Análisis

Roberto Scholtes

Lo que quedará tras la tormenta

Las rápidas subidas de tipos ya se han cobrado sus primeras víctimas relevantes en algunos bancos de EEUU, que han arrastrado a Credit Suisse. No se puede descartar que alguna otra entidad con gran desajuste entre los vencimientos del pasivo y del activo sea rescatada, pero el riesgo de una crisis sistémica parece reducido. La banca cuenta con balances mucho más sólidos que hace quince años y con las líneas de apoyo de los bancos centrales, está mejor regulada y ha invertido esta vez en deuda pública y no en activos tóxicos.

Pero, cuando esta tormenta pase, quedarán algunos efectos persistentes. Los bancos, en especial en EEUU, tratarán de apuntalar sus balances, reteniendo más liquidez (para lo que tendrán que remunerar mejor los depósitos) y a restringir el crédito. Los fondos de capital-riesgo podrían tener menos capacidad o apetito para financiar compañías innovadoras, haciendo más difícil y caro que accedan a nuevo capital.

Este probable endurecimiento de las condiciones de financiación -que se acentuará si el BCE y la Fed vuelven a subir tipos en mayo- aumenta la probabilidad de una contracción de la actividad económica y de una caída de los beneficios empresariales, y de que estas sean más intensas de lo esperado.

Así que no parece que unas turbulencias financieras de esta magnitud se vayan a resolver con un par de semanas de corrección bursátil. Nos espera un tortuoso proceso de consolidación hasta que haya más visibilidad sobre el sector bancario, las políticas monetarias y la evolución de la economía y de los beneficios empresariales.

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