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El pasado martes fue un día en el que quienes asistíamos -creo que hablo por todos- a la entrega del X Premio Clavero que Grupo Joly y su cabecera Diario de Sevilla junto a la Fundación Persán promueven quedamos gratamente estupefactos al escuchar el discurso de la premiada. Se trata de Pilar Manchón, una filóloga -¡humanista!- e investigadora universitaria que ostenta un cargo de división de honor en asuntos tan globales como la dirección estratégica de investigación en la más global de las empresas, Google. (Si quieren, vean en este periódico las crónicas de Ignacio Martínez y Magda Trillo.) Su alocución fue digna de recuerdo: media hora sin papeles y con alta elocuencia y orden expositivo, con gracia y humildad, con precisión y propósito, aportando reflexiones de largo alcance y a la vez local y regional, y encima aliñando su memorable faena con pinceladas familiares, estudiantiles y hasta futboleras. Silicon Valley no paga fantasmas; no en vano las principales compañías del mundo radican allí. Estuvo descomunal, la verdad. De gran premio. Muy esperanzadora. Pero...
El cargo de Manchón, junto con otros muchos pares, es estratégico en el organigrama de un gigante tecnológico (y mucho más que tecnológico, pero esa es otra cuestión). La estrategia es el alma grande de la gestión de empresas, que trata de la adaptación de una empresa a su entorno: es una disciplina práctica pero que aspira ser filosófica (la filosofía reflexiona sobre la relación del hombre con el universo). En estrategia, la diferenciación es un pilar conceptual, que alude a la conveniencia de ofrecer algo diferente a lo que ofrecen los rivales, y más preciado para los demandantes (clientes, pacientes, estudiantes, votantes). Pilar resultó interpelante al hablar de su tierra, Andalucía, en esa clave: "Tenemos que aprovechar lo que nos hace diferentes y especiales". Es simple; puede hasta parecer cándido. Pero si permiten otro apunte técnico, la frase apela a un axioma: si para competir no te basas en tus recursos y tus capacidades, lo tienes crudo. De donde no hay, no se puede sacar. Si no se dan las circunstancias o no se interviene sobre ellas con propósito, las potencias se evaporarán sin acabar siendo hechos. Recordarán: "Andalucía va a ser la California de Europa". Pero de la palabrería política al hecho va un gran trecho.
La filóloga convertida en una ejecutiva -habrá muchos- del desarrollo corporativo de Google lanza una idea, la de buscar palanca en las esencias especiales de una tierra, Andalucía, para convertir unas supuestas capacidades congénitas en beneficios para una región que a duras penas converge en renta con su entorno, la Unión Europea, ostentando unos niveles de desempleo vergonzantes y una dependencia casi de monocultivo del turismo, esa ancla de poco valor añadido. ¿Cómo vamos a lograr que nuestras supuestas capacidades distintivas transformen a nuestra tierra en un manantial de desarrollo que nos emancipe del bajo valor de la hostelería y la hotelería, cada vez más rentabilizado por fondos ajenos al territorio? No cabe pedirle a Pilar Manchón -esa crack incontestable- que nos resuelva tan complicada ecuación. Ella trabaja para el centro del mundo. Su patria chica es periférica, y ya le queda más que lejos. Es el gran reto de las autoridades políticas del Sur conseguir que nuestros talentos reviertan su formación y su capacidad aquí. Muchas cualidades naturales y de promesa de estabilidad nos adornan. Mas, del dicho al hecho, va un gran trecho. Sin nada que objetar a la propuesta de la valiosa mujer que encantó al recoger este premio rompedor y que nos conmueve, debemos ser conscientes de que nuestros talentos mejores están a tiro de AVE o de vuelo transoceánico al centro del mundo económico vigente, como es el caso.
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