Verano lector en Málaga: entre los superventas y las joyas ocultas
'La península de las casas vacías' y 'La muy catastrófica visita al zoo', entre los más buscados
La librería Luces de Málaga escribe un nuevo capítulo en su historia: abrirá los domingos este verano
Las lecturas cambian de ritmo cuando llega el verano. Los libros se van de viaje en la mochila, toman el sol en la playa, se abren al borde de la piscina o acompañan las tardes largas bajo el ventilador. En estos meses, la literatura busca entretener, evadir, emocionar y, a veces, también hacer pensar. En las librerías de Málaga coinciden en ese boca a boca silencioso que convierte a ciertos libros en imprescindibles. "Este verano se va a leer una mezcla de libros que se salen de los rankings con los libros más vendidos", señala José Antonio Ruiz, gerente de la librería Luces, y añde que hay libros que todos los años se venden, pero no dan ruido: "Son libros de fondo".
Entre las apuestas firmes para esta temporada aparecen nombres conocidos. Ruiz anticipa que el último de Muñoz Molina, El verano de Cervantes, parece que va a ser uno de los libros del verano. Junto a él, Mi nombre es Emilia del Valle de Isabel Allende y La muy catastrófica visita al zoo de Joel Dicker ocuparán, previsiblemente, los primeros puestos. "Eso en el pelotón de los tops", puntualiza. Pero más allá del escaparate, lo que este verano se mueve con fuerza es esa categoría que Ruiz define como "literatura clásica contemporánea": libros que no necesitan el empuje de una novedad para encontrar lectores, porque ya forman parte de muchos.
Uno de esos libros es La península de las casas vacías. "Ahora mismo es el libro que le puede hacer sombra a los grandes tops como Isabel Allende", asegura Ruiz. No lo sostiene una campaña de marketing, sino los datos reales: "En España se han vendido de ese libro no menos de 100.000 ejemplares". Jesús Otaola, director de Proteo, coincide: "No ha sido un libro que haya habido montaña en la librería y se venda de golpe. Es un libro que poco a poco ha ido conociendo el lector, se ha ido recomendando de uno a otro y entonces sigue siendo el libro del verano, pero de una forma muy sutil".
Esa sutileza, ese crecimiento lento, convierte al fenómeno en algo aún más valioso. En la misma línea, Otaola rescata otra joya que sigue deslizándose en las mochilas estivales: El infinito en un junco. "Este libro concreto nos permite este verano por su tamaño llevarlo a cualquier lado: a la playa, a la piscina... Y encima es una edición decorada por los lomos, ya no solamente es el contenido, sino el placer del libro como objeto físico".
En otro rincón de las estanterías, late El loco de Dios en el fin del mundo, de Javier Cercas. "Las casualidades de la vida hacen que a Javier Cercas lo inviten a escribir un libro sobre el papa justo cuando muere. Nadie planifica la muerte de un papa, pero el momento ha sido exacto para que se hable mucho del libro", reflexiona Otaola y añade que es "una cosa curiosa de leer", ya que se trata de un libro sobre un católico "escrito por una persona que no cree".
Y entre tanto título de grandes nombres, hay lugar también para lo cercano. Otaola recomienda con entusiasmo Acera de la Marina, de María Dolores Acosta: "Aunque es una novela con otros temas, lo que me gusta es la descripción tan magnífica que hace de ese centro de Málaga que ha desaparecido". El director de Proteo sostiene que es un libro que "a todos los malagueños nos va a gustar, nos va a interesar": "Está tan bien escrito que merece la pena también por el placer de leer".
El lector de verano, recuerdan desde Proteo y Luces, no siempre es el lector de invierno. "Hay ese lector ocasional, que además es muy importante que se enganche", dice Ruiz. Y también está quien entra a la librería pidiendo "algo fresquito, ligerito, para evadirse un poco". La lectura veraniega es también un tiempo de recuperación, de cumplir con lecturas pendientes, de reconciliarse con las historias que se han aplazado durante todo el año.
Y no todo son grandes nombres: los jóvenes vienen pisando fuerte con su propia búsqueda singular. "Hay una nueva moda: ediciones especiales decoradas. Esos libros con primeras ediciones pequeñas y preciosas que se agotan enseguida", cuenta Otaola. Según recuerda, en la Feria del Libro recibieron a grupos de jóvenes que iban buscando esos ejemplares únicos y lo esperan también para estos meses: "Para ellos era una fiesta poder comprarlos".
Entre las novedades más sonadas, clásicos que resurgen y recomendaciones que se transmiten de unos a otros, el verano se convierte en uno de los mejores momentos para recuperar el hábito lector o dejarse sorprender por voces nuevas. "Lo importante es que la gente lea, aunque sea solo en vacaciones", defiende Jesús Otaola. Porque en esos días más pausados y con más luz, un buen libro puede transformar el verano de cualquiera.
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