Velada cultural Más de 30.000 personas participaron de las actividades nocturnas

La noche de las colas mojadas

  • A pesar de la repentina lluvia, 'La noche en blanco' superó las expectativas de público · Tan sólo se suspendió el concierto de Russian Red al poco de empezar

En el paisanaje de la noche cabe todo. La fauna que pulula un sábado por las calles de una ciudad como Málaga pondría nervioso a más de un etnólogo. La molesta lluvia de la pasada Noche en blanco vino a ratificar el axioma. Bajo el paraguas la paciencia parece dilatarse, no hay prisas, ni ganas de hacer otra cosa que no sea estar parado tras las puertas de un teatro o un recinto amurallado durante horas.

Frente al Teatro Cervantes y La Alcazaba las colas de espera no parecían tener fin. Ante semejante estampa más de uno se preguntaba si un coliseo vacío y un monumento iluminado despertaría tanto interés cualquier otro día del año. Pero resulta que la visita era gratuita y no están las cosas para muchos dispendios. Ese debía ser el motivo para que miles de malagueños y foráneos (no tantos) prefiriesen aguardar religiosamente su turno antes que recorrer las más de 70 actividades entre conciertos, representaciones teatrales y exposiciones que condensaba un programa ideal -todo hay que decirlo- para un ocioso hiperactivo.

Tras el paréntesis vespertino, sobre las doce y media de la madrugada la lluvia volvía a hacer acto de presencia y, una de las propuestas más ingeniosas de esta edición (que se saldó con más de 30.000 visitantes) sufrió sus efectos. Junto al Rectorado la instalación ¿En cuál encajas?. Arquitectura en la calle realizada con objetos de decoración de segunda mano se empañaba. Los cartones de la cueva, los colchones y mantas y la alfombra de este polifacético hogar lloraban lluvia por unas horas. Aún así, antes y después, la propuesta de los alumnos de la Escuela de Arquitectura se llenó de curiosos y de comentarios positivos. Las proyecciones de imágenes televisivas en el muro trasero y el sonido ambiente (a base de timbres, sirenas y demás interferencias urbanas) completaban una iniciativa pensada para levantar ampollas sobre el estado de la vivienda y la precariedad de sus distintos moradores.

De regreso al centro histórico, la música en directo le ganaría la partida a la lluvia (Efecto Mariposa congregó a más de 2.500 asistentes), a excepción del concierto de Russian Red que se tuvo que suspender a los pocos minutos.

Pero un noctámbulo que se precie no soporta tanta sobredosis de arte y cultura sin la parada de rigor para la hidratación. Y ahí estaba la fiesta de los mojitos en La Coracha que aguantó lo suyo hasta que las copas se llenaron de demasiada agua y la barra cerró antes de lo previsto. Quedaban muchos noctámbulos aún y las colas acabaron por trasladarse a su hábitat natural: la puerta del bar.

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