Visto y Oído
Magno
Visto y Oído
Cuéntame cómo pasó lo tenía fácil para terminar bien lo que no resta nada a ese final. La presencia de Carlos, de Ricardo Gómez, era motivo suficiente como para reunir a una audiencia emocionada y entender que ese hombre, ese niño que fue creciendo a nuestros ojos hasta convertirse en un adolescente que le iban creciendo los dramas, era la esencia de la serie. Sin él Cuéntame era algo menos, aunque permaneciera la voz de Carlos Hipólito. Carlos era Cuéntame, sin desmerecer a la abuela Herminia.
María Galiana ha sido nuestra abuela a lo largo de todos estos años. A base de disgustos de la hija, del yerno y del resto de la descendencia en la vida real esa venerable manchega se habría muerto de un jamacuco. Y ha sido la brillante sevillana que le ha dado vida quien ha permitido con su trabajo que Herminia se extendiera evolucionando, madurando.
En unas circunstancias habituales, y comprensibles, una actriz se habría retirado por salud pero ha estado hasta los 88 años siendo leal a su papel y a su universo de ficción. Sencillamente admirable.
Cuéntame debía acabar y, al fin con una temporada extra, debía acabar bien: es decir, estrujándole el corazón a la gente. Era necesario, como sabían sus espectadores. Cómo han pasado los años, cantaba de forma prodigiosa Karina. Elena Rivera también forma parte de nuestra familia. Así lo sentimos. Esa vecina de enfrente que terminaba quedándose en el salón de nuestra casa. Una casa que se llama España y que no cambiaríamos por nada en el mundo, donde los jueves (o ya si eso los miércoles) sonaba “Cuéntame, cómo te ha ido...”.
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