Literatura

La odisea en el espacio del astronauta Rafael Muñoz Zayas

  • El poeta presenta su último libro este viernes por partida doble, primero en la Librería Luces y luego en la Noche de los Libros en La Térmica

El escritor Rafael Muñoz Zayas (Panamá, 1972).

El escritor Rafael Muñoz Zayas (Panamá, 1972). / María Alcantarilla

El libro queda precedido por una citada tomada de Rimbaud: “No os sorprendáis si casi no escribo: el principal motivo es que nunca hay nada interesante que contar”. Y lo cierto es que Los astronautas de verdad no regresan a casa parece escrito por alguien que casi no escribe: el volumen se resuelve en 42 páginas y 21 poemas, en su mayoría breves y plagados de blancos, con una querencia notoria por el arte menor y la impresión más ligera en la primera hojeada. Pero este resultado obedece no tanto a una escritura mínima sino a una profunda depuración, tal vez una desescritura: su autor, Rafael Muñoz Zayas (Panamá, 1972), creador de un significativo árbol de poemarios publicados desde 1996 además de alguna novela, custodia de hecho una versión anterior del libro considerablemente más abultada. Así que la gestación de este casi opúsculo ha sido, contrariamente a lo que daría por entender su envergadura, larga y esmerada durante no pocos años, en una tarea más centrada, como quería Beckett, en retirar que en incluir, en podar que en recolectar. De cualquier forma, Los astronautas de verdad no regresan a casa es uno de los golpes de honestidad más certeros que la poesía en lengua española ha sido capaz de dar en la mesa en los últimos años. Y para dar cuenta de lo escrito, lo no escrito y lo desescrito, Muñoz Zayas presentará su libro este viernes en Málaga, la ciudad en la que reside desde hace varias décadas, por partida doble: primero, a las 19:00, en la Librería Luces (Alameda Principal, 37), junto a los escritores Lucas Martín y Javier La Beira; y más tarde, a las 23:00, con una lectura en el escenario de poesía de La Noche de los Libros, el festival literario de La Térmica.

"Una visión fatalista y pesimista de la realidad me parece más fiel respecto a la misma realidad”

No importa el amor / te arrancarán / los ojos al fugarte. Así empieza Los astronautas de verdad no regresan a casa. En la obra de Muñoz Zayas, la figura del astronauta evoca a quien debe decidir entre quedarse y marcharse. O, para ser precisos, en palabras del autor, “el astronauta sabe que para encontrar su lugar en el mundo tiene que tomar distancias, irse lejos. Pero si irse es difícil, el regreso nunca es sencillo, por más que el astronauta crea que al volver ya está en disposición de ocupar su espacio”. La diatriba puede remitir a la náusea sartreana (te arrancarán los ojos al fugarte /muchacho horrendo / te arrancarán los ojos al volver, concluye el mismo poema), pero tiene que ver más con el pesimismo en la línea de Schopenhauer y, también, de Nietzsche. Tal y como advertía Rimbaud, Muñoz Zayas decidió dejar Los astronautas de verdad no regresan a casa en una médula tan rigurosa ante la sospecha de que lo que tenía que contar tampoco tenía más importancia, en el sentido de que no iba a servir para cambiar nada, justo en la línea del pensamiento pesimista más reconocible. “Imagino que todo esto es consecuencia de haber conocido a Baudelaire a una edad demasiado temprana. Leer determinadas cosas cuando se es demasiado joven puede conducirte a una visión fatalista de la realidad. Pero, en todo caso, la visión fatalista me parece más fiel respecto a la misma realidad que cualquier otra más cándida, como la que impregna buena parte de la poesía que se escribe actualmente. Eso sí, mi padre me recomendó que si quería escribir poesía leyera antes a Pessoa. Y he tenido esto siempre muy presente, en el sentido de que nunca he dejado de leerlo y de que siempre he querido parecerme a él. Aunque no lo consiga, claro”, advierte el poeta.

El astronauta de Muñoz Zayas se queda así en una voz más sugerida que afirmada, crecida en el silencio antes que en la afirmación. Y, precisamente, preguntado por Cioran, al que también admira como apóstol definitivo del pesimismo, el autor no reniega del silencio como aspiración vital y estética. Lo demuestra en parte una bibliografía poética que, tras el Premio Ciudad de Ronda que conquistó Sones de dicha en 2001, únicamente ha conocido otro título hasta Los astronautas de verdad no regresan a casa, aquella Tierra de provisión de 2013. En el camino publicó Muñoz Zayas la novela Malestar (2006) y escribió otra que tiene previsto publicar próximamente. Mientras tanto, nuestro astronauta continúa su particular odisea en busca de su lugar en el mundo (Mientras sopla el tiempo / que nadie podrá detener, reza Pequod). Sin abandonar las estrellas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios