El 7/10 murió Palestina

03 de octubre 2025 - 03:08

El 7 de octubre de 2023 no fue solo un día trágico para Israel, sino el principio del fin de lo que muchos llamaban “la causa palestina”. Ese día, Hamás, en nombre de Palestina, decidió arrasar con la legitimidad internacional que tanto se había cultivado durante décadas. No hablamos de una ofensiva militar entre ejércitos, sino de una masacre indiscriminada de civiles: niños arrancados de sus casas, ancianos ejecutados, mujeres secuestradas. Esa brutalidad marcó un antes y un después, porque en ese instante el mundo dejó de ver a Palestina como víctima y empezó a verla como cómplice de su propio verdugo.

A partir de ahí, se puede hacer todo el teatro que se quiera en Naciones Unidas, se puede votar en Bruselas lo que convenga a la diplomacia europea, se pueden publicar comunicados con lenguaje florido sobre la solución de los dos Estados. La realidad es que, tras el 07/10, Palestina como proyecto político ha muerto. Murió porque Hamás lo enterró bajo una montaña de cadáveres inocentes. Y porque ningún Estado serio va a poner su prestigio en juego defendiendo a quienes justifican la barbarie. Se dirá que el pueblo palestino no es Hamás, que también hay víctimas civiles bajo las bombas de Israel, que la tragedia golpea a ambos lados del muro. Y es cierto. Pero la política internacional no se mueve por matices morales, sino por símbolos. Y el símbolo que quedó grabado fue el del terrorismo como bandera. Ese es el sello que mató la viabilidad de un Estado palestino, más que cualquier resolución de Netanyahu o veto norteamericano.

Lo demás es puro decorado. La ONU seguirá organizando comités, la Unión Europea se disfrazará de mediadora imparcial, y en Ramala se seguirán escribiendo discursos sobre derechos y autodeterminación. Pero ya nadie se lo cree. Porque un Estado no puede nacer de un secuestro, ni sobrevivir de una matanza. Palestina perdió su oportunidad cuando dejó que Hamás hablara en su nombre. Y aunque los burócratas sigan repitiendo la consigna de “dos Estados, dos pueblos”, la historia será más cruda: el 07/10 murió Palestina, y la mató Hamás.

El gran error de Occidente es fingir que no lo sabe. Fingir que todavía hay una mesa de negociación esperando a ser ocupada, como si la diplomacia pudiera resucitar lo que el terrorismo ejecutó en directo. Pero los pueblos no se inventan en despachos ni en resoluciones. Se construyen con credibilidad, con instituciones, con respeto a la vida.

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