Maná y Marenostrum Fuengirola sellan una noche de 'amor clandestino'
La banda mexicana repasó sus grandes éxitos en un concierto de "desmadre"
El grupo Maná se enamora de este pueblo de Málaga

Málaga/La brisa del mar y la temperatura cálida de finales de junio no se quisieron perder una noche inolvidable: Maná volvió a demostrar por qué sigue siendo una de las bandas más escuchadas y más queridas del mundo hispano. La banda mexicana llenó de emoción y energía el Marenostrum Fuengirola en una cita que reunió a varias generaciones, con las entradas casi agotadas, para repasar una discografía que ha marcado la vida de millones de personas en el mundo.
La tarde arrancó con buen pie. A las 19:45, Chambao abrió la jornada con su característico flamenco. La Mari, profeta en su tierra, ofreció un espectáculo que puso a tono al público con clásicos como Pokito a poko y Ahí estás tú. "¡Que viva Marenostrum, que ya es internacional, no se queda en Fuengirola, muchas gracias por seguir viniendo, que lo paséis muy bien, familia!", dijo la artista al público bajo la luz del sol, aún abrasador. Los asistentes no dudaron en acompañar a la artista en cada una de sus canciones.
Una hora después, a las 20:45, llegó el turno de Efecto Mariposa, que volvió a casa con una selección de temas que dispararon la nostalgia: Por quererte, Diez minutos, No me crees… La emoción se sentía tanto en el escenario como en las gradas, que estaban completamente llenas. "Vamos a darlo todo en este rato que vamos a estar juntos", saludó Susana Alva, la vocalista del grupo, al público, que todavía se abanicaba.
Pero el plato fuerte de la noche estaba reservado para las 22:15. Con casi una puntualidad alemana, cuando las luces se apagaron y los primeros acordes de Hechicera comenzaron a sonar, Marenostrum Fuengirola estalló en gritos. Fher Olvera apareció en el escenario con su energía intacta, acompañado por Alex González a la batería, Sergio Vallín en la guitarra y Juan Calleros al bajo: la formación original que lleva más de tres décadas haciendo historia.
"¡Buenas noches, Fuengirola!", exclamó Fher. Y con ese saludo empezó una sucesión de éxitos que hicieron vibrar a todas las personas que llenaban el recinto. De pies a cabeza, Labios compartidos, Mariposa traicionera, Bendita tu luz... La banda mexicana no dejó fuera ninguno de sus grandes exitos. Cada canción era coreada a viva voz, y las pantallas mostraban juegos de luces y audiovisuales varios. Abajo del escenario, parejas abrazadas, hijos con sus padres, y grupos de amigos entregados por completo, lo habitual en un concierto de Maná.
La puesta en escena fue otro de los puntos fuertes del espectáculo: pantallas LED, proyecciones animadas, un diseño de luces impecable y un sonido rotundo acompañaron a la banda durante más de dos horas de concierto. El público viajó en una montaña rusa emocional siguiendo el ritmo del grupo, bailando con Clavado en un bar, coreando Eres mi religión o dejándose llevar por la pasión de Te lloré un río.
Casi al final, el broche de oro lo puso Rayando el sol, himno de varias generaciones, interpretado como si fuera la primera (m–o la última– vez. La voz de Fher se fundió con la de un público eufórico en un momento catártico, con fuegos artificiales de fondo que estallaron justo al acabar el tema. Eran las 00:15, pero nadie quería que terminara.
Para rematar, el cielo de Fuengirola se iluminó pasadas las 00:15h con un espectáculo de drones que dibujaron guitarras, corazones y el nombre del grupo. Poco después arrancó el DJ set del aftershow, que mantuvo el espíritu de la noche en alto hasta bien entrada la madrugada para celebrar el décimo aniversario del festival.
La actuación de Maná en Marenostrum Fuengirola fue un viaje emocional, una celebración de la música latina, y un homenaje a dos bandas malagueñas, donde el amor creció y el paso del tiempo pareció no haber existido. Una noche para recordar que, pase lo que pase, algunas canciones siguen siendo faros encendidos frente al mar.
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