolíticos, porque me parecía consecuente con la voz del personaje, un hombre de ideas ortodoxas; pero al mismo tiempo necesitaba que el tono de las cartas transmitiera la emoción y la intimidad del amor y para eso dejé que fluyeran diferentes figuras retóricas, con el fin del salvar el poemario del prosaísmo y acercarlo a la lírica. Sin embargo, en otro libro más reciente, Siberia propia, un poema unitario que quería significar las contradicciones del amor, los sentimientos y la vida misma, quise aunar, a modo de collage, cientos de títulos de la literatura mundial, para conseguir contar algo propio con material ajeno, y aquí renuncié a la métrica convencional y preferí el versículo, la recurrencia, las reiteraciones sintácticas y gramaticales, otra forma de conseguir el ritmo que se precisaba para aquel mensaje. En Un cadáver lleno de mundo vuelvo al tono confesional que inicié en Los muertos nómadas, aunque hay un lenguaje renovado. Se trata en realidad de la segunda parte de un proyecto de autobiografía. En la primera recuperaba mis orígenes, a través de las personas y las cosas ya perdidas; en este segundo libro recupero mi propia existencia en dos periodos: el crecimiento en Córdoba y la supervivencia en Málaga, contando hechos significativos de la infancia, la adolescencia y la juventud.

-Desde su punto de vista, ¿qué relaciones debe establecer la poesía con la realidad cotidiana?

-Miguel Ángel Asturias dijo que entendía por literatura comprometida aquella que "se hace responsable" de los acontecimientos, las necesidades y las inquietudes de un pueblo, que es la voz de un pueblo y sirve de puente para dar a conocer las injusticias. Asumo esta idea y pienso que todo creador es responsable de reflejar el tiempo en el que le ha tocado vivir, mejor si lo hace con una conciencia crítica. Mi poesía bebe de la realidad, no huye de ella, pero también quisiera trascender la realidad misma para generar nuevas realidades. La poesía es un género que permite, a través del lenguaje, poner de manifiesto muchas cosas ocultas, latentes y esquivas.

-¿Qué supone para su trayectoria poética conseguir este premio?

-Espero que suponga un nuevo avance en mi creación. Cuando un libro se publica por fin, el autor se despoja de su lastre, del peso que posee al estar inédito, sin completar su proceso natural como producto comunicativo, disponerse a encontrar al receptor. Así se vuelve a abrir un horizonte para nuevas ideas latentes. Desde luego, le agradezco muchísimo al jurado que haya valorado mi libro porque hay en él escritores valiosos; también porque es un premio considerado a nivel nacional, pero sobre todo porque lleva el nombre de mi ciudad y me hacía ilusión reconquistar el diálogo con Córdoba, de la que me fui hace tanto tiempo. No obstante, no pierdo de vista el hecho de que un reconocimiento, este premio por ejemplo, es sólo el resultado de factores diversos. Un premio siempre es injusto, porque se singulariza una obra o un autor mientras se obvia a otros. Yo he estado en el lado de los despreciados, por eso no me dejo engañar por el brillo momentáneo y azaroso.

-¿Cómo ha evolucionado su voz poética desde aquel inicial No es precisa la muerte?

-Mucho, supongo. Entonces mi poesía era más hermética y me costaba exponer algunas referencias personales. Con Cartas de amor de un comunista hubo un cambio, pero seguía intentando comunicar a través de una voz ajena. A partir de Los muertos nómadas perdí el pudor y me liberé de ciertas ideas estéticas. Ahora bien, los temas, las inquietudes y creo que algunos rasgos estilísticos han permanecido, se han consolidado.

-¿De qué fuentes literarias bebe?

-De todo lo leído, especialmente de aquellos poetas y escritores que me han impresionado, pero las influencias y los referentes de un escritor son muy variados, más todavía hoy cuando los medios de comunicación ocupan tanto espacio. En este sentido, tal vez en mi imaginario estén más presentes el cine, la música, la televisión y la cultura popular.

-¿La poesía de la experiencia está perdiendo peso en beneficio de unos modelos más visionarios?

-Es un proceso lógico que cualquier movimiento literario tenga su auge y su decadencia, y cada tendencia tiene sus representantes destacados. Los mismos poetas llamados de la experiencia están evolucionando en sus textos. Tampoco esta década es la de aquellos años ochenta en que surge esa corriente. Era de esperar que aparecieran nuevos poetas y nuevas formas de expresión, algunas más visionarias y otras más conservadoras, porque hay poéticas muy diversas que conviven en este momento. Habría que analizar cada una para reflexionar sobre su valor y su posible trascendencia.

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