Una misma dirección para el genio

La Casa Natal y el Museo Picasso hicieron ayer gala de su cordial entendimiento con ocasión de sus respectivas convocatorias festivas

Visita de Christine, Almine y Bernard Ruiz Picasso, ayer, a la Casa Natal.
Pablo Bujalance Málaga

28 de octubre 2013 - 05:00

El catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Málaga Eugenio Carmona lo dijo bien clarito el pasado sábado en el acto institucional del décimo aniversario del Museo Picasso: "Quien ame el Museo Picasso debe amar la Casa Natal. Lo que está escindido administrativamente no debe estarlo sentimentalmente". La expresión de este deseo respondía a una evidencia: la relación entre las dos grandes instituciones picassianas de la ciudad no ha sido siempre precisamente cordial, lo que se ha debido, en parte, pero no sólo, a que desde la inauguración del Museo Picasso ambas han estado vinculadas a instituciones públicas de signos políticos distintos. De modo que el primer gran atractivo cultural de Málaga, Picasso, ha visto demasiadas veces mermadas sus posibilidades por el empeño (incomprensible) de ambos centros de remar en direcciones diferentes cuando no opuestas. Desde hace ya algunos años, afortunadamente, el sentido común se ha abierto camino en este trance, gracias principalmente a la buena relación que el director del Museo Picasso, José Lebrero, y el de la Fundación Picasso Casa Natal, José María Luna, mantienen desde antes de que ambos asumieran sus respectivas y presentes responsabilidades; pero la cordialidad también responde, en un porcentaje no menor, a la madurez que Málaga parece demostrar al fin, aunque sea de manera incipiente, respecto a Picasso y a los beneficios que entraña el rumbo común de las dos instituciones. Ayer domingo, este entendimiento quedó especialmente manifestado en la coincidencia del Octubre Picassiano de la Casa Natal, que celebra este año su 25 aniversario, y del Abierto 24 horas con el que el Museo Picasso festejaba desde la noche del sábado e ininterrumpidamente su décimo cumpleaños. Y, sí, ciertamente se trató de una ocasión festiva, por todo lo alto, bendecida por el buen tiempo, dado que Málaga puede alegrarse de que el asunto Picasso haya quedado, al fin, en manos cómplices.

La entente quedó ayer consolidada mediante la actividad, común a ambos programas, titulada De Picasso a Picasso: unas grandes y blancas palomas (¿pajaritas?) de papel señalaron el camino de una institución a otra, de la Plaza de la Merced a la calle San Agustín, y quedaron a merced de cientos de niños que, guiados por voluntarios (quienes, por cierto, vestían el uniforme del Museo Picasso y la acreditación al cuello de la Casa Natal), las llenaron con sus pinturas, dibujos, collages y demás adornos, hasta hacer del arte, el que hacen los más pequeños, el que prefería Picasso, motivo de alegría para un domingo. Mientras tanto, las colas para entrar al Museo Picasso y aprovechar sus actividades gratuitas se mantuvieron bien prolongadas hasta la calle Echegaray y algo más allá; y a la vez, en el interior, grandes y chicos disfrutaban con los talleres organizados en torno a la exposición de Hilma af Klint, las visitas guiadas a la colección con invitados como Dani García y alumnos de Primaria de varios colegios de la capital, un taller de chapas de Oh Málaga!, teatro familiar y las actuaciones musicales del Cuarteto Granada y, ya por la tarde, la murga Los Vivalavida.

Pero quizá el gran símbolo del encuentro fue la visita que formalizaron a la Fundación Picasso Casa Natal Christine, Bernard y Almine Ruiz-Picasso, patrona de honor, presidente del Consejo Ejectivo y patrona del Museo Picasso respectivamente y artífices esenciales de su colección permanente. José María Luna informó a este periódico de que los tres disfrutaron especialmente con la exposición Picasso / Falla, que revisa todo lo concerniente al ballet El sombrero de tres picos, que se estrenó en 1919 con la escenografía y el diseño de vestuario de Picasso, así como con el resto de dependencias de la Casa Natal; y el mismo Luna les aseguró que "siempre podrán encontrarnos a quienes formamos el equipo de la Fundación en el camino de la excelencia". Hoy Málaga puede contar que ambos ejes van de la mano en ese camino, lo que únicamente puede traducirse en beneficios. Que dure.

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