Málaga se llena de cultura en una multitudinaria Noche en Blanco
Más de 150 actividades gratuitas repartidas por 81 espacios acompañaron a una velada que no apagó las luces
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Málaga vivió este sábado una de sus noches más concurridas del año. La edición 2025 de La Noche en Blanco convirtió el centro de la ciudad en un hervidero cultural desde las ocho de la tarde hasta la una de la madrugada. Calles abarrotadas, colas en museos, plazas llenas de vida y más de 150 actividades gratuitas repartidas por 81 espacios ofrecieron una imagen clara: la cita sigue siendo un éxito absoluto de participación.
Bajo el lema “Todo arte es poesía”, la noche rindió homenaje al escritor Rafael Pérez Estrada, cuya figura estuvo muy presente en instalaciones como Inmersión perezestradiana en el Archivo Municipal o La ley ascendente de la poesía, que llenó de versos y color la calle Larios, uno de los espacios más transitados de la jornada.
La afluencia fue constante y numerosa. El público llenó museos como la Casa Natal de Picasso, que acogió la exposición Guernica despedazado de Julio Anaya, y el Centre Pompidou, que abrió en horario especial con su muestra de Kandinsky. También el Museo Ruso y el Carmen Thyssen registraron una gran afluencia de visitantes, algunos de los cuales esperaron más de lo habitual para acceder a las salas.
La música y la danza animaron distintos puntos del centro histórico. Destacó el concierto Melodías de Luz de la Hermandad de la Salutación, así como actuaciones callejeras en el entorno del Teatro Cervantes y la plaza de la Constitución. El Centro Cultural La Malagueta, por su parte, estrenó con éxito el I Ruedo del Arte, una exposición colectiva que reunió a más de 140 artistas urbanos, entre grafiteros, muralistas y fotógrafos, en un espacio transformado para la ocasión.
Los más pequeños también tuvieron su espacio en la llamada Nochecita en Blanco, centrada en el Soho y otros enclaves familiares. Talleres, cuentacuentos y actividades interactivas ofrecieron alternativas para que la cultura también se viviera en familia. Para muchos, fue la primera toma de contacto con un evento que logra integrar todas las edades.
En paralelo, hubo propuestas escénicas, instalaciones visuales y performances que sorprendían en esquinas inesperadas: desde danza contemporánea hasta proyecciones audiovisuales sobre fachadas históricas. Una programación variada y extensa que exigía al visitante tomar decisiones casi estratégicas para poder abarcar lo más posible.
El Ayuntamiento reforzó el transporte público y los servicios de seguridad, y desplegó puntos de atención con pulseras identificativas para menores y personas con dificultades de orientación.
Málaga volvió a demostrar que la cultura, cuando se abre al público sin barreras, encuentra una buena respuesta. La Noche en Blanco no es solo un evento en la agenda: es ya una tradición que la ciudad hace suya. Una noche para mirar, escuchar, caminar y compartir donde Málaga no apaga las luces.
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