Cultura

Con la esencia basta

Lugar: Auditorio Municipal Cortijo de Torres Fecha: Sábado 2 de agosto Formación: Roberto Iniesta (guitarras y voz); Iñaki Antón (guitarra); Miguel Colino (bajo); José Ignacio Cantera (batería). Aforo: En torno a 8.000 espectadores.

Es difícil imaginarse al joven Robe Iniesta pensando en dar grandes conciertos hace cinco lustros. Complicado verlo soñar con grandes auditorios hasta la bandera y entradas rozando los 30 euros, 5.000 pesetas de entonces. Imposible pensar en ilusionarse con cantar sus temas de Rock Transgresivo o Dónde están mis amigos dos décadas después. Ni que un día iba a moverse cual Rolling Stobe por un escenario hecho a medida, recreando un espacio lleno de grúas y contenedores como las del Puerto. Pero estamos en 2014 y las giras de Extremoduro son ya para todos los públicos, lejos de aquel Iros todos a tomar por culo del 97.

La vida cambia, pero no todo. Se pueden mantener las ganas de disfrutar con el directo de tu banda favorita, la que te marcó de joven, aquella que escuchabas en casetes que te copiaba tu mejor amigo y enseñabas a tu hermano mayor. Esa con letras que escandalizaban a los mayores. La vida cambia, pero no todo. Y menos las personas, a esas no se les puede cambiar. Tampoco a Extremoduro, cuya substancia básica sigue siendo la misma 25 años después. Canciones bien hechas, letras de poeta callejero y un Robe Iniesta pletórico. Es, sin duda, Extremoduro uno de los mejores grupos nacionales. Pocos suenan como ellos. Pocos pueden hacer lo que ellos. Ni decir. Y tampoco ninguna tiene tantos himnos que puedan ser cantados por generaciones diversas del cuarentón al adolescente. No es ya aquella banda transgresora de finales de los 80 y comienzos de los 90, pero mantiene su particular chispa, la que les mantiene al pie del cañón para arrasar en la taquilla allá donde van. En la noche del sábado ofrecieron en Málaga, como en las demás ciudades de la gira Para todos los públicos, un concierto largo, cercano a las tres horas. También falto de ritmo: imposible no cortarlo con un intermedio de 30 minutos y pequeños descansos entre la mayoría de canciones. Pero quizás eso dé igual, porque a Extremoduro le bastan unas canciones clásicas como Jesucristo García para que el auditorio se venga abajo.

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