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LA fiesta cósmica como la denomina la autora de este librito tan interesante Victoria Sendón de León y que reproduzco lo reservado para hoy 7 de septiembre: "Día de ayuno como limpieza ritual de cara a la ingestión del brebage sagrado o 'kykeón'. A la caída del sol tienen lugar danzas catalépticas en honor a Dionisios, en las que repetidamente se escucha el 'iacchos' o grito ritual. Después los fieles entran en el 'telesterion' o cámara sagrada donde tiene lugar la revelación. El hierofante y la sacerdotisa copulan teatralmente, salen de las tinieblas y proclaman: 'la omnipotencia ha parido al omnipotente.' Esta noche se revela a los asistentes, bajo el efecto del 'kikeón', los misterios de la vida y la muerte, quedando obligados a guardar el secreto eternamente". Es parte de la memoria de las fiestas primigénias de los pueblos que hoy se llaman Europa. La Iglesia Católica las llamó paganas y se apresuró en sustituirlas. Pero es precisamente esa paganidad lo más profundo y radicalmente humano de nosotros mismos.
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