Encarni Navarro: "Mi sueño es cantar una zambombá en la Feria de Málaga"
La artista defiende que haya más folclore en la feria y que la "esencia no debe perderse"
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Desde principios de año no ha parado, pero reconoce que cuando llegan los meses sin erre, las galas "se potencian un poquito más". Encarni Navarro vive su verano entre chiringuitos, ferias y eventos, "meses de no parar". "Y yo, encantada de que me llamen para venir a su fiesta", confiesa. La Feria de Málaga es, junto a la Navidad, uno de los puntos álgidos de su calendario: "Este año vuelvo a banderar la marca de La Flor de Málaga, de Aceites Málaga".
Este año viene cargado de conciertos: la artista tiene cerca de una veintena de actuaciones a lo largo de los 9 días de Feria. Habrá Encarni Navarro para rato: en casetas, en el Málaga Palacio, en el Centro... Van a repartir abanicos con QR, sorterán lotes de aceite, tacones personalizados y camisetas. Todo de empresas malagueñas. "A mí me encanta ser muy malaguita", sostiene con una sonrisa.
No se considera solo cantante. "Yo soy donante de alegría", dice entre risas. Le gusta que cuando llega a un sitio, la gente "olvide los problemas": "Si encima hay música en directo y una espeluznada como yo dando energía, ya es un tándem precioso. Añádele unos sorteos y es el pack completo". Sus actuaciones no son fijas, le gusta lo espontáneo: "Llego a un sitio, veo la energía de la gente y ahí decido". Puede llevar una escaleta, pero "si no pega", la cambia. "Meto Manolo García si hace falta, me transformo con la primera sonrisa que vea", afirma.
En las ferias, sus músicos son su tesoro: "Son el motor de todo, yo soy un potro desbocado y ellos me siguen". Reconoce que cada actuación es única, sin guion preestablecido, poder modificar su repertorio según la respuesta del público, que es "lo bonito del directo". También cuida su voz todo lo que puede: "Hay que dormir mucho, hidratarse, comer bien. Lo intento, pero soy muy globo: si no hablo, reviento. Aunque evito los ruidos musicales después de cantar".
Hablar de la Feria de Málaga para ella es hablar de su infancia: "Yo vivía en Calle Larios cuando pasaban coches, salía en la carroza de la familia Pérez, íbamos por carretería vestidas de marenga. Era otro concepto, con caballos. Todo ha cambiado, pero la esencia no debe perderse". Por eso defiende que haya más folclore en la feria. "Para mí, una feria es rumbita, sevillanas malagueñas, verdiales… El reguetón puede irse a otros ambientes, pero en feria tiene que oler a tradición", comenta, y enfatiza que "respeta" los gustos de todos.
En ese sentido, alaba la recuperación de las malagueñas. El sábado pasado estuvo en el Festival de Malagueñas organizado por el Ayuntamiento y le pareció "un acierto, hay muchas malagueñas antiguas preciosas y nuevas también": "Eso no se debe perder, un verdial y una malagueña deberían ser himno en la Feria, incluso como hilo musical. Tenemos que sacar pecho de lo nuestro". Y ella lo hace. Aunque aún le queda algo por cumplir: "Mi sueño es cantar una zambombá en la Feria de Málaga, en agosto, con el calorcito".
Muchas actuaciones implican que la artista acumula sobre los escenarios un amplio repertorio de anécdotas, hay momentos que se le quedan grabados. Historias locas, admite entre risas, "hay muchas". Una vez vio llorar a una mujer mientras cantaba: "Me bajé del escenario, le di un abrazo, me dijo que había perdido a su hermana y la canción le recordó a ella y eso me llega. Si alguien disfruta o sana en un momento gracias a mí, ya merece la pena".
A Encarni Navarro le gusta la evolución que ha vivido la feria, sobre todo en el Centro: "Antes estaba muy masificada y desvirtuada. Ahora se disfruta más, aunque hay que seguir motivando, ir acorde a lo que hay, disfrutar con cabeza. Hay mucho turismo, hace calor, no todos van de flamenca, pero eso también es bonito. Yo me customizo camisetas con lunares, flecos, algo más cómodo". Porque al final, resume, "la clave está en el respeto". "Es feria, hay alegría, hay agua con misterio, pero hay que respetar y disfrutar", sostiene sonriente.
Más allá del escenario, la artista desea que "todo el mundo se lo pase bien", pero que sea conscientes de que "no hay que tirar las cosas al suelo": "Es una feria, sí, pero hay que ser limpios y tener respeto". Para ella, esa palabra —respeto— resume lo que debe imperar en todos los ámbitos. "Te tomas tu Cartojal, claro que sí, pero siempre con educación, porque estamos compartiendo alegría, y eso se hace con corazón y con cabeza", concluye. Y eso es lo que se ha propuesto ella, alegrar los corazones con su rumba y su flamenco.
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