Cultura

Un estudio revela que el habla en Málaga se asemeja al español común

  • La UMA publica una investigación que considera a la ciudad innovadora en patrones fonológicos · Se acentúa la divergencia con el dialecto de Andalucía occidental

Cerca de 500 millones de personas hablan el español como lengua materna en más de 20 países. El dato invita al optimismo sobre la vitalidad de un instrumento sometido a los vaivenes de sus hablantes. Desde hace más de una década, una iniciativa hispanoamericana se encarga de velar por su salud. El Proyecto de Estudio del Español de España y América (Preseea) nació con este fin, y la Universidad de Málaga fue de las primeras en unirse a la investigación. Un equipo de lingüistas capitaneado por los profesores Antonio M. Ávila, Juan Andrés Villena y Matilde Vida acaba de publicar (dentro de este macroproyecto) El español hablado en Málaga. Una de las novedades que arroja es que el habla en esta ciudad, a diferencia de sus homólogas de Andalucía occidental, tiende a converger con el español común.

"Se está formando una especie de variedad intermedia, el español común, entre el español estándar y el sevillano, donde confluyen el andaluz oriental y variedades como el murciano, el extremeño y el sur de Castilla, frente a Sevilla y Madrid", explica Villena.

Entre los hallazgos del estudio destaca la división de Andalucía en dos áreas. Por un lado, la occidental "en la que Sevilla tiene un influjo directo, lo que llamamos la norma sevillana, y que afecta fundamentalmente a Huelva y Cádiz", y la Andalucía oriental "que se unifica porque no le llega ese influjo sevillano en la misma medida". Esta divergencia remite a dos patrones de comportamiento lingüísticos diferenciados "sobre todo en pronunciación". En el patrón occidental apenas hay la distinción de s y z , está muy aceptado el seseo, y la pérdida de la j (rea en vez de reja, por ejemplo). En la zona oriental tiene una menor aceptación, o lo que es lo mismo, "lo fino en Andalucía oriental es distinguir la s y la z, no el seseo", incide Villena.

El trabajo de campo necesario para este estudio consistió en una serie de entrevistas realizadas -"de la forma más cercana a cómo se comporta uno cuando no es observado"- a 72 hablantes de la capital malagueña de entre 20 y 55 años (y más), de distinto sexo y nivel educacional, y con un condicionante más, la red social. Un concepto muy trabajado en antropología, lingüística y sociología y en el que el grupo de expertos de la UMA ha sido pionero.

"Tradicionalmente se creía que la clase social determinaba el modo de hablar. Luego se vio que dentro de una misma clase había diferencias de comportamiento lingüístico", resume Ávila. La red social se considera estructura intermedia entre el individuo y la clase social. Como ejemplo, Ávila recuerda a dos hermanos de La Trinidad con pocos años de diferencia, uno seseante y el otro zezeante. "Descubrimos que uno de ellos pertenecía a una hermandad (red social) y que hablaba como el resto de la cofradía", señala.

La anécdota enlaza con un hecho significativo. En Málaga no existía distinción de s y z hasta mediados del siglo XX. El Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía no establecía diferencia alguna "decía únicamente que los incultos zezean, y las mujeres y cultos sesean. Hoy hablamos de un porcentaje de distinción de s y z en jóvenes universitarios cercano al 100%", apunta el experto. Y aquí es cuando entra en juego el componente educacional, como indicador de clase social. "Cuanto más joven más se utilizan los patrones de prestigio. Lo que atrae el comportamiento lingüístico son los líderes de la red social, los que imponen la norma", detalla.

Otra de las conclusiones de la investigación remite a la pérdida en Málaga de la d intervocálica, en secuencias como hablado/ hablao, por ejemplo . "No ocurre igual en el resto de la península, la tendencia allí es a todo lo contrario, a reponer la d", sostiene Villena. El prestigio asociado a la conservación de la d se está perdiendo en Andalucía "mientras se refuerza en el centro de España", remata.

El estudio revela cómo los dialectos andaluces más occidentales están más cercanos a los caribeños en lo que a innovación se refiere. Y concretamente, el de Málaga "es muy innovador", destaca Villena. Los investigadores consideran en este sentido que la ciudad es "un laboratorio vivo" de ese proceso, artífice de la creación de un patrón lingüístico nuevo que "sorprende" a sus colegas hispanoamericanos.

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