Del éxodo obligado al trampolín de creatividad: el fotógrafo Dan Gamboa se reinventa en Málaga
Ha presentado su trabajo al Festival de Málaga de cine y espera con ilusión que prospere en la próxima edición
Javier Palomo, el malagueño que ha convertido su pasión por grabar en una empresa de referencia
"Es una historia bastante larga". Esta es una frase que suele aparecer al principio de las películas. Dan Gamboa (1988) también la utiliza para contar la suya. El colombiano de nacimiento abre la puerta al Málaga Hoy a su vida, que parece de novela: en 2018 trabajaba en China, adonde había llegado tras ganar un concurso internacional de arquitectura; tenía casa y toda una vida por delante. Pero a finales de 2019, la violencia que golpeó a su familia en Colombia lo obligó a parar en seco, a enviar dinero, a viajar, a protegerse a él y a los suyos "para evitar más problemas".
Viajó a España, donde estaban sus dos sobrinos, para desconectar y estar con ellos y "pasarlo bien". Fue entonces cuando la covid-19 azotó a China: "No pude volver a China y perdí mi trabajo, perdí mi casa, perdí todo". Atrapado por el cierre de fronteras, terminó instalándose en Rumanía. "Duré en Rumanía casi un año, vivía en una granja", explica. Cuando las restricciones de China se endurecieron aún más, otra oportunidad llamó a la puerta: "Gané un premio de periodismo en España, fui para tratar de reconectar a ver si podía volver a China, pero ahí es donde me tomé la decisión de que era mejor quedarme y volver a empezar".
Su llegada a Málaga no sabe si fue de casualidad o es que el destino tenía preparados otros planes para él. "No sé si yo elegí Málaga o Málaga me eligió a mí", admite con una sonrisa. Estaba buscando citas en toda España para presentarse ante la Policía por el tema de su familia y "la única cita disponible para presentarme fue Málaga". Así que cogió un coche y llegó a finales de noviembre de 2020, sin conocer la ciudad ni imaginar que se quedaría tanto tiempo. Cinco años después, sonríe al recordarlo.
Lo que lo retuvo fue, sobre todo, los malagueños: "El círculo social que he creado con mis amigos malagueños ha sido una cosa muy inesperada". Como "inmigrante", asegura que uno de los mayores temores es "empezar desde cero una vida social", pero en Málaga sintió que todo encajaba. "He conocido gente que ha sido muy importante en mi vida", reafirma. También logró reconectar con partes de sí mismo que creía olvidadas: "Mi abuela y mi madre son muy semanasanteras… y eso era una cosa de niño que yo había desconectado y que en Málaga pude volver otra vez a conectar con ello".
Las oportunidades laborales también surgieron casi de manera natural. Lo que comenzó como un hobby —la fotografía y el vídeo— tras su premio de periodismo digital en 2020-2021 se transformó en su vocación. "A partir de ese momento empecé a enfocarme en ello y a verlo de una forma un poco más aterrizada, más profesional", asegura, y añade: "En Málaga se me han abierto puertas que muchos años en otros lados no se me habían abierto".
Su formación en arquitectura, estudiada en Cúcuta, su ciudad natal en la frontera entre Colombia y Venezuela, sigue reflejándose en sus fotografías y vídeos. "La arquitectura me ha servido para entender mucho el espacio, la forma en que la gente interactúa con el espacio", explica. No reniega de la profesión que eligió para formarse, pese a que viva de otro sector: "La arquitectura me abrió muchas puertas, entre ellas, cómo llevar la fotografía o el video".
Viajar siempre ha sido otra de las pasiones de su vida, es algo que lleva haciendo desde hace "muchísimos años". Con 18 años empezó a acudir a ponencias y eventos de arquitectura en otros países y aprovechaba para "mochilear", recorriendo Latinoamérica durante semanas. Fue también la época del auge de las redes sociales, donde empezó a contar sus experiencias: "Empecé a utilizar foros y mi perfil de Twitter -donde ya acumula más de 100.000 seguidores- y demás para contar mis viajes".
Cuando se le pregunta por un viaje que le haya marcado, resopla y duda. "¡Guau! Complicado...", responde. Aun así, menciona tres países que le marcaron especialmente a la hora de footgrafiar y contar historias: Tailandia, España y Rumanía. "Son los tres países a los que les tengo muchísimo cariño". Asegura que los tres le "enseñaron que la vida muchas veces se tiene que tomar con más calma que con la que nos la tomamos normalmente".
Esa pausa en medio de toda la vorágine que es la vida es la que pretende reflejar en su trabajo actual. Más que la fotografía arquitectónica, le apasiona el documental. "Soy un enamorado de la humanidad y creo que viajo precisamente para entender cómo la gente se expresa y cómo la gente ama incluso". Prefiere capturar la realidad tal cual sucede: "No me gusta mucho hacer ficción… me gusta simplemente capturar los momentos que están sucediendo".
Casi en un susurro confiesa, con la emoción y el vértigo de los proyectos nuevos, que se ha embarcado en un proyecto cinematográfico. Y, fiel a sus gustos y su mirada sobre la sociedad, su primera idea ha sido un documental. Ha presentado su trabajo al Festival de Málaga de cine y espera con ilusión que prospere en la próxima edición: "Espero que eso dé los frutos el próximo año que tanto estoy esperando". Mientras tanto, sigue construyendo su vida en Málaga, la ciudad que lo acogió por casualidad.
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