"Me gustaría que el museo tuviera una mayor proyección internacional"
Lourdes Moreno | Directora artística del Museo Carmen Thyssen Málaga
Al frente del Museo Carmen Thyssen Málaga desde 2011, Moreno hace en esta entrevista balance de los quince años de historia de la pinacoteca y apunta algunas claves fundamentales para el futuro inmediato de la institución
'Telúricos y primitivos', en imágenes
Para su llegada al Museo Carmen Thyssen Málaga como directora artística, Lourdes Moreno no recorrió precisamente un camino sembrado de rosas. Su nombramiento tuvo lugar en abril de 2011, solo tres semanas después de la inauguración del centro en el Palacio de Villalón, tras la inesperada dimisión de María López, primera elegida para el cargo. Moreno, que venía dirigiendo la Fundación Picasso Casa Natal desde 2006, tomó entonces las riendas de la institución bajo la premisa de que su labor estaría inevitablemente en el punto de mira. Al mismo tiempo, el material de que disponía para empezar a trabajar, la colección de pintura española del siglo XIX de la baronesa Carmen Thyssen, no parecía el más favorable para atraer al público en un contexto crítico e historiográfico que había dado la espalda a sus artistas. Por si fuera poco, mientras el Museo Picasso crecía ya hasta alcanzar su posición de primer museo andaluz, Málaga recibía pocos años después las sedes del Centro Pompidou y el Museo Ruso de San Petersburgo en un órdago que acaparó portadas internacionales y que parecía condenar al Museo Carmen Thyssen a la irrelevancia. Desde entonces, la historia, como suele suceder, ha sido sin embargo muy distinta: el Museo Carmen Thyssen Málaga registró en 2024 su récord de afluencia con más de 200.000 visitantes, signo de una consolidación fuera de duda. En los años 2020 y 2021 fue el museo malagueño que mejor gestionó el impacto de la pandemia merced a una fidelización con el público local y nacional bien contrastada. Algunas de sus recientes exposiciones temporales han sido celebradas entre las más destacadas en toda España en los últimos años, mientras que sus programas culturales y educativos crecen igualmente en afluencia y aceptación. Su nueva muestra, Telúricos y primitivos, una revisión de la influencia del arte rupestre y del mundo rural en el arte español de vanguardia del siglo XX con obras de Picasso, Miró, Manrique, Millares, Martín Chirino, Maruja Mallo y muchos otros, es un buen ejemplo de esta historia de éxito a contracorriente. En esta entrevista, Moreno hace balance de estos (casi) quince años de historia y apunta algunas claves fundamentales para el futuro.
Pregunta.¿Qué aporta una muestra como Telúricos y primitivos a la trayectoria expositiva del museo?
Respuesta.La exposición obedece, ante todo, a una línea de actuación que venimos desarrollando desde hace un tiempo. Si bien durante unos años dedicamos una serie de exposiciones monográficas a artistas relacionados con nuestra colección, como Julio Romero de Torres, Iturrino, Darío de Regoyos y Anglada Camarasa, no tardamos en diseñar otras propuestas corales en torno a ideas y motivos concretos. Creo que, en este sentido, el punto de inflexión fue la exposición Perversidad. Mujeres fatales en el arte moderno. Otra muestra de este tipo que tuvo una muy buena acogida en particular fue Fantasía árabe, dedicada a la pintura orientalista. Esta decisión nos permitió ampliar el abanico de posibilidades y abordar nuevos discursos sin desvincularnos de la colección, ya que siempre tomamos esas ideas y motivos de lo que sugieren y representan sus obras. En los últimos años hemos mantenido esta línea pero poniendo todo el foco en el arte español, lo que nos conecta aún más con la colección. Telúricos y primitivos es un buen ejemplo de todo esto. Más allá de su contenido, la exposición nos ha permitido ampliar y reforzar nuestra red de alianzas con otros museos e instituciones, con préstamos muy significativos. Y, algo que me hace especial ilusión, hemos puesto toda la atención en presentar obras de carácter informal y abstracto, que a menudo resultan difíciles para el gran público, de una manera didáctica, muy a conciencia, con tal de que todo el mundo pueda disfrutarlo. Digamos que hemos logrado satisfacer no pocos objetivos con esta exposición, de la manera más rigurosa y coherente.
P.En este trabajo de ampliación de horizontes a partir de la colección del museo, ¿ha habido que hacer de la necesidad virtud?
R.Lo cierto es que a día de hacemos lo que hacemos gracias a que disponemos de la colección como marco referencial. Si tuviéramos una colección internacional tal vez habríamos conquistado otras metas, pero no habríamos llegado a donde hemos llegado. Lo importante es, siempre, encontrar tu lugar en el mundo y ver qué puedes hacer a partir de ahí. Nuestro lugar venía determinado por la colección y hemos actuado en consecuencia. No te diré que lo que se ha conseguido ha sido una sorpresa, también, para mí misma. La representación de lo cotidiano y lo andaluz que proponía la pintura académica del XIX presente en la colección estaba fuera de los grandes museos y del debate crítico cuando empezamos, pero todo el mundo, empezando por la baronesa, se ha empleado a fondo para demostrar que era posible desarrollar un discurso artístico significativo a partir de la colección. Nuestros equipos de conservación y de educación trabajan a conciencia para crear puentes entre esta referencia y otras muchas. Todo lo que hacemos sale de la colección; es lo que tenemos que hacer, desde luego, pero no concebimos la posibilidad de trabajar de otra manera.
"Nuestras posibilidades de trabajo venían determinadas por la colección y hemos actuado en consecuencia"
P.¿Es entonces el Museo Carmen Thyssen un triunfo de la imaginación?
R.Creo que en el mundo del arte acudimos demasiado a menudo a los lugares comunes, a lo que más le gusta a la gente, a lo que de antemano reviste más posibilidades de éxito. Pero, sí, es posible ganarte al público desde otros flancos. Ojo, en nuestra colección tenemos obras de pintores muy reconocidos, pero precisamente por eso hemos dedicado más esfuerzos a hacer visibles a otros autores menos populares. Y ha salido bien.
P.Hablaba de su compromiso con hacer comprensible el arte informal y abstracto al gran público, pero ¿realmente corresponde a los museos asumir tales objetivos?
R.El público es fundamental, siempre, para cualquier museo. Y, en nuestro caso, va en nuestro ADN el compromiso con ser un museo especialmente cercano. No sé hasta qué punto lo hemos conseguido, pero ese es nuestro empeño. Eso sí, no seguimos los dictados de la moda, ni atendemos a lo que está en boca de la gente. Queremos presentar propuestas que puedan resultar interesantes a un nivel no solo artístico, también social, y eso nos obliga a pensar mucho lo que hacemos. De ahí la importancia, trascendental, que tiene para nosotros el trabajo educativo. Aspiramos a ofrecer exposiciones muy cuidadas que puedan disfrutar tanto especialistas como visitantes que no tengan mucha experiencia en museos. Ahí el montaje es también una solución estratégica para que el público dé rienda suelta a su intuición y perciba vínculos más o menos visibles entre distintas obras. El reconocimiento de la forma siempre es placentero, y nosotros queremos hacerlo accesible a todo el mundo.
P.¿Cómo le gustaría ver crecer el museo a medio plazo?
R.La verdad es que Telúricos y primitivos nos ha abierto algunas líneas de actuación muy interesantes en las que ya estamos trabajando. Hay varios proyectos en marcha y algunos están ya considerablemente avanzados con vistas a los próximo cuatro años. Somos un museo de presupuesto mediano, pero no te ocultaré que me gustaría que el museo tuviera una mayor proyección internacional. Aunque todo dependerá de los presupuestos de que podamos disponer.
P.¿Y confía en que esos presupuestos ampliados puedan llegar en un periodo razonable?
R.Ojalá. Pero no todo depende de los presupuestos. En los últimos años hemos incorporado nuevos patrocinadores que nos han permitido crecer en una dirección muy interesante. Del mismo modo, la llegada de más patrocinios podría favorecer una proyección mayor y el desarrollo de proyectos más ambiciosos. Al mismo tiempo, el contacto con la comunidad local es muy importante y también nos abre muchas puertas. En el Museo Carmen Thyssen Málaga podemos hacer una exposición como la de las Santas de Zurbarán, en parte, porque en la ciudad hay una sensibilidad muy especial con el barroco, por la Semana Santa o por otros motivos, y esa es otra línea que queremos seguir explorando. Las ideas no se agotan tan fácilmente.
P.¿Cuándo podrá visitarse el yacimiento arqueológico?
R.El Ayuntamiento ha hecho una inversión enorme para sacar a la luz el yacimiento y ponerlo a disposición del público que quiera visitarlo. Como sabes, hubo que resolver problemas derivados de los acuíferos, drenar el agua y abrir un pozo, ya que estaba todo inundado, y no ha sido nada fácil. Pero la pasarela ya está instalada y la recuperación del yacimiento afronta sus últimos detalles. En octubre vamos a comenzar a producir todo el material de vídeo y de realidad aumentada que permitirá contar con todo detalle a los visitantes la historia de la antigua casa romana, una hermosa villa situada en una especie de polígono extramuros, donde un industrial de la época tenía su propia factoría de salazones desde la que exportaba sus productos a todo el Mediterráneo y, al mismo tiempo, mantenía una pescadería para atender a los compradores locales. Para nuestra mayor suerte, este propietario tenía gustos artísticos y decoró su casa con pinturas bellísimas que se han conservado. Vamos a trabajar mano a mano con el arqueólogo Pedro Sánchez Bandera, de Arqueosur, tal y como hemos hecho hasta ahora, para crear el mejor material didáctico posible. Si no hay más sorpresas, confío en que para comienzos del año que viene, en febrero o marzo, el yacimiento pueda recibir a los primeros visitantes. Todo esto nos hace mucha ilusión, porque lo que el público va a poder encontrar aquí va a modificar seguro su imagen de Málaga.
"Confío en que para comienzos del año que viene, en febrero o marzo, el yacimiento arqueológico pueda recibir a los primeros visitantes"
P.En la rueda de prensa para la presentación de Telúricos y primitivos, tanto el alcalde, Francisco de la Torre, como la baronesa Carmen Thyssen confirmaron la continuidad del museo. ¿Tiene algo que comentar al respecto?
R.No más de lo que se dijo entonces. El proyecto funciona bien y su continuación es voluntad de todas las partes.
P.En sus últimas comparecencias juntas ha sido fácil advertir una mayor complicidad entre ambas.
R.Es así. Han pasado ya algunos años y la relación ya no es solo profesional, nos profesamos un afecto mutuo.
P.¿Ha sido siempre así?
R.Al principio no, claro. Pero eso es lo habitual en cualquier relación personal. Cuando yo llegué al museo no nos conocíamos, manteníamos una relación cordial pero por las dos partes estaba claro que esa relación había que construirla. Y así lo hemos hecho. No solo nos llevamos bien, creo que nuestro vínculo no podría ser mejor actualmente.
P.¿Cuál ha sido su momento más difícil en el museo?
R.Cuando llegué hubo que hacer un ejercicio muy serio de escucha, de atender a los otros. Y eso nos implicó a todos. En esa coyuntura, no siempre comprendías a los otros y no siempre te sentías comprendida. No fue fácil. Pero lo mejor que tiene este museo es su equipo humano. Todos aprendimos a escucharnos, a tener en cuenta a los otros, a ser flexibles y adaptarnos. Y hoy nos entendemos a la perfección, nos basta con mirarnos para saber qué necesitamos. Mi aprendizaje fundamental de estos quince años es que lo más importante de cualquier proyecto está en las personas que lo hacen posible. Por eso me esfuerzo en cuidar a mi equipo cada día.
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